Mariana Gaviria: “Si no lo puedes pronunciar, tu cuerpo no lo puede digerir”

 

 

 

Mariana Gaviria Jiménez se formó como cocinera y pastelera profesional en el Instituto Argentino de Gastronomía. Se tituló como Coach de Salud y Nutrición Holística en el IIN (Institute for Integrative Nutrition) de Nueva York.

 

 

Aparte de dar talleres de cocina sana y clases personalizadas su labor se centra en enseñar a las personas, que quieren cambiar sus hábitos, a hacerlo de forma saludable, rica y fácil para que alcancen un estilo de vida más beneficioso. En su Instagram @wellness_bites comparte sus propuestas y recetas como prueba de que alcanzarlo es posible. Solo hay que quererlo.

 

¿Qué es un health coach? “Es un profesional que trabaja en base a todos los aspectos que nutren a la gente más allá de la comida. La finalidad de esta disciplina es ayudar a encontrar un equilibrio entre la parte física y la mental. Algunas de las cosas que tenemos en cuenta, para orientar a los individuos en este proceso, son la parte emocional, la espiritual, la forma en la que se relacionan con su entorno, la actividad física, el trabajo, el sueño…Esta materia tiene un componente sicológico y su finalidad es conseguir mantener los objetivos a largo plazo”.

 

¿Entonces, no es suficiente un programa nutritivo para estar saludable? “Podemos comer bien y tomarnos todos los jugos verdes del mundo pero, si vivimos estresados, ansiosos, aburridos, tenemos un trabajo que no nos gusta, no dormimos bien y no hacemos ejercicio nos podemos enfermar de igual forma como si no nos alimentáramos bien. En estos casos la comida no cumple la función nutricional que debe. Muchas veces ingerimos por estrés, ansiedad o por llenar otro tipo de vacíos más allá del hambre física. No es suficiente saber qué productos son mejores que otros, porque el organismo no aprovecha lo que consume de una forma correcta, cuando nuestra emocionalidad no se encuentra en un punto estable. Tenemos que buscar un enfoque más integral y combinar los aspectos que interactúan para conseguir un estilo de vida más balanceado y armónico”.

 

¿Qué es la alimentación holística? “Es una terapia que propone un equilibrio entre los nutrientes que el cuerpo demanda para mantener los máximos niveles de energía. De esta manera, se le ayuda al individuo a mejorar la salud física y de paso la emocional. Cuando comemos bien, nos sentimos mejor. Este método reconoce la identidad única de cada persona y está pensado para diseñar los planes que se adapten a cada necesidad”.

 

«La bioindividualidad consiste en saber que cada persona tiene su vida y que cada una lleva su propia programación»

 

¿Es un tipo de régimen tradicional? “No. A pesar de que se hacen recomendaciones de nutrición, es diferente. En un control habitual se da una dieta en la que se recomiendan porciones, horarios y se restringen alimentos. Esta rama hace énfasis en el cambio de hábitos referidos al conjunto del ser humano. Se trata de acompañar a las personas en un proceso durante el cual puedan cambiar su forma de vivir. La bioindividualidad consiste en saber que cada persona tiene su vida y que cada una lleva su propia programación. No todos necesitamos lo mismo. Lo que es efectivo para unos, para otros es perjudicial. Las intolerancias y los problemas de salud puntuales son factores que nos diferencian”.

 

¿Dónde está el secreto para mantener el peso? “Todos sabemos qué engorda y qué no. Lo más significativo es identificar cuándo comemos por estrés, por ansiedad, por llenar vacíos… Tenemos que aprender a disfrutar de las cosas más allá de la comida. El secreto está en no darle al cuerpo más de lo que necesita. Hay que buscar fórmulas para empezar el proceso de reeducación en hábitos saludables. Para hacer esto tenemos que indagar en la parte en la que se come sin hambre. En el proceso se trabaja para saber qué productos son mejores. Otro secreto es comer cosas naturales y no procesadas y hacer una combinación correcta. Por ejemplo, la mezcla de proteínas, grasas y fibra genera saciedad y hace que tengamos menos hambre durante el día. El ejercicio es fundamental porque bajar de peso con dieta se consigue pero es esencial mantenerlo con la actividad física para conseguir a la vez mejor tono muscular”.

 

 

«Si tú no lo puedes pronunciar tu cuerpo no lo puede digerir. Cuando no entiendas un compuesto, mejor no lo comas”

 

 

¿Qué es lo más dañino para nuestro organismo? “Todo lo procesado. Lo que contenga componentes raros. Si tu abuela no reconoce lo que hay en tu plato no es bueno. Un paquete de Doritos, por ejemplo, diría ella que no es comida. Son químicos, conservantes, colorantes, saborizantes… Hay que tratar de enfocarse en los que no tienen lista de ingredientes y basar el ochenta por ciento de las ingestas en esos. Por ejemplo, qué contiene la avena: avena, las almendras: almendras… recurrir solo a los alimentos que son naturales. Si tú no lo puedes pronunciar tu cuerpo no lo puede digerir. Cuando no entiendas un compuesto, mejor no lo comas”.

