Cristina Tavío: “Estamos en medio de una crisis medioambiental”

 

“Las mujeres somos capaces de alcanzar grandes metas”, fue la frase con la que empezó la entrevista, que concedió a Más Mujer On Line, Cristina Tavío Ascanio, vicepresidenta segunda del Parlamento de Canarias.

 

 

Es una persona que ha aportado visibilidad al empoderamiento femenino en la política del archipiélago porque siendo muy joven ya ocupaba un puesto destacado en un mundo de mayoría masculina. “Hoy la presencia de nuestro género en estos cargos es más normal y común”, comentó.

 

¿Cómo fueron sus inicios? “Al principio, la sensación que tuve fue que me consideraban tonta o quizá menos capaz. En aquel momento en el gobierno canario las chicas éramos minoría. En poco tiempo demostré que yo no era un florero. Les corroboré a mis compañeros que mis pensamientos y mis opiniones eran válidos y que al tenerlos en cuenta había más posibilidades de éxito. Nosotras aplicamos practicidad a la materia. Si miro hacia atrás puedo pensar que mis comienzos fueron temerarios, pero la valentía que me aportó la juventud me empujó a seguir adelante sin miedo”.

 

¿Asusta? “Con treinta años quizá, pero no me generó inseguridad. Por el contrario, en muchos casos me fortalecí porque comprobé que este no es un mundo ni de hombres, ni de mujeres. Es un entorno en el que las personas hacemos equipo para perseguir un objetivo común. Tenemos que practicar la elegancia interior que entiendo como el equilibrio entre saber administrar los éxitos y los fracasos, tanto profesionales como personales. Llevo en mi mochila una madurez y una perspectiva de las cosas, que son valiosas en política, que hacen que mi trayectoria me haga sentir más útil”.

 

¿Cómo llegó a dónde está? “Con la disciplina que me inculcaron en casa. Esa fue mi mejor aliada y una buena brújula. Me trajo hasta aquí con más éxitos que fracasos y he aprendido lecciones de mis derrotas. Fui la primera mujer que aspiró a presidir el Partido Popular en Canarias. La gente eligió la otra opción y hubo personas que vieron en este hecho un fracaso. Yo lo asumí como una fortaleza porque me permitió ver las cosas desde otra perspectiva. Podemos alcanzar lo que nos propongamos si trabajamos como hormiguitas”.

 

Estudió leyes en la ULL y se especializó en Derecho Comunitario en la Universidad Libre de Bruselas. Una preparación que le dio grandes oportunidades. “Asumí la presidencia del partido (2001-2012) cuando este no tenía presencia en ninguno de los treinta y un municipios de Tenerife y lo dejé con representación en casi todos. En el parlamento había solo un diputado y cuando terminé mi gestión eran cinco. Tuve el privilegio y la suerte de dirigir los debates en la séptima legislatura cuando fui vicepresidenta primera”.

 

“Fui la primera mujer que ganó unas elecciones en esta capital cuando mi partido no tenía la hegemonía administrativa del archipiélago desde hacía más de veinte años”

 

 

Entre sus logros destaca: “Fui la primera mujer que ganó unas elecciones en esta capital cuando mi partido no tenía la hegemonía administrativa del archipiélago desde hacía más de veinte años”.

 

Es una persona que transmite vitalidad, energía y muchas ganas. Cristina Tavío define la felicidad como una actitud. “He aprendido más de mis derrotas que de mis victorias”.

 

¿Le gustaría llegar a la presidencia del Gobierno? “Es el anhelo de cualquier político que quiere a su tierra. Soy canaria, española y una apasionada de lo que hago. Con mi gestión, me gustaría aportar muchas cosas buenas a nuestra sociedad. No es un camino de rosas pero cuando se quiere, se puede. Hay demasiado trabajo pendiente”.

 

La señora Tavío da su opinión sobre algunos de los asuntos de actualidad que más preocupan a la comunidad.

