Sexsomnia
Tal vez te hayan contado alguna vez un episodio de sexsomnia, puede que incluso te haya pasado o que lo hayas visto en alguna película.
La sexsomnia es una parasomnia (es decir, un trastorno del sueño caracterizado por comportamientos o fenómenos fisiológicos anormales que tienen lugar coincidiendo con alguna de las fases específicas del sueño, o con las transiciones sueño-vigilia). Normalmente esto ocurre en la fase de sueño no REM, más específicamente en la fase III que se caracteriza por el sueño profundo, por lo que los comportamientos que acompañan a la sexsomnia se dan de forma inconsciente.
Puede que ahora mismo tengas dibujada en tu cara una sonrisa, mientras lees acerca de este curioso término que seguramente no conocías y que a priori puede parecer un trastorno divertido y placentero. Pero para la persona que sufre de sexsomnia es común sentir confusión, negación, culpa y vergüenza, ira, miedo, frustración y repulsión. Todo ello junto a altas cuotas de estrés. La realidad es que tanto para la persona que lo padece como para aquellas que le rodean puede tener consecuencias clínicamente negativas, e incluso legales.
Una persona con sexsomnia puede involucrarse durante el sueño profundo en cualquier tipo de actividad sexual: masturbación y caricias eróticas (a sí mismo o a otros), relaciones sexuales (con conocidos o extraños) e incluso abuso sexual. Hablo en masculino porque las dos terceras partes de los afectados son hombres. Es importante destacar que la persona afectada de sexsomnia podría no conocer su condición si no involucra a terceros y no se despierta en el proceso, o deja evidencias que puede observar una vez despierto.
Para las parejas estables suele ser difícil de manejar y puede llegar a romper la relación. Hay que recordar que los actos sexuales durante la sexsomnia se realizan con la mirada en el vacío y estando psicológicamente ausente (pero esto no se debe a poco interés sexual).
También puede pasar que una persona con sexsomnia realice actos sexuales más desinhibidos, agresivos o contrarios a sus habituales deseos o gustos, lo que puede generar interpretaciones erróneas en las parejas.
Cuando involucra abuso sexual, las implicaciones para la víctima son iguales a las de las otras formas de este abuso. Pero para el “agresor” (recordemos inconsciente) puede resultar emocionalmente devastador, pudiendo constituir un trauma psicológico.
Tener sexsomnia no es tener sueños eróticos (recordemos que los sueños ocurren fundamentalmente en la fase IV del sueño, es decir la fase “REM” (que significa movimientos oculares rápidos, según sus siglas en inglés “Rapid Eyes Movement”), y la sexsomnia ocurre fundamentalmente en la fase III del sueño que es No REM.
Hoy por hoy se estudian los factores correlacionales más comunes con esta parasomnia:
- Se conoce que incluyen el consumo de alcohol o drogas (aunque no debe confundirse con las conductas desinhibidas o la amnesia propia de la intoxicación por alcohol o drogas).
- También la fatiga y el estrés.
- Igualmente se circunscriben como factores asociados a estas condiciones la depresión y la ansiedad (hipervigilancia diurna y sueño inquieto).
- Es importante recordar que la conexión de la sexsomnia con trastornos sexuales o represión sexual no ha sido probada.
En general, no existe ningún tratamiento específico para esta parasomnia. Existen medidas, tanto para ayudar a una persona con sexsomnia, como para proteger a las personas cercanas.
- En el área psicofarmacológica, se ha probado con medicamentos como sedantes y antidepresivos, pero ninguno ha probado su efectividad.
- Es importante evitar el consumo de alcohol y drogas, especialmente, en horas cercanas al inicio del sueño.
- Trabajar en la higiene del sueño, implantar rutinas saludables, crear un ambiente de sueño adecuado.
- Si la persona no tiene pareja, puede trabajar desde la psicología las consecuencias personales negativas a nivel emocional. Y si la persona tiene pareja estable, la terapia de pareja puede ser necesaria para atender los conflictos que la sexsomnia genere.
- En casos de riesgo de violencia sexual, puede requerir dormir en cuartos separados. Y si hay riesgo de autolesión, eliminar los objetos con los que se pueda generar.
Como casi todos los trastornos relacionados con el ámbito de la sexualidad, la sexsomnia es un trastorno poco estudiado. Cierto es que en este caso debemos añadir el hándicap de su difícil atención, ya que ocurre de manera inconsciente durante el sueño y que no suele presentarse por períodos de tiempo tan prolongados como otras parasomnias.
Personalmente, abogo por la información para que hablemos de sexo en todas sus condiciones, con el fin de seguir conociendo todas sus, a veces simples y otras, intrincadas implicaciones. Discúlpame si hoy… he desdibujado aquella sonrisa ingenua y divertida con la que empezaste a leer.
Por Ana Paredes – Sexóloga