Norma González: «Cuando hablo sube el pan»

 

Entrar en Norma Boutique es como encontrar un halo de oxígeno entre tanto nitrógeno de moda banal. Norma y su embajada del glamour sin tallaje conforman un pack indivisible en busca de justicia dentro de un mundo tan selectivo como lo es el de la Moda. Norma es una psicóloga de la vida, sabe tocar la tecla correcta de cualquiera de los «pianos» de las vidas ajenas, que se sumergen en su morada para encontrar ese impulso vital para seguir adelante. Amante de la moda, nunca sucumbió a los cánones injustos de un mundo al que amaba, pero con el que no estuvo, jamás, en concordancia.

 

Norma no habla, ella sentencia y todos se callan para escuchar su «evangelio». Su moda para mujeres reales ha supuesto una revolución en el mundo de la Moda convencional, que le ha costado alguna que otra lágrima al tener que soportar, sobre su espalda, una espada de Damocles en defensa de la mujer real, esa que vive su día a día, sin tallajes ni estereotipo alguno, y que ha encontrado en la embajada de González Cabrera un paraíso en medio de una jungla de asfalto injusta y decadente.

Norma González Cabrera representa a todas aquellas mujeres reales que, gracias a su movimiento, pueden desfilar, sobre la pasarela de la vida, con la cabeza en alto y sin mirar atrás.

¿Quién es Norma González Cabrera? «Norma es una mujer que ha crecido en una familia con valores, mi madre y mi abuela son mi inspiración. Que mi hija me diga, al llegar a casa, que todos sus amigos quieren tener a una madre como yo, me hace sentir que estoy en el camino correcto. Mi principal prioridad es ser un buen ejemplo para mi hija y que mi familia esté orgullosa de mí. ¡Ojo!, mi madre sufre, porque, cuando hablo, sube el pan».

Cuando entro a su morada, Norma Boutique, siento que estoy en un mundo paralelo. ¿Lo suyo con la Moda fue amor a primera vista? «No, lo mío con la moda es cuestión genética. Mi abuelo, en Venezuela, vendía moda y después lo hizo mi madre. Me crié entre trapos, costuras y tacones, la prioridad era que las mujeres estuviesen guapas. He heredado una visión diferente, por eso he salido del mostrador y he decidido crear un mundo real. Me parece criminal el mundo de la Moda actual». 

Habla de «criminidad» en la Moda actual, pero usted fue modelo… «Sí, fui modelo y jurado de certámenes de Misses, por lo tanto, conozco el mundo de la Moda desde sus raíces, desde el Backstage. Me presenté, también, a certámenes de belleza y a reina del Carnaval. He pasado por todo para poder hablar con propiedad».

¿En qué momento decidió crear su propia firma de Moda? «Empecé siendo jurado de certámenes de Misses, viví una experiencia traumática cuando bajaron a una de las candidatas de la pasarela, porque,supuestamente, era gorda teniendo la talla 40. Siendo miembro de dicho jurado le pedí a la presentadora del mismo que parase, ya que yo quería hablar con el notario del concurso. Expuse mi opinión, me parecía un acto cruel, déspota y que le podía costar a dicha candidata un grave perjuicio para su salud. No se paró el desfile, pero no bajaron a la candidata de la pasarela. Con ese dolor tan inmenso, llegué a mi casa y me dije que no podía seguir trabajando en un mundo tan cruel, de mi dolor salió la marca «Mujeres con curvas, mujeres que enamoran».

«Lo que me hace seguir adelante es el apoyo de mi clientela y la sonrisa de dos chicas que pensaban suicidarse y vinieron a mi tienda y me dieron las gracias»

¿Cómo nació el logotipo «Mujeres reales»? «Después de casi cinco años de trayectoria, la gente delgada vino a mi tienda con la creación de las pasarelas. Me dijeron que no estaban de acuerdo con que me mantuviese al margen solo con las «curvis», ya que, si las pasarelas de moda tienen a gente delgada y mis pasarelas eran de mujeres con curvas, queda una franja, en medio de ambas, que no estaba cubierta. Como yo estoy abierta a cualquier cosa para hacer un mundo mejor y más feliz amplié mi firma y la llamé «Mujeres reales 2.0″ en el que todo el mundo tiene cabida, sin talla y sin edad. Todo es válido».

