La ortorexia es un trastorno que está cada vez más en auge en las sociedad actuales. Se trata de una obsesión por la comida saludable, por comer e ingerir solo productos sanos. Las personas afectadas tienen una obsesión patológica por la alimentación saludable, lo que conlleva riesgos de desarrollar trastornos de conducta alimentaria (TCA) y de padecer un alto grado de estrés y ansiedad.
Según algunos estudios, la ortorexia puede afectar al 1-3% de la población, aunque la cifra está creciendo sobre todo en jóvenes de hasta 45 años, e incluso puede ser aún más elevada entre los atletas o las personas con trastornos alimenticios previos.
La ortorexia es un término que se acuñó a finales del siglo XX, durante el auge social de la salud y wellness, por el médico Steven Bratman, y que ha ganado relevancia en los últimos años porque está aumentando entre los jóvenes.
Así, son numerosos estudios los que han analizado los patrones alimentarios de jóvenes y adolescentes demostrando que, a pesar de tener normo peso o peso normal, realizan dietas para perder peso.
Síntomas o indicadores de la ortorexia
Algunos de los indicadores que pueden alertarnos de que podemos estar ante un trastorno de este tipo (bien en nosotros/as mismos o en otras personas cercanas) son:
- La lista de alimentos prohibidos es mayor que la de los alimentos permitidos.
- Dedicar grandes cantidades de tiempo a estructurar su alimentación.
- Planificación obsesiva por las ingestas que conllevan una gran disminución de la calidad de vida.
Efectos físicos y psíquicos de la ortorexia
Las consecuencias de esta obsesión, tal como hemos presentado al principio, implica tanto a la salud física como también a la salud mental. La ortorexia representa una forma extrema de control sobre la dieta, en la que el individuo se convierte en esclavo de reglas alimenticias cada vez más restrictivas.
De este modo, desde una perspectiva física, la ortorexia puede conducir a deficiencias nutricionales debido a la exclusión de grupos enteros de alimentos considerados «no saludables» y a una disminución en la ingesta calórica, lo que puede resultar en pérdida de peso no deseada e incluso desnutrición. «La restricción dietética excesiva puede provocar desequilibrios en vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales para el cuerpo», explica.
Por otro lado, y desde el punto de vista psicológico, la ortorexia puede provocar ansiedad extrema, estrés y aislamiento social. Quienes la sufren a menudo experimentan una sensación de culpa abrumadora cuando se ven obligadas a comer alimentos que consideran «no saludables» y esta preocupación obsesiva por la calidad de los alimentos puede dominar sus pensamientos y afectar negativamente su calidad de vida en general.
Es por ello que el tratamiento de este problema debe ser integral, especializado y profesional. Al tratarse de un trastorno psicológico complejo, la ortorexia requiere de este tipo de intervención que generalmente implica terapia cognitivo-conductual para abordar los patrones de pensamiento distorsionados y ayudar al individuo a desarrollar una relación más equilibrada y saludable con la comida.