“Frida” es una película estrenada en 2002, basada en el libro de Hayden Herrera, sobre la vida de la famosa pintora mexicana Frida Kahlo. Relata la tormentosa y excitante vida de Kahlo, una mujer fuerte, radical y revolucionaria en todos los aspectos de la vida, y su lucha para arrancar de la misma todo el disfrute que se le quería arrebatar.

 

Los principales aspectos que hay que destacar son las actuaciones sobresalientes  de los dos protagonistas principales, Frida por Salma Hayek y Diego Rivera, por Alfred Molina,  hacen que junto a  detalles bien tratados, como la fotografía, nos traslademos al México de la época.

 

La vida de Frida Kahlo es una historia maravillosa, de una mujer que parecía vivir en su propio tiempo, mezclando sensualidad y sexualidad, juegos y convicciones, con el arte como razón de supervivencia.

 

Frida siempre fascinó a los hombres y mujeres que la rodeaban, esto es algo que está muy bien representado en la pantalla y que además, los colores, los trajes, las luces de México, sin hablar de la magnífica banda sonora compuesta por Elliot Goldenthal, premiada por el Globo de Oro por la Mejor Música Original, nos pone la piel de gallina. Aunque los verdaderos matices, la verdadera biografía de Frida Kahlo se puede ver en el largometraje cuando suena una canción de Chavela Vargas.

 

La estupenda interpretación de Hayek, además productora de la película, y de muchos personajes secundarios indispensables, como los actores mexicanos Patricia Reyes Espindola (Matilde, la madre de Frida), Diego Luna (Alejandro Gómez Arias, un novio de la Frida adolescente), Margarita Sanz (Natalia Trosky), pero también artistas hollywoodienses como el ganador del Oscar por Shine, Geoffrey Rush (Leon Trotsky) la hacen absoluta merecedora de los premios y nominaciones a los Globos de Oro, los premios BAFTA y los Óscar.

 

Las películas biográficas son todo un reto en el cine y fácilmente pueden ser la comidilla de la crítica y los fanáticos. Nunca nadie queda realmente satisfecho desde la idealización que tenga del personaje. Sin embargo, en Frida podemos encontrar a una Kahlo en diferentes facetas: a la jovencita altanera, la mujer enamorada, la solitaria, la promiscua, la dolorida, pero ante todo, la valiente y llena de coraje.

 

En su contra podíamos poner algunas cosas. Por ejemplo, la superficialidad con la que se trata la evolución política de Frida; el personaje de Diego Rivera, excesivamente blando como para justificar la pasión que le unió a Frida durante 25 años; Frida tuvo una vida más densa e interesante de lo que se ve en la película. “Cuidado, que este cadáver todavía respira” –indica Frida en la primera escena. Inmóvil, enferma, la escena muestra a la pintora siendo trasladada en una cama hacia algún lugar, pero más que eso, intenta reflejar el fuerte carácter de la artista. Tal vez si la película navegara de lleno por la vida de Frida, dedicándose a profundizar más en ella que en los hombres que la rodearon, esa intensidad y pasión que esperaba cuando decidí verla se hubiera saciado totalmente.

 

Frida no siempre fue la sensación que es hoy. En su época, casi siempre tuvo que vivir a la sombra del talento y éxito de su marido, pero no fue sino hasta su redescubrimiento en Londres que la “fridamanía” empezó a gestarse hasta convertirse en lo que es hoy, tanto que la revista Vogue la incluyó dentro de una de sus ediciones en 1937 y la resucitó para su primera portada en 2012 al intervenir una foto que Nickolas Muray le tomó, en 1939, en Nueva York.

 

Así pues, verla permite entender y acercarnos a sus pinturas; ya no solo admiramos su trabajo: podemos sentirlo. Tal como en su Diario, la película es un reflejo de lo que fue su vida, acotado, quizá edulcorado, por supuesto, pero real. Llena de lecciones, optimismo, energía y fuerza. Un largometraje que no solo gustará a los enamorados de la artista sino a los que decidan adentrarse a descubrir su mundo.

 

Por: Sofía Ramos

Comentarios

comentarios