El fluir es tu actitud ante la vida.
Es fácil no ver la paja en nuestro ojo, aunque moleste todo el tiempo, pero al escuchar tus palabras durante la fiesta yo lo vi cristalino, tú fluyes y él se esfuerza.
No es que estéis en polos opuestos, simplemente os comportáis diferentes ante el reto de vivir. Tú aceptas lo que llega con una amistosa bienvenida, él se esfuerza en lograr un objetivo o varios, no lo sé. Tu historia, tus andares por la vida han sido un continuo fluir de sorpresas tras sorpresas. A tu hermano no lo conozco, pero al oírte hablar de él me siento reflejado y, ¡joder!, sé lo duro que es empeñarte en sacar un proyecto adelante y no tener el éxito que esperabas. Me esforcé varias veces y llegué a la conclusión siguiente: Voy a dejar de buscar, para siempre encontrar. Esta es otra forma de fluir, yo la aplico al cocinar.
Al cocinar, amiga, pasa algo similar. Por ejemplo, para las cenas en casa abro la despensa, investigo en la nevera, busco en el frutero y trazo un plan, siempre hay una opción rica a cocinar. No me trabo, si no tengo un ingrediente, busco alternativas con lo que hay, improviso. Y de esa forma ves como la receta fluye, rescatando gotas de viejas botellas vacías de vino blanco que esperan su turno para el recicladero. Fluye cuando encuentras medio limón y lo añades junto a una cucharada rasa de alga espirulina en polvo, verde intenso de olor intenso que convierte en marino ferroso con quien se junta. Fluye cuando entiendes que si te callas la boquita y cuentas lo justo, esas boquitas hambrientas que reclaman la cena ignorarán tu plan de amor, ¿y a ti, acaso te importará? Con tal de que coman, de que todos ellos coman bien y disfruten. Que estén satisfechos es fundamental para disfrutar. Que primero coman bien y luego… a jugar, a dormir, a estudiar, a trabajar, a amar, a vivir, a continuar… Tú sabes que fluir al cocinar es una forma más de disfrutar.
Cuando fluyes viajas libre, …
…cuando te estancas tu viaje se empoza. ¿Qué es esa sensación, la de sentirse empozado? Es la de bajona, la de vivir en un pozo oscuro, frio, incómodo. ¡Qué poco nos gusta estar incómodos!, ¿o no? Por eso tú prefieres continuar fluyendo. Fíjate bien, es así como te haces cómplice de todas las sorpresas de esta vida. Si son malas, por algo bueno será. Si son buenas, goce y regocijo en comunidad con amistad. Si son tibias, alerta. En cualquier caso, prudencia y humildad siempre debe sobrar y tratar con amor no puede faltar. Si tú fueras un hotel, la recepción ocuparía todas las plantas. ¿Cuántas veces no te llamaron loca, atrevida o sin vergüenza? Ocurrió porque les reflejaste límites, esos que ellos y ellas no se atreven a alcanzar. Hace años, en 1990 en un congreso de gastronomía, Ferrán Adrià ofreció a los que allí estábamos para cenar una novedad, la primera espuma que yo veía y degustaba. Horrorizó a casi todos y fue duramente criticado. ¡¡¡¡Una espuma de cilantro y calabaza como postre!!!! No quieras escuchar lo mal que lo nombraron y al final es el mejor cocinero del mundo y, además, no ha parado de fluir con la cocina en todo momento, moviéndose en los límites, respetándolos, transgrediéndolos, mezclándolos, probando y ensayando en su particular fluir e influir. Es como tú, querida amiga, un ejemplo para los demás. A ti, además de admirarte te quiero y aprecio mucho. Recuerdo enamorarme de ti, la primera vez, jugando de niños a principios de los ochenta. Mi admiración por Ferrán comenzó en 1990 y ayer, justamente ayer, un documental en la tele cuenta que el salmón noruego de piscifactoría es uno de los pescados que más trazas de pesticidas y metales pesados contiene del mercado. ¡Ay!, otro dios, dios por alimento, ¿con pies de barro? Pues, ¿sabes que te digo? Que me encanta su sabor, así que cuando lo veas de oferta, no lo dudes, compra para mí, por lo menos dos. Que fluya.
por Carlos Gamonal.