Mujer emprendedora, cuestión de actitud y aptitud.
Mujer emprendedora, cuestión de actitud y aptitud.

Convertirte en tu propio jefe, tener una idea de negocio, conciliar vida personal y profesional, tener la necesidad de crear o innovar, en definitiva, ser emprendedora. Las razones que mueven a cada emprendedora suelen ser diferentes y muy personales.

Una aventura apasionante para la mujer que requiere, al mismo tiempo, de un gran esfuerzo y compromiso, no en vano, casi una de cada dos nuevas empresas que se crean, desaparecen en su primer año de existencia.

Al contrario de lo que generalmente se cree, la genialidad de la idea no es tan fundamental en el éxito del proyecto como otros factores aparentemente secundarios: el perfil y la motivación del emprendedor/a, el contexto económico general y del sector en el que se opera, la financiación necesaria a corto y medio plazo, la disponibilidad de recursos humanos y materiales adecuados, los contactos de clientes y proveedores potenciales…

Para no dejar a la suerte ningún aspecto, es recomendable elaborar un Plan de Negocio que recoja y analice aspectos fundamentales en la creación de una nueva empresa como puede ser la definición del producto, la delimitación de las necesidades financieras, el plan comercial y el flujo de tesorería.

Puede que resulte abrumador, pero no debemos preocuparnos ya que, numerosos organismos públicos y privados ofrecen gratuitamente apoyo desde asesoramiento para la elaboración del Plan de Negocio hasta la búsqueda y concesión de ayudas para la financiación de dicho plan.

Pero….la Emprendedora ¿nace o se hace?

Debemos distinguir entre aptitudes y actitudes para ser empresaria. Si bien es cierto que las actitudes son algo inherente a la persona (cualidades innatas como ser creativa, emprendedora, visionaria, tenaz, valiente,…) también se adoptan, se adquieren o se aprenden. Las aptitudes se ligan al «se nace» y las actitudes al «se hace». No obstante, ambas se pueden mejorar, y no es necesario contar con todas las aptitudes asociadas al carácter emprendedor. Ayudan, pero no determinan el hecho de que alguien puede poner en marcha una idea de negocio.

FUENTES: Banco Mundial de la Mujer, Universia.

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