Pasa de «Mujeres con Curvas» a «Mujeres reales», bien es sabido, que no todo es de color de rosa, cuando han aparecido las tonalidades grises en su camino de la moda real, ¿cuál ha sido su motivación para no tirar la toalla? «He tenido que escuchar, al principio de mi trayectoria, en los programas radiofónicos frases como: «Cómprate una grúa para subir a tus focas». Aquí la gente va de estrella y me parece que son unos muertos de hambre, es lo que pienso y se lo digo en su cara. No son quienes para despreciar la belleza de una mujer por el hecho de que a ellos no les guste, tendrían que preguntarme si me gustan ellos. Lo que me hace seguir adelante es el apoyo de mi clientela y la sonrisa de dos chicas que pensaban suicidarse y vinieron a mi tienda y me dieron las gracias, me dijeron que «les había salvado la vida». Que un señor me pare por la calle y me diga que: «Desde que mi mujer ve tu muro en Facebook, hace el amor conmigo sin apagar la luz”. Ese es mi trabajo y mi motivación».

De sus palabras puedo dilucidar que lo suyo es un éxito recurrente. ¿Cuál es el secreto? «La empatía. Me parece un fracaso que una de mis niñas se venga abajo, no tiene por qué ser así, ya que mi proyecto es abierto, pero tampoco sabía que había llegado tan lejos, como para que el psiquiatra de alguien que se había intentado quitar la vida en tres ocasiones me dijera: «Esta niña está viva por ti». El proyecto «Mujeres con Curvas» no es tan solo una marca es una historia».

La empatía suele desgastar. ¿Es su caso? «Me desgastó en su momento y tuve que hacer terapia, porque no sabía gestionar mis emociones. Uno de mis amigos, psicólogo, me dijo que tengo un don especial, pero que tenía que aprender a gestionar mis emociones».

¿Ha conseguido dominar dichas emociones? «No, pero tampoco quiero hacerlo porque no sería yo. Lo sigo viviendo con mucha intensidad, pero, con la experiencia, aprendí muchas cosas y una de ellas fue a no perder el control que, en su momento, lo perdí. Me quedó grande la experiencia persona»l.

En 2017 su marca desfiló sobre las pasarelas de Tenerife Moda, fue una revolución dentro de dicho certamen. ¿Hubo un antes y un después, para usted, tras pisar Tenerife Moda?

«Sí, porque nosotros hacíamos pasarelas normales, siempre con temas solidarios. Cuando nos llamaron de Tenerife Moda, yo no tenía una infraestructura adecuada para ello, ya que tengo una pequeña empresa, no sabía lo que era desfilar para una pasarela internacional. Ahí fue cuando me di cuenta del gran trabajo que habíamos hecho, porque todo el mundo nos apoyó. Todo fue creado por amigos y la pasarela fue un éxito, pero no por mi trabajo, ya que yo realmente no hice nada, todo lo hicieron el grupo de embajadores».

Habla de embajadores de su firma. ¿En qué consiste dicho título? «Al crear la marca «Mujeres con Curvas» hemos pasado a «Mujeres reales». He creado el nombre «Embajadores de la Moda», ya que creo que hemos creado una embajada. En mi tienda, además de Moda, se habla de proyectos solidarios, de proyectos sociales, de actividades deportivas, etc. Todo ello para colaborar, nada mejor, para ello, que una embajada que es la que ayuda a los ciudadanos. Dentro de mi grupo de amigos fieles se llaman embajadores, ya que, para mí, esto es mi embajada, mi ministerio, es mi lugar donde todos venimos a tomar un café, a llorar, a crear. A contribuir. Ahora mismo tenemos un proyecto muy bonito de ayuda para gente que lo necesita, gente enferma pero viva y con muchas ganas de vivir. Vinieron a buscarme para que le diera voz a su problema y eso, para mí, es un orgullo y un reto. Los embajadores pertenecen a sendos sectores, que aportan sin ánimo de lucro. En ninguno de nuestros convenios puede existir la palabra «dinlret, ya que va en contra de nuestras reglas».

Por lo que comenta, usted hace labor social. ¿En algún momento va más allá de ello? «Sí, hasta el término de pedirnos que seamos una plataforma para que la gente sepa que existe. Esto ya no es una labor social, nosotros somos, dentro de una pequeña empresa, una parte de total credibilidad de la actualidad, donde hemos demostrado que si queremos, podemos».

¿Enseña la realidad, al público en general, ayudando a través de la misma? «El público viene y me cuenta y siempre les digo que todo tiene solución menos la muerte. Si te queda un suspiro, podemos hacerlo».

¿Cuenta con el apoyo de las autoridades gubernamentales para este tipo de obras solidarias? «Cuando la he pedido. Por ejemplo, cuando hicimos los rastrillos solidarios y pedí ayuda, me la dieron sin ningún problema y con total apoyo».

