Desde esta semana se comercializa en La Gran Manzana de Nueva York un nuevo producto que han dado en llamar “Cronut”. Se trata de un híbrido entre el cruasán francés ( Croissant para los más puristas ) y el donut americano de toda la vida.
El lugar donde se vende es la pastelería de Dominique Ansel donde, al parecer, se forman colas interminables desde primera hora para hacerse con uno y al que los medios ya han empezado a llamar “los nuevos cupcakes”.
No sabemos aún si desbancarán a los cupcakes, famosos ya en casi todo el mundo, y que nacieron también como una moda neoyorkina que arrasa en todas las pastelerías y omnipresentes en cualquier reunión que se precie.
Pero volvamos al cronut. ¿Cómo se hace?, ¿Qué lleva?, ¿Lo comerá Obama?, ¿Cuánto tardará en llegar a Canarias?. Según sus creadores, este Frankeweenie de la repostería consiste en una masa especial de cruasán que primero ha sido fermentada y después frita. Según cuentas ellos mismos, primero se rebozan en azúcar, después se rellenan con un ganache de vainilla de Tahití, y se terminan con un glaseado de rosas y pétalos cristalizados. Cuentan también que, para que el público no se aburra de este sabor, planean nuevos sabores. De las calorías que nos aportan no dicen nada, eso corre de nuestra cuenta. Su creador ha comentado en televisión que “la gente lo compara con un buñuelo, pero realmente ligero, que se deshace y sabe como un pastel de creps”.
Al parecer tampoco es barato, un precio de cinco dólares (unos cuatro euros) es, cuando menos, para un público de nivel adquisitivo alto.
Una de las desventajas que tiene el cronut es su corta vida en buen estado, unas seis horas según su creador, lo que le confiere la categoría de producto delicado, lo que se nos antoja un verdadero problema para su distribución. Aún así pensamos que si los cronuts gustan y nos llegan a entusiasmar, los pasteleros encontrarán la manea de copiarlos y versionarlos de manera que resulten más económicos y los tengamos para siempre en nuestras mesas. Eso sí, estaremos muy pendientes a la posibilidad de una versión «light» porque de momento se nos siguen antojando como una pastelería de una potencia hipocalórica importante.
@MMujerCanarias