Un despido laboral no ha sido una noticia agradable, pero en estos tiempos de crisis es un golpe difícil de encajar. Sabemos que tras un despido laboral nos espera un largo periodo de desempleo y nuestro futuro es incierto, y de este modo resulta algo más difícil ver el lado positivo de esta situación. Aún así, debemos encontrar la manera de afrontar este cambio.
Cuando alguien pierde su puesto de trabajo pasa inevitablemente por un tiempo de adaptación y de duelo. Durante este período es completamente normal sentir rabia, tristeza, estrés, miedo, e incluso pérdida de la autoestima. Aunque poco a poco esa persona irá asumiendo la realidad.
Es en este momento cuando deben hacerse grandes esfuerzos para no sumirse en la depresión y salir adelante. Para empezar se recomienda no perder el contacto con los antiguos compañeros. Esto es muy importante, pues a través de ellos pueden conseguirse otros contactos e información que nos haga más fácil el acceso a futuros empleos.
Lo peor que podemos hacer en esta situación es adoptar una actitud de víctima. Es precisamente en este momento en el que debemos ser fuertes y dinámicos, marcarnos nuevas metas y luchar por ellas. Es cierto que es muy complicado mantener la esperanza, pero no podemos dejar de intentar hacernos un hueco en el mundo laboral. Sumirnos en la amargura no nos servirá de nada. Uno de los errores más comunes es analizar una y otra vez las causas del despido, cuando lo mejor es dejarlas atrás y mirar hacia adelante.
Para ello resulta muy recomendable establecer una rutina diaria de búsqueda de trabajo, explorar nuevos mercados, y no olvidarnos de pedir ayuda a la gente de nuestro entorno familiar y social, ya que ellos pueden ofrecernos la posibilidad de un puesto vacante en alguna empresa.
Si la situación de desempleo se alarga demasiado, es fundamental buscar alternativas para mantenerse activo. Es muy común, por ejemplo, optar por ampliar la formación profesional mediante estudios complementarios que puedan fortalecer el currículum, pero siempre teniendo en cuenta que sea cual sea la formación que elijamos deberá estar en consonancia con aquello que realmente nos gusta y nos apasiona.
Fuente: Raquel C.M.