No hay nada peor que el temor a decir las cosas tal y como las sentimos. Nunca sabremos lo que pudo haber sido si hubiéramos sido capaces de expresar aquel sentimiento que nos llenaba el alma de sueños. Y pasa el tiempo, y pasa, y seguimos sin ser capaces de darle vida al deseo, de dejarnos llevar tan solo por aquello que, sin jugar a dedicarnos sólo palabras, nos permita hacer realidad los sentimientos agolpados en el cajón de la derecha de nuestros corazones.

– Sólo espero que todavía siga enamorada de mí!. –pensó en voz alta mientras corría hacia ella.

AIRES DE SUEÑOS

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