«Nosotros somos el Mundo real y la Moda real está hecha con mujeres reales, todo lo que salga de ahí no me aporta»

¿El chicharrero de a pie se muestra empático hacia su movimiento creado por y para las mujeres reales? «Sí, respeto y apoyo total y absoluto siempre. No sé ni cómo lo he hecho ni cómo lo he conseguido, pero creo que la gente nos tiene mucho cariño y nos apoya. Cada vez que solicitamos algo, de cualquier sector, siempre nos ayudan. Es más, hasta cuando no pedimos nada, siempre nos preguntan si necesitamos algo».

El mundo de la Moda es muy competitivo. ¿Se siente bien tratada por sus competidores? «No me planteo que tenga competencia, no la siento. Nosotros tenemos una moda diferente, se diseña según te sientas, según pienses en qué le pueda quedar bien a la gente, con lo cual no seguimos tendencias de mercado, ni tampoco seguimos tendencias que no nos favorezcan. Somos un Mundo de la Moda al margen del Mundo de la Moda. Nosotros somos el Mundo real y la Moda real está hecha con mujeres reales, todo lo que salga de ahí no me aporta, por lo tanto no hay competencia».

De sus palabras deduzco que la moda real no tiene nada que ver con la moda actual. «Creo que lo que existe es una escabechina física. Me encantaría poderme sentar con algún diseñador y que me explique por qué una mujer, para ser estupenda, tiene que tener 18 años y la talla 36, quiero que me lo expliquen, que me convenzan y que, alguno, sea ejemplo a seguir».

Exigir a una mujer que tenga la talla 36, ya supone un acto machista. ¿Por qué cree que el machismo está aún inmerso en el mundo de la moda? «Porque los diseñadores son hombres y, además, el jurado casi siempre ha estado compuesto por hombres, pero pienso que, a dichos hombres, les gustaría ser mujeres como nosotras, porque, en Carnavales, los ves disfrazados con «culos y tetas» de silicona, plásticos y demás, por lo tanto, la teoría que mantienen, no se sostiene. Para muestra un botón».

Es feminista… «Yo no digo que sea feminista, yo soy femenina. Estoy encantada con mi lugar de mujer. Nunca he sufrido machismo, siempre he tenido hombres importantes en mi vida a los que quiero y respeto. Dicho esto, también sé que por cómo van las cosas hay que modificar ciertos aspectos, no es mi trabajo, lo mío es la moda, los que llevan ese tipo de áreas tendrán que saberlo y si no, pues que abandonen dicha área».

¿Habla de la guerra de sexos? «Hablo de todo en general. Cuando las cosas no funcionan a nivel leyes, los de a pie no podemos solucionar las cosas, se solucionan cambiando las leyes, las reglas y haciendo condenas más duras. Si tú sabes que si robas te cortan la mano, cuando vayas a robar te lo vas a plantear, pero si pones «no es robo, es hurto» y empiezan con sandeces, todos a robar porque es fácil».

La ley de Talión… «No estoy ni a favor ni en contra. Se tienen que tomar las medidas necesarias para acabar con esta lacra machista».

¿Cuál es el peor enemigo de una mujer? «Ella misma, tu propia mente te puede destruir o llevar a lo más alto».

Una de sus colecciones más aclamada es «Frida by Norma». ¿Por qué eligió a Frida Kahlo como uno de sus iconos para su tienda? «La vida de Frida me gustó mucho porque fue una mujer que creció con su sufrimiento, bien por su accidente o por su parte sentimental. Me gusta sus tendencias, los colores, sus frases tan apoteósicas. Al leerla se me eriza la piel. Frida me inspira. Cualquier personaje que me inspire, para mí es un ídolo. Nosotros creamos esta colección mucho antes de la manifestación feminista del 8M, dicen que la mente va por delante de lo que te puede pasar. Mi vida siempre es así, creo algo y a los pocos meses se convierte en una tendencia actual, el porqué no lo sé. Tal vez, porque los creativos somos un poco pitonisos».

¿Le gusta ser imitada? «Sí, claro que sí, porque lo bueno es lo único que se imita. Me encantaría que alguien me superase para que, de ese modo, tomar ejemplo. Hasta el momento no ha sido así, esta es mi parte «chula».

Una cosa es la imitación y otra es el plagio. ¿Le han plagiado alguna vez? «Sí, pero fue un plagio vulgar por lo que no voy a entrar en detalles. Un plagio tiene que hacerlo el que realmente sabe, pero con las copias vulgares, no vale la pena entrar en detalles».

