Dieta antiinflamatoria: qué es y cómo ponerla en práctica

La dieta antiinflamatoria no trata de una cuestión de imagen sino de una cuestión que va más allá. Cuando se produce una inflamación en nuestro organismo significa que el sistema inmune se defiende porque está recibiendo una señal de que algo no va bien.

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La dieta antiinflamatoria no es un régimen específico, sino un estilo de alimentación.

Seguro que todos hemos acabado haciendo algún tipo de dieta al menos una vez en nuestra vida y no estamos satisfechos con ella.

Aunque el objetivo de una dieta es perder peso, si los alimentos que se consumen durante el proceso de adelgazamiento son insípidos, no suman suficientes calorías o no contienen el valor nutricional que necesitamos, el resultado será hambre y nerviosismo, lo que finalmente lleva a abortar nuestra misión. La mejor y más exitosa dieta es la que contiene alimentos equilibrados pero deliciosos, que representan satisfacción y felicidad y que te hacen más fuerte, más sano y, en definitiva, más delgado.

La dieta que ocupa un lugar destacado en la lista de las favoritas combina todos los elementos mencionados, y es la famosa dieta antiinflamatoria, no se trata de una cuestión de imagen sino de una cuestión que va más allá. Porque, cuando se produce una inflamación en nuestro organismo significa que nuestro sistema inmune se defiende ya que  está recibiendo una señal de que algo no va bien.

En España estamos de suerte, puesto que la dieta antiinflamatoria es muy similar a nuestra dieta mediterránea pero con una carga extra de antioxidantes. Introduce productos de temporada que incluye una variedad de frutas y verduras, legumbres, semillas, cereales integrales y frutos secos. Favorece el consumo de frutas y verduras, los alimentos que contienen ácidos grasos omega-3, los cereales integrales, las proteínas magras, las grasas saludables y las especias. Desaconseja o limita el consumo de alimentos procesados, carnes rojas y alcohol, a excepción de una copita de vino al día.

La dieta antiinflamatoria no es un régimen específico, sino un estilo de alimentación.

Lo que es muy importante tener en cuenta al hablar de la dieta antiinflamatoria es el hecho de cómo se preparan los alimentos. El pescado puede prepararse de forma tradicional, a la plancha o cocido, pero deben evitarse las frituras, y lo mismo ocurre con la preparación de la carne. Dado que el pescado es uno de los alimentos más saludables, debe consumirse varias veces a la semana, y todas las comidas, excepto el desayuno, deben contener verduras.

La dieta antiinflamatoria es muy variada y te da  “carta blanca” en muchos sentidos, ya que lo único que tienes que evitar son las grasas, azúcares y carbohidratos. Aunque los alimentos cocinados pueden parecer insípidos a primera vista, en la práctica no lo son, ya que puedes utilizar casi cualquier especia o condimento, como la cúrcuma, la canela o el jengibre,  así que si te atreves a innovar, con poco esfuerzo te sorprenderá lo sabrosos que pueden ser estos platos.

Alimentos que debes aumentar:

  • Frutas y verduras
  • Omega 3
  • Grasas monoinsaturadas
  • Fibra
  • Proteínas
  • Hierbas y especias
  • En el caso de los postres y aperitivos, utiliza chocolate negro o snacks bajo en grasas y carbohidratos

Alimentos que debes que reducir:

  • Grasas trans
  • Aceites vegetales refinados
  • Azúcares y carbohidratos simples
  • Carnes procesadas
  • Grasas saturadas
  • Alimentos que pueden provocar una intolerancia

Ventajas de la dieta antiinflamatoria

Al tratarse de una dieta basada en productos de origen vegetal y rica en cereales integrales, la dieta antiinflamatoria tiene grandes ventajas nutricionales.

Además, mejora el dolor, y con él la calidad de vida. Según un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores españoles, la dieta antiinflamatoria también puede mitigar el dolor en personas mayores de 60 años. Ante el hecho que existe una relación entre la inflamación y el dolor, la hipótesis de que una dieta antiinflamatoria pueda paliarlo ha demostrado ser cierta: en concreto los resultados muestran que el riesgo de tener un dolor moderado disminuye un 37% y esta disminución llega hasta el 45% en el caso de dolor elevado, discapacitante.

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