A veces no te pasa que te pones a hacerte preguntas trascendentales tipo… ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿Existe Dios? ¿Adelgazaré pronto? ¿Logró Macarena darle alegría a su cuerpo? Pues yo hoy me he puesto a pensar, ¿por qué apareció la actividad sexual en la vida del ser vivo?

Sí, sí, todos pensareis, pues para la supervivencia, para reproducirse. Pero es que los primeros organismos vivos se reproducían por “clonismo”, que ahora es un término que nos suena por la oveja Dolly, pero era nuestra forma de reproducirnos cuando los seres vivos éramos unicelulares. Es decir, se dividía en dos, ¡¡paffff!!, y ya está, antes era yo sola, ahora somos madre e hija idénticas, ¡o padre e hijo! Es más, ¡¡paffff!!, ahora la clona puede correr libremente desde el momento en que nace. ¡Y nos ahorrábamos toda la tarea de criarlos!

¿Por qué estos organismos se complicaron la vida necesitando el intercambio genético para reproducirse? ¿Por qué desarrollaron esa adicción y ese deseo ardiente a través de billones de años hasta llegar a ti y a mí? Lo único que han hecho es complicarnos la vida, nunca se imaginaron lo que la palabra “SEXO” provocaría en sus descendientes de un futuro lejano. Perdón, pero «coñoo “cojones” (para ser equitativos), si el objetivo era engendrar futuros herederos, ¡la reproducción sexual era la forma menos eficaz para hacerlo! Ahora cómo nos ahorramos el dilema de si “será amor o tan solo sexo”, y todo lo que conlleva:  el romanticismo, el cortejo, si cuelgas tú o cuelgo yo, no tú… tú mas, el si voy muy rápido me avisas y me subo las bragas”, ¡ah no! Perdón, al revés. Que si todos los hombres son iguales, que si todas las mujeres también lo son, que si el tamaño importa, que no, que no importa, que lo importante es cómo se mueva (pregúntale a él si le importa o no). Y en ese  momento vuelvo al instante presente (tengo un momento mindfullness) y me pregunto, ¿de verdad alguien piensa que el fin de la sexualidad es la reproducción? Porque nos hubiéramos quedado como organismos unicelulares, tranquilitos, reproduciéndonos sin sexo, sin complicaciones.

Pues no, ahora ellos, pobres seres humanos mundanos viven deseando ser “Hombres Percebes”, porque entonces su pene sería cuarenta veces más largo que su cuerpo. Y eso significaría que, mientras él podría permanecer inmóvil fumándose un cigarrito viendo el partidito, echándose una cervecita, su pene saldría de su pantalón buscando a tientas por los alrededores posibles parejas que no muestren resistencia para ser penetradas.

Y nosotras, pobres seres humanas mundanas, que mientras no hacemos más que encontrarnos a “Hombres Rapes” (sí, esos hombres que para copular se fusionan con nosotras de tal manera, que pasan a convertirse en tan solo un órgano sexual masculino adjunto a una hembra, porque todo el resto de su cuerpo se disuelve desde que prueba nuestra vagina), deseamos ser la abeja reina, con sus zánganos dispuestos y entregados a satisfacer nuestros deseos sexuales, y ya que pedimos y fantaseamos, que sean también “Hombres Serpientes”, que no solo tienen la lengua bífeda, sino que  también lo es su pene.

Si piensas que nosotros somos “la raza más inteligente”, te voy a decir algo sobre los Bonobos. Esos pequeños simios con los que compartimos un 98,7% de nuestro genoma. Esos que parecen que hubieran podido leer el Kama Sutra, que practican todas las posturas e incluso son creativos y las varían. Se dan besos en la boca, también a veces con lengua, se masturban, practican el sexo oral, tienen conductas homosexuales, se acarician los genitales unos con otros… si es que incluso ¡¡muchas veces no tienen orgasmo al finalizar estas interacciones!! No podemos ser más parecidos. Y entonces, de nuevo, me pregunto ¿De verdad que alguien piensa que las conductas sexuales humanas no son “naturales” en el reino animal?

¿Y si evolucionar fuera ser capaces, como ellos, de practicar sexo con tan solo el fin de interaccionar socialmente? como una forma de resolver nuestros conflictos, una manera de liberar el estrés, un comportamiento ¡de buena voluntad! Imagina por un segundo que eres un Bonobo y ¡¡¡zasss!!!, que te encuentras a tu monitor del gym, pues practicas sexo para saludarle; que te sientes tensa, pues practicas sexo para aliviarte; que tienes un amigo buenorro, pues practicas sexo para demostrarle vuestro vínculo de unión y amistad; que tu compañero quiere compartir su comida contigo, pues practicas sexo para agradecérselo; que esto pone celoso a tu pareja (porque los bonobos también tienen celos), pues practicas sexo para reconciliarte, e incluso él lo practica para resolver el conflicto con su contrincante. ¿Es una leve sonrisa eso que dibuja tu boca al pensarlo?

Tal vez ese sea el propósito de los bonobos para conseguir una sociedad pacífica, juguetona y activa sexualmente. Curiosamente, una sociedad dirigida por las hembras.

Tal vez y solo tal vez, la evolución del ser humano pase por adaptarse para sobrevivir, usando el placer, como solución.

Comentarios

comentarios