Sufragistas: Una historia necesaria
“Sufragistas” es una película estrenada en 2015, basada en el movimiento sufragista que nació en Inglaterra en vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
La cinta cuenta cómo la mayoría de las sufragistas no procedían de las clases altas, sino que eran obreras que veían impotentes cómo sus pacíficas protestas no servían para nada. Entonces se radicalizaron y, en su incansable lucha por conseguir la igualdad, se arriesgaron a perderlo todo: su trabajo, su casa, sus hijos y su vida. La protagonista es Maud (Carey Mulligan), una mujer que reivindicó la dignidad de todas las mujeres.
Esta película plasma la dura realidad, una realidad que se vivió en un tiempo no muy lejano al nuestro. A día de hoy se necesita que el cine promueva las ideas de igualdad porque, desgraciadamente, en países desarrollados y no desarrollados las mujeres siguen sin gozar de los mismos privilegios que posee un hombre. Mientras se relatan el proceso de conversión ideológica y política de una mujer, podemos percatarnos del contexto social, político e institucional en el que viven las mujeres, y es que la guionista Aby Morgan se basa en hechos reales y en un acontecimiento en concreto para reivindicar los derechos de la mujer, que casi cien años después, siguen sin conseguirse. Y es que además de una trama real y bien representada, cuenta con un reparto de primera.
Meryl Streep, a pesar de sus breves apariciones, es clave en esta película. Interpreta a la gran luchadora feminista Emmeline Pankhurst y deja algunas perlas como ésta:
“No subestiméis nunca el poder de las mujeres para decidir nuestro destino. No nos han dejado alternativa, ¡desafiad al gobierno!”
Otro papel encomiable, aparte de la entrañable protagonista de esta historia, es el de Helena Bonham Carter, la cual interpreta a Edith Ellyn.
Edith es una figura histórica de la época, fue parte de la defensa personal y entrenadora del fuerte colectivo de guardaespaldas de Emmeline Pankhurst, y Bonham Carter no solo la interpreta con corazón y garra sino que además “Sufragistas” la convirtió en feminista: “Cuando empecé esta película, creo que no lo era; ahora soy feminista involuntaria, y estoy segura de que por ahí hay feministas que no lo saben. Estoy segura de que no se sienten inferiores a los hombres. En tanto que alguien piense que todos somos iguales, ese es un feminista. Ser feminista no significa odiar a los hombres. En nuestros tiempos, muchas mujeres piensan que la lucha ya se ha terminado pero depende del lugar donde se haya nacido”, comentó en una entrevista para La Prensa.
Como mencionaba antes, Maud Watts la protagonista, no solo deja ver con su desgarradora historia sobre el voto femenino, el machismo y la estructura patriarcal de la época, sino que también en torno a su historia se encuentra el ámbito de la maternidad, cuando las mujeres ni siquiera pueden decidir sobre la custodia de sus hijos. Maud es una joven trabajadora de lavandería y madre de un niño, explotada laboralmente desde la infancia y violada por su jefe desde niña. No dudará en unirse a sus compañeras más combativas y en utilizar medios propios de la guerrilla para poner fin a una terrible injusticia y a un trato inhumano marcado por la discriminación y la tortura en las cárceles.
Otro de los personajes reales que aparece en la película, y que da sentido a la conclusión de la misma, es Emily Wilding Davison (Natalie Press), la sufragista que perdía la vida en el derby de Epsom en 1913 al lanzarse sobre uno de los caballos con la intención de colgarle una bandera sufragista.
“Sufragistas” es un filme necesario. La historia de las mujeres que lucharon por el voto es algo que debería ser abordado por cada país en particular. Recrea a la perfección la lucha de aquellas mujeres que sacrificaron mucho para alcanzar un sueño que muchos hombres (y también mujeres) creían que nunca alcanzarían.
La película es dramática, muy realista, conmovedora, con un guión en el que las frases lapidarias resumen los sentimientos, los anhelos y los pensamientos de aquellas mujeres que dieron la vida, derramaron sangre y sufrieron para que podamos disfrutar nosotras, parte de las mujeres del siglo XXI, de unos derechos esenciales. Delicada, elegante, comprometida, necesaria, la cinta de Gavron debería de proyectarse en las escuelas para documentar una época vital en los cambios de una sociedad que todavía mantenía unas estructuras arcaicas.
Personalmente, la película me ha hecho reflexionar sobre ese parangón que antes mencioné: la lucha contra la dominación patriarcal y la lucha contra la dominación de clase ejercida por la burguesía. Nada se regala; todo se conquista a través de una lucha sin tregua. Emmeline Pankhurst invita a sus aliadas a no abandonar la lucha; me gustaría finalizar esta crítica con el mismo mensaje. Somos dueños de nuestros destinos, juntos debemos acabar con las lacras que siguen envolviendo a nuestro mundo. Concienciados socialmente y con películas como “Sufragistas” estoy segura de que lo lograremos.
¡Por el voto femenino!
Por: Sofía Ramos
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