Si alguna vez te has preguntado qué hacer con las tapas de las cremas y sérums cuando abres un producto de belleza, no estás sola. ¿Realmente debemos conservarlas o es mejor deshacerse de ellas? Es un dilema a la que muchas nos hemos enfrentado, pero la respuesta es más sencilla de lo que imaginas. Para resolver esta incógnita, hemos consultado a la farmacéutica Belén Acero, experta en dermofarmacia y nutrición, quien nos revela todos los secretos detrás de las tapas de aluminio y plástico de los cosméticos.
¿Para qué sirven las tapas de plástico o aluminio en los productos de belleza?
Antes de decidir si debemos conservar o tirar las tapas de los productos de belleza, es crucial entender su función. Según Belén Acero, hay dos tipos de tapas en los cosméticos: las flexibles, como las de aluminio o plástico fino, y las más gruesas, conocidas como cierres de plástico rígido. Estas últimas son comunes en los tarros de cremas y algunos sérums.
“El cierre de plástico tiene una doble función”, nos explica Acero. «Primero, embellece el producto, ya que muchas veces el tapón lleva el logotipo de la marca grabado. Y segundo, evita que se forme una capa de aire entre la tapa del tarro y la fórmula, lo que podría propiciar la proliferación de bacterias”. Esta capa de aire es un problema, ya que las bacterias se desarrollan mejor en ambientes expuestos al oxígeno.
Sin embargo, en la actualidad, cada vez es menos frecuente el uso de este tipo de tapas gruesas debido a los esfuerzos por reducir el uso de plástico en la industria cosmética, lo que también tiene un impacto positivo en el medioambiente.
Por otro lado, la tapa de aluminio o plástico fino es una película termosellada que asegura que el producto no ha sido manipulado. Belén Acero aclara: “Mientras esta tapa esté en su lugar, puedes estar tranquila de que el producto no ha sido tocado por nadie más”. Esta garantía es importante, sobre todo ahora que muchos cosméticos se presentan en autoservicio en las tiendas y están menos protegidos por envoltorios de plástico externo.
¿Debo conservar las tapas después de abrir un cosmético?
Si eres de las que quita la tapa de plástico o aluminio al abrir un producto nuevo y luego dudas si deberías haberla dejado puesta, ¡relájate! La experta en dermofarmacia aclara que una vez que has abierto tu crema o sérum, esas tapas no sirven para nada. “Una vez abierto el producto, el precinto o la lámina de aluminio ya no tiene ninguna utilidad”, explica Belén Acero. Y si lo piensas bien, tiene sentido: su función principal es asegurar que el producto no haya sido manipulado antes de que llegue a tus manos. Una vez que lo abres, esa protección pierde relevancia.
Entonces, ¿deberíamos tirarlas?
La respuesta es sí, y no sentir remordimientos. «No hay ninguna necesidad de conservar esa tapa. Lo más importante es que cierres bien el envase después de cada uso”, añade la farmacéutica.
Excepciones: ¿cuándo podría ser útil conservar la tapa?
Aunque, en general, no necesitas conservar las tapas de plástico o aluminio, hay una excepción importante que debes tener en cuenta: los viajes. “Si vas a viajar con tus productos de belleza, puede ser útil conservar esa tapa para asegurarte de que no haya fugas”, dice Belén Acero. Sin embargo, esto no es algo absolutamente necesario, ya que lo que realmente evitará derrames es asegurarse de que el tarro o el frasco esté bien cerrado.
¿Y las pequeñas espátulas? ¿Debes usarlas o son solo un accesorio bonito?
Si alguna vez has comprado una crema de gama alta, seguramente has notado que algunas incluyen una pequeña espátula para aplicar el producto. ¿Debes usarla? Según Belén Acero, «no es imprescindible, pero si decides usarla, asegúrate de limpiarla bien después de cada uso para evitar la contaminación del producto. Además, no debes ponerla en contacto con la piel si no está limpia». Este tipo de precaución es clave, ya que las espátulas pueden ser una fuente de bacterias si no se manejan con cuidado.
Cómo conservar correctamente tus cosméticos una vez abiertos
Después de haber resuelto el enigma de las tapas, es hora de hablar sobre cómo conservar adecuadamente tus productos de belleza para que se mantengan frescos y efectivos el mayor tiempo posible. Las reglas de oro de la farmacéutica Belén Acero para conservar una crema (o cualquier otro cosmético) en perfecto estado:
- Almacénalos en un lugar seco y a temperatura ambiente: según Belén Acero, lo más importante es mantener tus cremas y sérums en un ambiente seco y fresco. Evita dejarlos en lugares con mucha humedad, como el baño, ya que esto puede alterar su fórmula y reducir su vida útil.
- Protégelos de la luz directa: la exposición prolongada a la luz solar puede descomponer los ingredientes activos de tus productos de belleza, haciendo que pierdan su eficacia.
- Presta atención a la caducidad: es fácil olvidar revisar la fecha de caducidad de tus cosméticos, pero es esencial para evitar irritaciones o reacciones adversas. Además, fíjate en cualquier cambio en la textura, el color o el olor del producto, ya que estos son indicadores de que puede haberse echado a perder.
- Cierra bien los tarros y frascos: cada vez que uses una crema o sérum, asegúrate de cerrar bien el envase para minimizar la exposición al aire y, por tanto, evitar que la fórmula se oxide o se degrade.
El contacto con el aire y los dedos: ¿cómo afecta la calidad del producto?
El aire y nuestras manos pueden ser enemigos silenciosos de nuestros cosméticos. “El contacto con el aire puede alterar la fórmula de los productos de belleza, especialmente aquellos que contienen ingredientes activos como antioxidantes, que tienden a oxidarse con facilidad”, señala Belén Acero. Además, nuestras manos, aunque no lo parezca, contienen bacterias que pueden contaminar el producto cada vez que metemos los dedos en el tarro, por eso asegúrate de lavarte las manos antes de realizar la rutina cosmética. Las cremas tienen conservantes, así que no te preocupes porque no se van a contaminar fácilmente.
En definitiva, no tienes que conservar las tapas de aluminio o plástico que vienen con tus cremas y sérums una vez abiertos. Su función es asegurar que el producto esté intacto antes de que lo uses, pero después de eso, su trabajo está hecho. Lo que sí importa es almacenar correctamente tus cosméticos, mantener una buena higiene al aplicarlos y, sobre todo, cerrar bien los tarros después de cada uso. Para evitar esto, considera usar una espátula o, si prefieres no complicarte, simplemente asegúrate de tener las manos limpias antes de aplicar la crema.