 

¿Qué piensa de la crisis de nuestras playas? “El problema de las microalgas, o como lo quieran llamar, lo asocio con el desastre del Prestige. Considero que es la muestra de que no se ha filtrado lo suficiente en los últimos años. Tiene que haber un antes y un después, este episodio es muy lamentable. No tengo responsabilidades en la materia, pero estoy esperando a que empiece el período parlamentario para preguntar por el plan urgente que deben estar ya aplicando para que Tenerife sea la isla de siempre, con el mejor clima y las mejores costas. Es por amor propio. Es enorme el bochorno que estamos sufriendo ante esta situación. Esas fotos hablan solas. Debemos pedir todas y cada una de las inversiones que se han hecho en purificadoras. Nunca se había gastado tanto en este menester como en los últimos veinte años. No hay que ser muy inteligente para saber que esos emisarios no se han puesto en el sitio correcto. La depuración es una fuente de energía en sí misma. Hay muchos ingenieros en Canarias especialistas en aguas residuales. Este saneamiento no debería ser un problema sino la solución para establecer centrales de acumulación de energía por bombeo. Esa tecnología está aquí, en la Universidad de la Laguna y en la de Las Palmas. Tenemos que poner dinero a disposición de nuevos proyectos, para hacer de esto una realidad, y averiguar en qué se empleó el presupuesto que para este efecto se destinó”.

 

¿Por qué hemos llegado a este extremo? “Sobre esto se puede hacer una tesis doctoral. Las personas que saben del tema, con las que he hablado, dicen que es la mezcla de no haber depurado bien y de haber permitido emisarios cerca de la costa. También influye el calentamiento del agua y, además, ha coincidido con las calmas del mar que no se habían visto nunca en el mes de agosto. Ese cóctel es el que genera este fenómeno. Me avergüenza esta situación como canaria y tinerfeña. En estos momentos quienes tienen la responsabilidad deben estar trabajando en ese plan de acción para corregir el inconveniente y que esto no vuelva a suceder. El Parlamento podría ser el lugar para crear una comisión de investigación que averigüe cómo se ha gestionado el dinero. Tenemos que ver lo que han hecho cada uno de los cabildos insulares en esta materia, porque ellos son los encargados de tramitar esos capitales. Mi responsabilidad es saber que el presupuesto se gastó bien, que se hicieron las obras que se tenían que hacer y que las propuestas que se plantearon se han ejecutado de manera adecuada. Iré a las reuniones que tenga que ir y leeré todo lo que tenga que leer. No me atañe hacer sentencias, ni buscar a los culpables. Eso corresponde a otros. Estamos en medio de una crisis medioambiental. A la gente le da igual como lo denominemos. Quiere tener la playa limpia mañana, y saber realmente si lo que pagamos por los impuestos se empleó bien, si nadie metió la mano o si se hicieron proyectos innecesarios. Hay mucho trabajo por delante”.

 

 

 

                                                                                 Fotografía: Rubén De Cándido para @MásMediaGroup

 

 

¿Qué ve en nuestros ancianos? “Europa tiene un problema. En muy poco tiempo más del 38 % de la población seremos mayores de 60 años. No nos estamos preparando para ese momento de forma suficiente. No nos engañemos. Es parte de nuestra responsabilidad como personas cuidar a nuestros mayores. Dentro de una década, la mayoría de las familias tendrán cuatro progenitores con más de sesenta y cinco y ¿qué vamos a hacer? Conciliar consiste no solo en compartir las responsabilidades del hogar sino también las de la familia. Tenemos el deber de cuidar a quien nos cuidó. No es solo un problema de cara a las pensiones sino a que tengamos los centros, la infraestructura y un sistema de bienestar preparados que permitan que nuestros hijos trabajen sin que seamos una losa para ellos. Eso también pertenece al primer plano político. El índice de vida está aumentando. De manera, que con la baja natalidad va a ser muy difícil mantenernos en la vejez. Me aterra pensar que los aparquemos como quien estaciona un coche. Prefiero trabajar para crear un sistema en el que no tengan que salir de sus entornos. Nos corresponde encarar el futuro de nuestra propia ancianidad con optimismo”.

