…Ayer, volviendo del ala sur de esta nuestra ínsula, por esa conexión a la autopista de «no te pases de 60 km/h en bajada, y en pendiente de más de 45º » ( a ver quien es el temerario que lo consigue…porque les aseguro que en ocasiones he preferido la multa ) . Pues nada…que venía yo, como decía, conduciendo ya de noche cerrada y embelesada por los 80km de carretera salpicados de buena música…cuando…veo veo….que triste lo que veo…

Lo contaré como lo ví, siendo una hormiguita en el espacio, mirando con una lupa lo que esta raza que somos tiende a hacer de forma sistemática e inevitablemente…inevitable.

…siguiendo mi camino de hormiguitas, el que siempre sigo, porque así lo dictan las antenas firmemente ancladas en mi cabezón, siento hoy la necesidad de esparcirme, desperdigarme, desencaminarme y, por una vez, mirar un poco más allá, o más acá, con mi enorme lupa de cristal de Luna…

Veo miles de luces que se acercan como pueden al Centro Comercial, ese que está cerca del otro de muebles, y del otro de martillos y del otro de deportes, y que nos aprietan dentro de un embudo, todos al mismo lugar, que es la caja registradora, ahora además, inteligente, pues deriva muchachas al INEM. Y pensaba yo, con mi minúsculo cerebro de hormiguita…»chaaaacho…,porque los insectos han hablado siempre en perfecto canario, es que estos seres están ciegos…además de locos de contento….»

Son las 21 horas y a falta de una para el cierre, aún tupen la autopista, a fin de «pillar» algo para mamá, a quien no han regalado una flor el resto del año. Y vive Dios que a las hormigas nos encanta la Navidad, y el Carnaval, y el «jalogüin», ese que hemos inventado, pero entonces…¿de qué se quejan estos humanos ?. Tanto discurso antipolítico, que termina por adoptar la misma solución del político, para acabar como yo?, detrás de cientos de hormigas que hacen lo mismo marchando firmes, como soldados sordos hacia el mismo lugar???.

En fin, que como ya era tarde y no había comprado ni un mísero grano de azúcar pa’ la parienta, arramblé con mi lupa y marqué mi paso «un, dos, un, dos…», rumbo a donde cómodamente nos sentimos todas más seguras, ajenas al Oro Matón.

Queridos bichos, sigamos contándonos en los bares lo mal que nos tiene la crisis y girando como peonzas (trompos, vaya) en torno a textos elocuentes, prensa y redes, pero cojamos además la lupa y a ver de que forma nos vamos desviando y tomando conciencia, porque será la única forma de romper filas….

Texto: Irene González – Mímate

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