Ahí estás, frente al armario, con miedo a dar una impresión equivocada o que no se corresponda con tu personalidad, pues ¡que no cunda el pánico! De sobra se sabe que una entrevista de trabajo es uno de los momentos más importantes en la vida profesional.
Y la imagen es una herramienta más que puede y debe ayudarte a transmitir un mensaje de profesionalidad, fiabilidad y de preparación para el puesto al que presentas candidatura. Por ello te doy unos sencillos consejos para que puedas sacarle el máximo partido a tu imagen y asegurarte una estupenda primera impresión.
En primer lugar, es recomendable tratar de vestirnos de acuerdo a nuestra personalidad y nuestro estilo personal. Nuestra ropa comunica mucho más de lo que pensamos y se notará que no estamos a gusto o que nos sentimos disfrazadas.
La segunda clave es adaptar el estilismo al tipo de empresa y trabajo al que te presentas, eso sin dejar de ser nosotras. No viste igual un médico que tiene que ir a su consulta, que un arquitecto que tiene que inspeccionar una obra o la responsable de relaciones públicas de una discoteca, que es imagen de la misma. Cada empresa tiene también sus normas internas, por tanto es interesante investigar en este sentido antes de acudir a la entrevista.
En tercer lugar, nuestra indumentaria debe tender a formal. Por ejemplo, ante la duda, es mejor optar por una camisa que una camiseta, un zapato tipo salón a una sandalia, largo a corto o prendas más formales como una blazer a una cazadora. Algo que nunca falla es una blusa bonita en blanco, pantalón de pinzas azul marino o negro, zapatos de salón y bolso discreto. Hay que llevar colores neutros: azul marino, el gris, el marrón y el negro, pero ojo, no se recomienda el total look, siempre hay que acompañar con algún complemento en color para no dar una imagen demasiado estricta.
Y en la elección de esos complementos hay que ser cuidadosas, pues son los que van a hablar de nosotras, son nuestro toque personal. Los accesorios hay que elegirlos bien, que sean discretos pero con estilo, evitando recargarse con demasiada bisutería que distraiga al entrevistador.
El maquillaje es otro detalle a tener en cuenta, siempre natural, y el pelo limpio, suelto o con un recogido discreto. Eso sí, la cara siempre despejada.
Y una última cosa, las manos, esas blancas palomas a las que cantó Rafael Alberti, serán visibles durante toda la entrevista, nada de colores estridentes, mejor la manicura tipo francesa que aporta un toque sencillo y elegante a la vez.
Con esto y un poco de suerte, la entrevista será un éxito. ¿Quién dijo pánico?
María del Pino Fuentes de Armas
Asesora de Comunicación. Docente en Relaciones Institucionales y Protocolo.
fuentesdearmas@gmail.com