 

¿Qué opina acerca del feminismo? “Debemos practicar la moderación y el equilibrio porque son las claves para llegar a un punto de encuentro con los chicos. Para mí, la igualdad es la convivencia de dos géneros distintos. Hay que hacer equipo y aprender a respetarnos de forma mutua. Tenemos que estar en cada lugar sin ofender, sin insultar, sin ser violentos… y es algo que se aprende tanto en casa como en el colegio. El feminismo no nos puede aislar de la realidad porque no se trata de estar por encima de ellos. Tenemos que aprender a coexistir sin creernos ni más, ni menos”.

 

¿Qué observa en el aporte que ha hecho la tecnología a la sociedad? “Todo bien administrado es positivo, pero las redes sociales se han convertido en el escondite de muchas vanidades en las que la gente le da rienda suelta a la violencia. He sufrido ciberacoso y bullying. Tengo una causa pendiente porque alguien pensó que su derecho a la libertad de expresión estaba por encima del mío a la integridad física y moral. Por fortuna, se ha avanzado y se ha modificado el código penal para tipificar estos delitos de odio. Los cuerpos de seguridad del estado han desempeñado una importante labor para protegernos de estas prácticas que se hacen detrás de perfiles ocultos. Somos personas. Además, nuestro entorno tampoco tiene por qué sufrir los daños colaterales de un familiar que ejerce en esta profesión”.

 

¿Cómo cree que podría solucionarse este problema?Opino que es necesario volver a impartir la urbanidad para aprender a dirigir y a administrar la rabia. No podemos ir por la vida insultando y matando al mundo. Vivimos en una sociedad que nos exige, al conjunto de los ciudadanos, unas normas de convivencia y respeto para alcanzar la armonía. Los partidos políticos somos fábricas de sectarismo y me preocupa porque la tendencia es a pensar que los que no comparten nuestras ideas son feos y malos. Tenemos que avanzar porque hay que salir de las trincheras de la guerra civil y ocuparnos de gestionar las cosas bien, con transparencia. Los ciudadanos tienen que sentirse satisfechos de los servicios que reciben y de la gestión que hacemos de los recursos”.

 

Hábleme de la transparencia. “La palabra lo resume. Se trata de dedicar tiempo a explicar cómo, por qué y para qué se han hecho las cosas. Nuestras obligaciones también tienen que trascender y que la gente sepa lo que hacemos. Estoy en esto por vocación. No ha sido una trayectoria fácil. Ha sido muy dura y aceptar lo malo y lo bueno es parte de este trabajo. Hay personas que se aprovechan de la política y no intentan dar lo mejor de sí por esta tierra. Pero también hay gente muy involucrada que quiere sacar adelante proyectos y propuestas para que la situación en general mejore”.

 

«Me gustaría que todos sepan que no hay impunidad y que toda la sociedad y los partidos estamos unidos en contra de esta lacra, porque nos ocupa y nos preocupa. Igual, hay que vigilar a las mujeres que se quieren aprovechar del sistema»

 

¿Respecto a la violencia de género, considera que se hace lo suficiente? “Es importante que se dé más publicidad a las condenas. Me siento orgullosa de vivir en un país en el que realmente se persigue a los maltratadores a diario. Cada día son más lo que están en la cárcel. Lo que trasciende en los medios son los minutos de silencio por las víctimas, no la cantidad de hombres que hay convictos por estos crímenes. Es importante darle visibilidad a esa tragedia. Me gustaría que todos sepan que no hay impunidad y que toda la sociedad y los partidos estamos unidos en contra de esta lacra, porque nos ocupa y nos preocupa. Igual, hay que vigilar a las mujeres que se quieren aprovechar del sistema. Ha habido casos de algunas que intentan abusar. Lo tienen que tener en cuenta los magistrados a los que les corresponde imponer las sentencias. Deben usar las lupas más grandes para detectar qué es una injusticia y qué no lo es”.

