Estos meses atrás donde las temperaturas han bajado en nuestras islas afortunadas, han llegado a mis oídos casos emergentes de niños y niñas que se hacen pipí en la cama por la noche. Como padres, pesa el yugo y la impotencia de por qué ocurre esto, como personas, el cansancio de noches de lavadoras e insomnios. Como educadores la presión social y personal que ejercemos sobre nuestros hijos, en ocasiones, pueden agravar sucesos que inicialmente acontecen como anecdóticos.

 

Es primordial tener varias cosas claras. La primera es saber cuándo debemos prescindir del pañal de nuestros hijos y la segunda es cuándo debemos consultar a un especialista.

 

En ocasiones, nos adelantamos a avanzar en la etapa madurativa de nuestros hijos cuando sentimos la presión del grupo de padres que cuentan como su hija de año y medio ya no utiliza pañal por la noche. Es fundamental entender que la decisión de quitar el pañal a nuestro hijo tiene que venir dada por un periodo en el que no se haya orinado por la noche. Además, debe ser una decisión tomada de forma conjunta. Tenga la edad que tenga nuestro educado debe saber y conocer que ya no va a tener pañal nocturno, y explicarle cual va a ser la rutina nocturna en el caso de que necesitara ir al baño. A partir de ahí, trabajar juntos.

 

Llegados los cinco años de edad, un niño debiera haber podido adquirir el control de la vejiga. Si bien es cierto, el proceso madurativo es distinto para cada uno, de manera que tampoco debemos ser estrictos en la cronología. A partir de esta edad podríamos hablar que este comportamiento, denominado como enuresis nocturna, sería clínicamente significativo si se manifestara con la frecuencia de dos episodios semanales durante por lo menos tres meses consecutivos. Aquí deberíamos consultar inicialmente al pediatra para valorar y descartar problemas fisiológicos en el caso.

 

Si la incontinencia se debiera a aspectos emocionales, la colaboración de un psicólogo podría servirnos de ayuda, trabajando en elaborar una economía de fichas y un entrenamiento de retención de la orina.

 

Paralelamente, hay un trabajo básico que tendremos que hacer en el periodo de aprendizaje de la micción de  nuestros hijos.

 

  • Preferibles los meses de verano para iniciar el propósito de quitar el pañal.
  • No castigar, reprochar, ni humillar en privado ni en público. La enuresis es involuntaria.
  • Trasladarle a nuestro hijo que vamos a ayudarlo, que no es culpable de nada y que lo va a conseguir. Motivarlo y hacerlo fuerte emocionalmente.
  • Quitar el pañal cuando tu hijo manifieste que se siente preparado, y no usarlo como medio para evitar que moje la cama. El pañal refuerza y puede sustentar la conducta de la orina.
  • No ofrecer líquidos dos horas antes de la acostada.
  • Si se orina, que sea nuestro hijo el que se ponga la muda seca. Si es posible, que también colabore en cambiar la cama.

 

Pero, sobre todo, entender que cada niño tiene sus tiempos, y que si nos genera dudas cómo actuar, siempre acudir a un especialista.

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