En 1975 la ONU reconoce oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
En 1975 la ONU reconoce oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

El día 8 de marzo de 1857 un nutrido grupo de obreras del sector textil decidieron salir y recorrer las calles de la ciudad de Nueva York como protesta a las pésimas condiciones salariales en las que trabajaban. Este hecho supuso el punto de partida para una lucha incansable por alcanzar la igualdad de género

A raíz de los acontecimientos de ese 8 de marzo se sucedieron una serie de protestas con este propósito, como la huelga del 5 de marzo de 1908, también en Nueva York, en la que se reclamaba la igualdad salarial entre hombres y mujeres, la disminución de la jornada laboral a un total de diez horas y que se concediera un tiempo para la lactancia.
Ese mismo día tuvo lugar una tragedia que marcaría la historia de la lucha por la igualdad. Más de 100 mujeres perecieron en un incendio en la fábrica de Sirtwoot Cotton, se dice que provocado por el propio dueño de la misma como respuesta a la huelga. A pesar de dificultades como ésta, las mujeres de aquella época siguieron luchando por cambiar su destino.

Finalmente en 1975, la ONU (Organización de Naciones Unidas) decidió reconocer oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. Desde entonces cada año tienen lugar distintas actividades durante ese día que nos hacen recordar el largo trecho que ya hemos recorrido, y lo que nos queda aún por recorrer.

Todavía son muchos los avances necesarios para acabar con la desigualdad de género, según diversos datos sobre la situación laboral de la mujer: el Instituto de la Mujer afirma que el 95,9% de las excedencias laborales para el cuidado de los hijos corresponde a mujeres, y que mientras el trabajo diario doméstico para una mujer abarca unas 5 horas y 58 minutos, los hombres sólo invierten 2 horas y 20 minutos.

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De la misma forma, asegura que sólo el 37,63% de los profesores universitarios son mujeres (únicamente el 13,2% de ellas son catedráticas), y que en un total de 74 universidades sólo encontramos 11 rectoras. Por su parte, en las empresas privadas únicamente encontramos un 19,89% de presencia femenina en los puestos de alta dirección. Además, el Instituto de la Mujer también afirma que el contrato temporal es más habitual en mujeres y que la diferencia de salarios entre ambos sexos puede llegar a ser de un 16% por hora. Vemos cómo hoy en día la mujer tiene aún más dificultades que el hombre para acceder y mantenerse en el mercado laboral.

Los datos que subrayan esta injusticia son inagotables. Según diversos estudios, en España el 21% de las mujeres confiesan haber sufrido discriminación sexual en su trabajo, y sólo un 7% de ellas han tomado medidas al respecto, frente a un 33% que no lo hicieron por miedo. Por otra parte, encontramos el “mobbing maternal”, que aseguran sufrir nueve de cada diez embarazadas. Se discrimina, claramente, a las madres en el mercado laboral.

Actualmente contamos con el apoyo de la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres de 2007, que permite la representación sindical y trata de mejorar la situación laboral de los trabajadores y trabajadoras.
No obstante, sigue siendo necesario tomar nuevas medidas. Los altos cargos políticos y empresariales deben reconsiderar la situación laboral de la mujer y crear nuevas políticas de empleo que faciliten la vida profesional de las mujeres. Y por supuesto, todos debemos insistir en inculcar una educación que apueste por el respeto y la igualdad.

En Canarias el Gobierno Autónomo aprobó una declaración institucional con motivo de la próxima celebración del Día Internacional de la Mujer, en la que reafirma su compromiso con la defensa de los derechos de las mujeres y considera absolutamente necesario el rechazo social e institucional ante cualquier retroceso en esta materia.

En el texto se recuerda «la persistencia en pleno siglo XXI de la desigualdad, la injusticia y la discriminación que sufren las mujeres en los ámbitos económico, laboral, social, político o cultural», una realidad que, sostiene, «requiere de la consideración de problema social y de una respuesta integral».

Es innegable el reconocimiento que ha ganado la mujer en el ámbito laboral, especialmente desde los años 70, pero también lo es el hecho de que aún son necesarios muchos cambios para que podamos hablar de igualdad. A través de la educación, de la lucha política y de la eliminación de los estereotipos, sin duda la mujer llegará a alcanzar el reconocimiento que merece.

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