El color de las cerezas, entre el rojo intenso y el burdeos profundo casi negro, es absoluta tendencia esta temporada de otoño-invierno. La manicura Black Cherry es sumamente elegante, utiliza una amplia variedad de pigmentos cuya potencia cromática destaca aún más en unas uñas larguísimas y bien cuidadas. Ya cerca de las Navidades, irán añadiéndose matices vibrantes y con brillo, especialmente en rojos cromados, metalizados y velvet.
Morado, granate, fucsia, violeta, chocolate, vino de Borgoña (vin noir)… todas las tonalidades posibles y cercanas o ligeramente similares al burdeos/rojo profundo tienen cabida en la paleta de una de las tendencias más de moda este otoño y próximo invierno, las Black Cherry Nails. No hablamos de un único color o tonalidad porque tampoco el de las cerezas a las que hace referencia es uniforme, pueden ser desde un marrón oscuro y borgoña prácticamente negro, a un rojo más vivo y claro, si bien el burdeos es el más estándar
Estos tonos destacan mucho más en unas manos blancas o muy blancas. Los Black Cherry son más comunes en mujeres a partir de 40 años que en chicas más jóvenes, que optan por otros tonos. Para comidas de empresa o cenas de trabajo resulta de lo más sofisticado, siendo un fijo en la quiniela de cualquier evento o cena de gala estas navidades. Es una manicura con mucha personalidad, glamurosa, sensual y con carácter.
Las uñas Black Cherry se recomiendan en todo tipo de formas y largos. Queda bien en todas, ya sean cortas o más largas, de forma cuadrada, ovaladas o en ballerina, estilizando las manos al 100%. La podemos combinar con toques de foil dorado o glitter, con tonos rosa empolvado, nude, beige o gris, superbonitas en efecto marmoleado, en mini french o bien elegantes en un único color, destacando el efecto ombré por su transición Black Cherry al completo.