…un cambio

Nunca pensé que algún día tuviera la posibilidad de escribir artículos para una revista. Siempre estuve en la parte lectora, esa que te permite libre y airosamente ser crítica con lo leído, no tan solo por su contenido, sino también por la elección de ese contenido. ¿Por qué no escriben sobre esto o lo otro?si yo pudiera… Y de repente llegó el momento en que yo, pude.

Mi temática es la sexualidad, contenido del que me apasiona hablar desde cualquier punto de vista susceptible de ser tratado. Pero hablar de sexualidad no es hablar solamente de sexo. Es hablar de los hombres y las mujeres que practican ese sexo, que lo promueven, que lo sugieren, que lo exigen o que lo legalizan desde una estructura de poder. Y consecuentemente es hablar de aquellas mujeres, madres que dan vida a hombres que escalan puestos para oprimir a otras mujeres madres o no. Mujeres que sufren desde la base que sustenta la estructura sin pertenecer a ella. Hasta que ellas hablan y se empoderan.

Quiero usar responsablemente la oportunidad que cada artículo me brinda para poner mi granito de arena en conseguir que cada una de nosotras podamos vivir una sexualidad plena, libre. En la que una mujer no sea “puta” por ninguna otra cosa que no sea recibir una compensación económica por un desempeño laboral elegido libremente, y no para definir per sé a la mujer que es usada y tratada como objeto por un hombre heterosexual que ejerce la “putez” sin pagar por ello. Y quiero que este granito se sume al de otras muchas mujeres que han promovido movimientos iniciados de forma viral como el de “NoMakeup” (Sin maquillaje), o “Mee Too” (Yo También). También al de mujeres que simplemente se graban dando un paseo por la calle para concienciar al mundo de la cantidad de veces que son injuriadas, ofendidas, interrumpidas por insufribles hombres que, no solo se consideran legitimizados por su gran bolsa escrotal, sino que incluso pueden llegar a pensar que son jocosos cuando acompañan su mirada lasciva con algún comentario grotesco. Luego se miran entre ellos, de esa manera cómplice vacía de empatía y llena de  falocentrismo.

Algunos de estos movimientos, a los que hoy pretendo invitarte a que te sumes, parten de una iniciativa, como es el caso de  Alicia Keys que bajo la filosofía de exponer “tu verdadero yo”, decidió mostrarse desmaquillada ante los medios. Inmediatamente, fue secundada por otras mujeres del mundo de la televisión y el cine, mostrándose para demostrar, que sus rostros desmaquillados no las hacen menos bellas (a no ser, eso sí, que se hayan sometido a la cirugía estética como una medida desesperadamente  utópica de no envejecer). ¿Te has planteado alguna vez por qué usas maquillaje? ¿Lo haces para mejorar lo que ves en el espejo, o para que los demás vean “mejor”, lo que tú ves en el espejo? Úsalo con conciencia, porque es probable que llegue el instante en el que el maquillaje deje de ser un instrumento para ayudar, para convertirse en una herramienta para ocultar.

Otros movimientos surgen como efecto del destape de casos como el de Harvey Weinstein, el peso pesado de la industria del cine en Estados Unidos, denunciado ya por treinta mujeres como Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Rose McGowen, Mira Sorvino, Rosanna Arquette, Léa Seydoux, Cara Delevigne. Mujeres que no son más importantes que tú, o que tus amigas o vecinas, compañeras o familia. Pero mujeres que tienen el poder de llegar con sus iniciativas a millones de otras mujeres que, al verse reflejadas en quien admiran, pierden el miedo y la vergüenza para decir: “Yo también”. Yo también fui acosada, yo también sufrí abuso, yo también fui violada, y mi voz fue amenazada y callé, y me avergonzé y sentí culpa. Decía Oprah Winfrey en el discurso de esta última edición de Los Globos de Oro

Es el momento de decirle a los hombres poderosos y brutales que han dominado el mundo que “Su tiempo se ha acabado” y “El momento ha llegado”-.

Si lees esto, tú, así como yo, también tienes la oportunidad de compartirlo, de promoverlo, de predicarlo y practicarlo. Qué crees que pasaría si cada una de nosotras consiguiera que tan solo una de las mujeres u hombres que nos rodean se uniera a estas iniciativas.

¿Sabes el poder que tiene tu granito de arena? Es el momento de que entiendas y aceptes que tú no fuiste culpable, ni lo eres hoy, ni lo serás nunca.

por Ana Paredes

Psicóloga y sexóloga

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