 

 

Algo por lo que no transija… «Son muchas cosas, pero una de ellas es no tener dignidad y el «aquí vale todo». No, aquí no vale todo, aquí hay que tener una serie de valores y hay que saber pedir con humildad, no hay que aprovecharse de la gente. Las buenas ideas hay que apoyarlas, desarrollarlas y compartirlas pidiendo permiso a la persona que la ha creado. Para mí eso es respeto y es imprescindible en mi proyecto».

¿El fin justifica los medios? «Mi fin sí, que es la sonrisa de mi gente de los que lo han pasado mal. Los medios siempre son los correctos, porque no actúo sola. Todos los jueves me reuno con mis amigas de la infancia, que no tienen nada que ver con mi mundo, y les pido opinión. Si ellas me dicen que algo está mal, lo hablo en mi casa, y si todos piensan que está mal, no lo hago».

Tiene una página de Facebook que ha llegado a ser viral. ¿Se imaginó, en algún momento, que llegaría a ser eso que denominan «influencer»? «Realmente no sabía ni que existía esa palabra. Soy un poco torbellino, soy una mujer que estoy, emocionalmente hablando, en un nivel muy alto y, por lo tanto, ciertas cosas me pasan por delante y no me doy cuenta de ello. Cuando voy a los eventos y me saluda gente con cargos tan importantes, me pregunto de qué me conocen. Me asombro cuando recibo invitaciones de sitios magníficos y, en ese momento, es cuando me doy cuenta que me invitan porque he hecho un buen trabajo. Hay sitios a los que asisto porque me encantan y a otros a los que voy para eclipsar un poco, a la gente que va, con mi presencia. Voy sola a los eventos y me encanta un photocall».

Usted atiende, personalmente, a su clientela. ¿Por qué no tiene empleados en su tienda? «La situación en Santa Cruz de Tenerife, económicamente, está muy complicada y, además, cuando tienes una tienda especializada, si no estás, tus clespecializada. Mis clientas, por ejemplo, las de mayor tallaje tienen problemas de movilidad y se tienen que desnudar para probarse las prendas, mis probadores son de un ancho especial por ello. Yo las desnudo con cariño y ellas, aunque les cueste moverse, no sienten vergüenza conmigo. Eso no lo puede hacer nadie, que no sea yo, porque ellas no se dejan».

«Cuando veo que la gente va solo a lo suyo y a sacar un beneficio personal del dolor, ahí me salen los colmillos»

¿Cómo ha conseguido generar esa confianza y ese respeto en su clientela? «Creo que uso las palabras adecuadas que salen de mi corazón. El éxito de mis palabras es la empatía que creo con ellas. No solo me dedico a vender, también se trata de mantener una relación post-venta. Para mí es muy importante que mis clientas sean felices, esa es mi función».

Es una mujer muy sentimental y, a la par, tiene mucho carácter. ¿Cuándo saca a pasear su carácter? «Cuando veo que la gente va solo a lo suyo y a sacar un beneficio personal del dolor, ahí me salen los colmillos, eso no lo permito, sea quien sea, así me cueste la vida».

No le gustan las mordazas… «No, lo que no me gusta es la gente que tiene precio».

Usted es una mujer muy popular y famosa, en lo que al ámbito chicharrero se refiere. ¿La fama tiene precio? «La fama es muy incómoda. Cuando creas un proyecto que no depende de ayudas, ni de bajar la cabeza porque alguien te pida callar la boca, la fama es maravillosa, se lo recomiendo a todo el mundo. Que trabajen por y para sus ideales sin ningún precio».

Un consejo para aquellas mujeres que ven como sus cuerpos van cambiando y, de repente, deciden encerrarse en sus casas, porque no aceptan dichos cambios en sus anatomías. «Siempre les digo que el principal cuerpo que ha cambiado es el mío. Yo soy el mejor ejemplo de lo que significa el paso de los años. Pero yo no aspiro a ser perfecta, aspiro a ser un ejemplo. Creo que las personas que piensan vivir de sus cuerpos van a pasar hambre, con lo que hay que salir de las casas y aportar algo al mundo. Todas las personas somos buenas en algo, hay que basar el tiempo en descubrir en qué eres buena. Sobre todo en ayudar a gente que está peor que tú. Quiero ver sonrisas donde hay lágrimas. A todas esas mujeres que se encierran en sus casas les diría que vengan a conocernos, porque no es un día menos, es un día más».

¿Su nobleza le ha hecho, en alguna ocasión, llorar? «Sí, por la traición. Me duele mucho que la gente a la que he querido, me traicione sin motivos, tan solo por envidia».

¿Cuál es su último pensamiento antes de dormir? «Que mi hija sea feliz y que cada día aportemos un poco más para que el mundo sea mejor».

 

Por Ale Hernández

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