Intestino: la llave a la salud

La mayoría de nosotros sabemos que el intestino es un órgano VIVO formado por una compleja red de capilares (vasos sanguíneos y linfáticos), mucosa intestinal y gran cantidad de bacterias. Distribuidos en dos partes bien diferenciadas: El intestino delgado que mide unos 5-6 metros de largo y 3 centímetros de diámetro. Se divide en duodeno, yeyuno e íleon y une el estómago con el colon. Y el intestino grueso o colon, que mide 1,5 metros de largo y 8 centímetros de diámetro y enlaza el íleon con el recto.

Pero muchos desconocen la gran labor que lleva a cabo este órgano. Absorbe nutrientes, elimina la cantidad de deshechos y moco que generamos y abarca un mundo entero dentro de él. Un mundo formado por un conjunto de más de un billón de bacterias y más de medio kilo de peso, encargadas, entre otras muchas cosas, de fermentar los alimentos y facilitarnos la absorción de sustancias nutritivas, además de sintetizar algunas vitaminas y ácidos grasos de cadena corta. También tiene una función protectora frente a la colonización de microbios extraños, manteniendo una simbiosis mutualista con el ser humano. Este mundo interno lo conocemos como microbiota.

Por ello, es de importancia vital mantener un estado de higiene óptimo, evitando putrefacciones, ya que cada familia de bacterias que habitan nuestro intestino, se alimenta de un tipo de nutrientes. Tener una microbiota sana o una repleta de bacterias patógenas, dependerá de los alimentos que ingiramos; si estos no son los adecuados, produciremos una toxemia intestinal.

La toxemia intestinal, que hemos multiplicado en las últimas décadas, está generando un desorden total en nuestras bacterias (disbiosis intestinal) y esto repercute en el padecimiento de enfermedades: estreñimiento, diarrea, irritaciones intestinales, inflamaciones, enfermedad de Crohn, eczemas, dermatitis, candidiasis, artritis reumatoides, psoriasis, etc. Cualquier patología que tenga relación con nuestro sistema inmunitario, además de patologías causadas por el déficit de la serotonina, un neurotransmisor que modula nuestro estado de ánimo. No en vano, el 90% de la serotonina es fabricada en nuestro intestino, así podemos imaginar la relación que puede tener un intestino sucio con enfermedades causadas por el déficit de este neurotransmisor, como ansiedad, estrés, insomnio…

Después de esto, cabe valorar si para tener un estado de salud total, aquel en el que existe el equilibrio y la armonía, debemos pensar más en alimentar a las bacterias que habitan nuestro organismo o nuestros paladares llenos de ansiedad y que tan mal hemos educado… Sin olvidar replantearnos nuestra higiene intestinal.

Ya Hipócrates decía “Toda enfermedad comienza en el intestino”.

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