Generando expectativas

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Generando expectativas

Las etiquetas determinarán la conducta de las personas. Actuamos en base a ellas porque asumimos ese papel.

 

Me basaré en un símil del que Alberto Soler, Psicólogo Clínico y Educativo, hace uso. Si pensamos en los botes de conserva y las etiquetas que llevan, si intentas quitar una de estas etiquetas te vas a encontrar que vas a tener que usar agua caliente, o alcohol o un estropajo para poder dejar el bote limpio. Son tan difíciles de quitar y tan fáciles de poner.

En el año 63 el psicólogo americano Robert Rosenthal publicó un artículo en el American Scientist en el que hablaba del poder de las expectativas en los experimentos. Concretamente el poder que tienen las expectativas de los investigadores científicos en el resultado de los experimentos.

Junto con Lenore Jacobson, Directora de un colegio de California diseñaron un experimento para llevar a cabo en el aula. A principios de curso seleccionaron al azar a 320 alumnos y alumnas de 6 cursos. Este alumnado cumplimentó unas pruebas de inteligencia para homogeneizar y obtener resultados similares entre las pruebas administradas. Para tener una muestra de similares capacidades descartado el alumnado que se saliera de la media.

Seguidamente de la totalidad del alumnado se seleccionó, nuevamente al azar, 65 alumnos y alumnas. Se elaboraron unos informes falsos de cada uno de ellos/ellas y se transmitió al profesorado que estos 65 habían destacado por encima de la media, que habían obtenido unos resultados asombrosos llamando la atención de los investigadores, que se observaba en ellos unas personas con altas capacidades, muy listas y brillantes. Destacaron también que durante el curso este alumnado seguramente despuntaría en sus resultados académicos.

Al final de curso se volvieron a administrar las pruebas de inteligencia a los 320 alumnos y alumnas. Los resultados arrojaron que los 65 no sólo habían incrementado significativamente la puntuación en sus pruebas de inteligencia habiendo aumentado el dato de su CI, sino que además sus calificaciones en el curso escolar habían albergado una mejora.

Dos cosas habían ocurrido en ese año:

Con respecto al profesorado, habían centrado sus expectativas en base al informe aportado de altas capacidades, ofreciéndoles, sin saberlo, un trato diferenciado a esos alumnos y alumnas. Dotaron a este alumnado de más oportunidades a la hora de emitir respuestas en clase generando más oportunidades si erraban, les permitían hacer mas preguntas porque entendían que en sus cabezas habían muchas inquietudes, les hacían incluso más caso cuando se dirigían a ellos no ignorando sus argumentos y se mostraban más amables y sonrientes con ellos.

Con respecto al alumnado, como nadie les había trasladado los resultados “falsos” de sus informes, no sentían la presión de tener que cumplir con las expectativas de llevar la etiqueta “Inteligente”, no sintieron nunca que podían fallar y no cumplir con esas expectativas, eso les ayudó a estar relajados.

El resultado fue sencillo, fueron motivados y reforzados diariamente debido a que el profesorado creyó que eran capaces de dar más. Aprendieron más gracias por no saberse etiquetados y por no atesorar la influencia de tener que cumplir lo esperado de una etiqueta.

Referencia: Entrevista a Alberto Soler,
Psicólogo Clínico y Educativo, en El País Digital.

Por: Silvia García Gómez
Psicóloga nº col T-1545
www.hebepsicologia.com

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