¿Me voy a la nube o me quedo en casa?
Es la eterna pregunta cuando nos planteamos dónde vamos a almacenar nuestra información.
Cuando se trata de nuestra intimidad, nuestras pertenencias, nuestros datos y nuestra confidencialidad solemos tener un sentido de protección y propiedad muy instintivo: el miedo a perderlo, a que te lo roben o simplemente que desaparezcan. Aquí es cuando nos damos cuenta que nuestros datos están guardados en aquel ordenador maltrecho que lleva años sin tocarse y, además, sin hacer mantenimiento. ¿Y tu móvil? ¿Cuántas veces se te ha averiado, robado o perdido, despidiéndote de tus fotos, documentos y datos?
Cuesta mucho, y esto es un dato estadístico, concienciarnos de que debemos realizar una mínima inversión, con cierta frecuencia, para salvaguardar los datos. ¿Y si nos planteáramos trabajar directamente en la nube? ¿Qué beneficios traería?
La “nube” no es más que el concepto de trabajo y almacenamiento en línea (en Internet) y sus beneficios son, prácticamente, todos. En la nube podemos encontrar numerosos proveedores que nos permiten desarrollar nuestra actividad personal o profesional a un costo muy bajo (incluso gratuito), en donde nos encontramos con un entorno que aportará la posibilidad de trabajar desde cualquier ordenador, sin importar la plataforma que utilicemos (Windows, Apple, Linux).
No nos preocuparemos de que nuestro equipo se averíe o que se nos pierda, ya que la información no estará almacenada en ese equipo, sino en la nube. Y si nos roban o sufrimos un percance, tardaremos en recuperar la información el tiempo que tardemos en acceder a la nube.
Pero esta no son solo las ventajas, hay muchas más que no hemos pensado a priori, y es la posibilidad de trabajar en equipo, compartir fácilmente nuestro trabajo y potenciar el trabajo en grupo, sin importar en qué parte del mundo te encuentres, libre de virus y amenazas.
Además, teniendo en cuenta que toda la información es almacenada en Centros de Datos sometidos a estrictas normativas, en cuanto a disponibilidad, seguridad y mantenimiento, podemos estar tranquilos a la hora de confiar en estas compañías, ya que son auditadas con frecuencia y tienen toda tu información encriptada, logrando que ni siquiera sus técnicos puedan ver lo que almacenas.
Elije tu plan y asegúrate de que puedes hacer frente a esa pequeña cuota, es la única condición, ya que ofrece aún más ventajas que los planes gratuitos. Y por muy poco podremos ser expertos en el trabajo en la nube, tanto desde tu ordenador como desde tu móvil.
¿Aún sigues mirando con los mismos ojos tu protegido portátil?
¿Te vienes conmigo a la nube o te quedas en casa?
Por: Santy Abreu Consultor de Innovación y Tecnológia en Cívicos