En la búsqueda de una vida plena, saludable, activa, alegre y exenta de enfermedades, creo que tiene una importancia vital (nunca mejor dicho) que hablemos de alimentos crudos o alimentos vivos. Su déficit en nuestra alimentación se traduce en una notable disminución de vitaminas, minerales, oligoelementos y enzimas; lo que deriva en un organismo cansando, agotado, agobiado, con ansiedad, malhumor, insomnio…

Los alimentos crudos están completos en vitaminas, minerales y enzimas, puesto que no han sido modificados por ningún procedimiento químico ni por cocción por encima de 42 ºC. Es decir, son alimentos VIVOS. La cocción altera las estructuras originales de los alimentos, coagulando las proteínas, evaporando el agua, destruyendo vitaminas, minerales, ácidos grasos y antioxidantes. Incluso llegando a producir leucocitosis postpandrial digestiva. El calor afecta a los alimentos reduciendo su aporte nutritivo, perjudicando y enlenteciendo los procesos digestivos. Mientras que los alimentos vivos, al  mantener las enzimas del alimento intactas, nos ayudan a realizar de una manera correcta y ligera las digestiones, mejorando así la absorción de estos micronutrientes y generando una acción vitalizante sobre nuestro metabolismo. Los alimentos cocinados, al carecer de presencia enzimática, fuerzan a otros órganos, como el páncreas o el hígado, a producirlas, generando un desgaste energético y biológico que merma nuestra energía vital orgánica.

Todos los alimentos crudos incluyen en su composición la cantidad y tipo de enzima que necesita para su correcta digestión.

¿Cómo podemos aumentar la ingesta de alimentos vegetales crudos en nuestra dieta? Una de las grandes ventajas de estos alimentos es que podemos consumirlos tal y como nos lo proporciona la naturaleza, enteros, pero también podemos hacer modificaciones en ellos para disfrutar más de sus cualidades. Podemos consumir frutas, hortalizas, germinados, semillas, frutos secos, frutas desecadas (a menos de 42 ºC) directamente o transformarlos en zumos, licuados y batidos (naturales y recién hechos), ensaladas, crudités, gazpachos, patés…

Podríamos empezar el día con un zumo de hortalizas y frutas licuadas, comer fruta fresca y un puñado de frutos secos. En el almuerzo añadir una buena ensalada grande y con variedad de hortalizas y vegetales, añadiéndole semillas. Un fresco gazpacho o  crudités con patés vegetales crudos hechos por nosotros. Hay infinidad de maneras sanas y divertidas de añadir alimentos crudos-vivos a tu alimentación y poder ser conscientes de como mejora nuestro estado de salud y nuestro estado vital.

¿A qué estás esperando para disfrutarlos?

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