 

¿Qué ocurre con el empleo? “Es la mejor forma de igualdad social. Tenemos que conseguir que nadie se aproveche de nuestro sistema. Hay que buscar las fórmulas desde la política para que el tiempo que la gente depende de las ayudas sea cada vez menor y que se puedan incorporar al mercado de trabajo lo antes posible. Lo normal debería ser pasar más tiempo de nuestra vida siendo productivos que ociosos. Tenemos que acertar en nuestras elecciones para trabajar en lo que nos gusta. En la vida la vocación es indispensable para elegir. Si te atrae lo que haces con más ganas te desempeñas. Creo en la dignidad que da el empleo porque es parte del camino hacia la felicidad. Es lo más básico de los valores de una persona. Si no nos podemos valer por nosotros mismos nos falta una parte importante que corresponde a sentir la satisfacción del deber cumplido. Creo en la libertad del mercado con ciertos controles. No hay nada más justo para una sociedad que sus miembros puedan valerse por sí mismos, que reciban ingresos y que puedan decidir con su dinero lo que quieren hacer. La solidaridad es importante pero no puede derivarse del sistema. Si nos regalan la vivienda a todos ¿quién va a querer trabajar? Es mejor emplearnos y en lo posible en lo que nos cautive. Eso sí es igualdad”.

 

Entre las cosas buenas que le ha dado su labor, ¿qué destaca? “Por muchos desengaños que me haya llevado, mi mayor satisfacción ha sido la de haber sido capaz de coger un partido por el que nadie daba nada. Logré transformarlo y hoy tiene futuro en Tenerife porque puede aportar algo positivo al desarrollo de esta isla. He ganado elecciones pero aún no he podido demostrar mi gestión. Soy joven y persigo la felicidad, que la encuentro en el hecho de no ganar siempre sino de no rendirme nunca”.

 

¿Cuál es su opinión sobre la situación de Venezuela? “Es una verdadera tragedia. Los pensionados nativos llevan más de un año y medio sin cobrar. Están en estado de emergencia. Hemos logrado que a través de los ayuntamientos se consigan ayudas urgentes para alquileres y agua. Hay muchos retornados que viven de la limosna familiar. Mi vínculo es con Cuba por mi familia. Pero por la gestión política en mi partido he viajado más a Venezuela. Tenía reuniones con el cónsul o el embajador para preocuparme por los presos, los ancianos, los hospitales, los orfanatos, y los empresarios canarios que querían retornar al archipiélago para invertir. Existe una tragedia económica. El 39 % de las solicitudes de asilo son de venezolanos. Las peticiones de auxilio humanitario están en aumento porque tienen problemas de salud y no hay ni un punto de sutura para coser a una parturienta. Son situaciones extremas. Allí quedan mucho canarios aún, aunque ya dos millones están en nuestro país por lazos históricos, familiares y culturales”.

 

¿Estamos preparados para recibir estos desplazados? “No. Ni nuestra seguridad social, ni nuestro sistema de bienestar dan para ayudar a un país que tiene tres veces la población de España. Ahora mismo, considero que están en una pseudoguerra civil. Maduro confirma que es peor que Hugo Chávez, que Fidel Castro, que Evo Morales o que Cristina Fernández. Sobre todo él mismo corrobora que es devastador para Venezuela. A los demócratas del mundo nos tiene angustiados y sentimos frustración. La intervención de las organizaciones internacionales es urgente pero lo que transmiten es falta de acción, mucha pasividad e indiferencia. La situación es desesperada. La violencia en cualquier segmento de la sociedad es perjudicial y fomenta el sectarismo”.

 

¿Cuáles considera que son los males que más afectan a la sociedad? “La vanidad es el deporte nacional. También la falta de comunicación derivada de los avances tecnológicos en todos los niveles. Vivimos en el mundo de los prejuicios. La compra compulsiva es una enfermedad de este siglo, facilitada por el comercio online. Nuestra sociedad no puede permitirse personas que no lleguen a final de mes porque se gastan lo que no tienen. Aprender a administrarse y reflexionar son cosas que se deben aprender en el hogar y en las escuelas”.

