Un deseo común de todo ser humano es ser feliz, sin embargo, son muchas las personas que no lo consiguen. Lo cierto es que existen dos tipos de personas:
- Las que esperan que algo pase (personas espectadoras de su propia vida).
- Las que hacen que algo pase (los protagonistas).
Para ser feliz tenemos que convertirnos en personas tipo dos y para esto es necesario potenciar nuestro 40%. ¿De qué hablo? Te explico:
Es importante que sepas que un 50% de nuestra felicidad tiene un componente genético. Si tienes hijos, sobrinos o niños cercanos a ti podrás comprobar cómo unos son de manera natural más felices que otros por diferentes rasgos de personalidad. Los niños extrovertidos son más felices porque tienen mayor facilidad a la hora de relacionarse con los demás y de expresar emociones. Un 10% depende de circunstancias externas o el contexto en el que vivimos como puede ser el salario, bienes materiales, la percepción que tenemos de nuestro aspecto físico. ¿Te parece poco este porcentaje? Pues es así de real y te explico por qué. Una característica del ser humano es la adaptación hedonista y esto significa que nos acostumbramos con facilidad a mucho de lo que nos sucede. Si te aumentan el sueldo 500 €, aumentará tu felicidad tan solo por un tiempo, porque en unos meses o quizás un año, habrás adaptado tu vida a esos 500 € e, incluso, creerás necesitar más para ser feliz. Si consigues adelgazar 10 kilos, aumentará también tu felicidad durante un tiempo hasta que te acostumbres a verte con esa nueva imagen y pierda su valor. Sin embargo, el 40% de nuestra felicidad está determinada por actividades y acciones que desarrollamos de manera intencional para sentirnos más felices en nuestro día a día.
Es por esto que se dice que aunque no salga el sol puedes hacer que tu día sea brillante.
Si sabemos lo que nos hace sentir bien, ¿por qué no le dedicamos un tiempo? Parece de lógica aplastante, pero no siempre lo llevamos a cabo. Hacer cosas que merecen la pena para nosotros, nos hace más felices, sin embargo, solemos olvidarlas por falta de tiempo.
Recuerda que para todo lo que priorices en tu vida encontrarás tiempo y para lo que no priorices, encontrarás excusas.
No tienen por qué ser grandes cosas. Hacer ejercicio, retomar relaciones sociales, darte un baño relajante, leer. Dedícale un tiempo a lo que te satisface. Cuestión de priorizarse.
Autor: Tamara de la Rosa
Psicóloga