 

¿Qué opina del azúcar? “En exceso hace que los perjuicios sean más graves. El aumento en su consumo no es porque le agreguemos más al café sino, porque está escondido en vinagretas, salsas de tomate… Se camufla en las etiquetas porque no siempre aparece como tal. Los productores suelen identificarlo como fructosa, glucosa, jarabe de maíz, jugo de caña evaporada, azúcar invertido… hay muchas formas de nombrarlo y por eso es difícil distinguirlo”.

 

¿Qué problemas genera? “La obesidad, las enfermedades del corazón, el colesterol, la hipertensión, los triglicéridos, la diabetes, el cáncer que se nutre de este, el hígado graso… También afecta la parte hormonal porque sube la insulina que hace que almacenemos grasa y la leptina que ayuda a controlar el apetito. Su uso hace que el cerebro libere dopamina y opioides. Su efecto es similar al de las drogas. Los experimentos han demostrado que los ratones prefieren el azúcar a la cocaína y mientras más ingieren, más lo demandan. La clave está en buscar reemplazos, alimentos naturales y comer más fibra. Dejarlo para ocasiones especiales es una opción y evitarlo en el día a día debe ser una firme intención. Hay cosas que parecen saludables y están repletas de azúcar. En los 90’s se consumían noventa libras por persona y año. En el 2012 esta cantidad ascendió a ciento sesenta y ocho libras por individuo en el mismo período de tiempo”.

 

 

«Las grasas saturadas pueden ser viables si se acompañan de vegetales y de las buenas»

 

¿Y sobre las grasas? “Las buenas son las monoinsaturadas y poliinsaturadas que están en el aguacate, salmón, semillas de linaza, aceitunas, aceite de oliva, nueces… que ayudan a subir el colesterol bueno (HDL) y a bajar el malo (LDL). Contribuyen a la parte hormonal y generan sensación de saciedad. La moda de “bajo en grasa” no funciona. Las que se deben evitar son las transgénicas que se encuentran en todos los productos procesados. Hay una ley que dice que si tiene menos de 1 gramo no se obliga a los fabricantes a ponerlo en la etiqueta. Para identificarlas es preciso mirar que no sean refinadas, ni hidrogenadas y evitarlas. Todas son inflamatorias y responsables de las enfermedades crónicas. La del coco, por ejemplo, es saturada pero distinta a la de los animales. El cuerpo no la almacena como grasa sino como energía. Las saturadas pueden ser viables si se acompañan de vegetales y de las buenas. Todo depende de cada persona y de sus necesidades”.

 

¿Dónde está realmente el equilibrio? “Se relaciona con el secreto para mantener el peso. Hay algo que se llama ortorexia y es el otro extremo a la gente que no se cuida. Tampoco es sano. Si el noventa por ciento del tiempo comemos de manera natural y saludable, el otro diez podemos disfrutarlo sin remordimientos. Cuando nos privamos mucho hay más probabilidad de que nos desbordemos, consumamos más y fracasemos en el intento. No debemos privarnos en exceso. Se puede disfrutar de todos los alimentos en su justa medida”.

 

«No es lo mismo no puedo comerme ese postre a no me lo quiero comer porque me daña. La mentalidad marca la diferencia”

 

¿Todo está en la cabeza? “Casi todo, pero es importante la calidad de lo que consumimos. La mente es la que nos sabotea y si creemos que no somos capaces no lo conseguiremos. El éxito se logra desde el pensamiento con el que se asuma el proceso y el estilo de vida que se adopte. Si preconcebimos que no me lo puedo comer, no me dejan, es prohibido, estoy a dieta, me engordo…, no es sostenible en el tiempo y con seguridad después comeremos más y por ende recuperaremos lo que perdimos. Debemos pensar que es por amor propio y elegir por salud, por bienestar, porque me quiero y quiero nutrirme. No porque estén prohibidas. Eso tiene mucho poder. Cambiemos el no puedo por el no quiero. No es lo mismo no puedo comerme ese postre a no me lo quiero comer porque me daña. La mentalidad marca la diferencia”.

 

¿Qué recomendaciones hace para poder alcanzar los objetivos sin fracasar en el intento? “Este proceso se empieza por querer cambiar el peso pero, cuando nos damos cuenta que si comemos bien se nos quitan los dolores de cabeza, la gastritis, nos sentimos con más energía, nuestra digestión mejora…, en efecto seguro que querremos seguir en esta línea. Volver a los viejos hábitos sería recuperar dolencias que se habían erradicado”.

 

¿Qué nos aporta? “Todo lo que produce es positivo. La gente que se inicia en este tipo de alimentación por el peso termina haciéndolo por su bienestar integral. Nos hace conectar con nosotros mismos. Es equilibrio, salud, más energía, menos síntomas como cefáleas, dolores de estómago… Estamos acostumbrados a comer mal pero cuando nos damos cuenta, de que podemos existir sin todo eso, mejoran muchas parcelas de nuestra vida. Podemos estar al cien por cien a nivel externo e interno. Nos conectamos con nuestra parte emocional y espiritual. También nos permite llenarnos de gratitud y valorar las pequeñas cosas. Descubrimos lo lindo de vivir en armonía y de escuchar a nuestro cuerpo. Si estamos bien con nosotros mismos se reflejará en nuestro entorno”.

 

 

 

 

Por: Luz Toro

Fotografía: Luis Bernardo Cano

 

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