 

 

                                                                                    Fotografía: Rubén De Cándido para @MásMediaGroup

 

 

¿Cómo sale un país adelante? “Es cuestión de actitud, no de aptitud. Yo estudié y trabajé al mismo tiempo. En España no tenemos asumido que ocuparnos en algo que no nos agrada puede prepararnos para algo que nos llegue a gustar. Por ejemplo, necesitamos que nuestra gente hable idiomas. Es urgente por la condición turística de nuestra Isla. No podemos decir luego que los extranjeros nos quitan los empleos cuando no hacemos nada para enfrentar lo que las empresas demandan. No veo que la gente esté alerta sobre este asunto. Hemos de viajar con positivismo por la vida para alcanzar los objetivos. Procuro como profesional repasar mis conocimientos de distintas cuestiones para no olvidarlos. Porque en cualquier momento me veo obligada a dejar esta función y tengo que estar preparada”.

 

¿Están formados nuestros políticos? “Este es el parlamento con más titulados universitarios en la historia de Canarias. Creo que el sistema que tenemos en España se puede y se tiene que perfeccionar. También considero que se deben reducir el número de instituciones porque son muchas y las pagamos entre todos. Es una asignatura que exige una solución inminente”.

 

¿Las familias con miembros dependientes pueden aspirar a mejorar su situación? “He tenido uno en mi entorno. ¿Cuántas personas hay en esa situación? Tenemos la responsabilidad de darles ese respiro a sus cuidadores e intentar que, al menos, algunas horas del día puedan tener su propio espacio para poder de nuevo dedicarse a la labor. Nadie se niega a atender a sus enfermos, pero los que se encargan de ellos necesitan un momento para sí mismos. Se resiente su vida personal, marital, el amor y la dedicación que le da al resto de sus hijos, su entorno…”.

 

¿Y sobre la gestión que se desempeña? “Hay demasiado trabajo pendiente. Hay que intentar conseguir un punto de equilibrio entre los que comparten nuestras ideas y los que no. A este quehacer se viene llorado, no se llega aquí a resolver los problemas propios, sino a intentar ponerse en la piel de los que más sufren”.

 

«Soy muy positiva y no padezco de rencor ni de odio porque la violencia es una enfermedad. Tenemos que enseñar a nuestros niños que eso no los lleva a ninguna parte»

 

¿Le gusta el deporte? “Lo practico y lo necesito. Me ayuda a canalizar muchas sensaciones. Realizarlo al aire libre es la opción que más me gusta. Camino, nado, monto en bicicleta… Soy activa porque creo que el mundo es de las personas despiertas que no dejamos escapar las oportunidades. Además entiendo que es una forma de envejecer con dignidad para poder disfrutar de mayor autonomía física cuando llegue ese momento”.

 

¿Cómo se define? “Mi carácter tiene parte de rejo y parte de raza. Me enseñaron que en esta vida nada se regala. He tenido que metabolizar muchos desengaños que no me gusta llamar puñaladas. Soy muy positiva y no padezco de rencor ni de odio porque la violencia es una enfermedad. Tenemos que enseñar a nuestros niños que eso no los lleva a ninguna parte. Hay que sembrar mucho amor en casa. Somos más felices ayudándonos. Pero no nos equivoquemos. No se trata de la abnegación que tenían nuestras abuelas. Es aprender a desarrollar una habilidad para dar mucho afecto y poder disfrutar de la armonía que genera el buen ambiente familiar y social. La gente debe desmitificar el concepto que tiene del éxito porque considero que este consiste en cumplir con las obligaciones diarias. Sin darte cuenta, escribes tu historia sin haberte rendido por muchos fracasos o desengaños que hayas sufrido”, concluyó la parlamentaria.

 

Texto: Luz Toro

Fotografía: Rubén De Cándido

 

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