MUJERES DE MODA, Elsa Schiaparelli, surrealismo chic

0
2109

Elsa Luisa Maria Schiaparelli nació en 1890 en Roma. Era una niña rebelde y tímida y su infancia estuvo marcada por su madre, que se burlaba de su fealdad, lo que influiría en sus creaciones adultas. Asimismo, la gran biblioteca de su padre, las begonias del jardín, que darían lugar al famoso color rosa shocking, y la voluntad de trascender la belleza para concebirla como una forma de expresión se convertirían, por contra, en sus máximos pilares de inspiración.

En 1914, con 22 años, Elsa marchó a Londres y conoció a Wilhelm Wendt de Kerlor, un conde teósofo con el que contrajo matrimonio. La pareja embarcó hacia Chicago, pero las infidelidades del marido acabó en ruptura. Ella se mudó a Nueva York, pero influenciada por sus amigos dadaístas puso rumbo a París, donde entró en contacto con la alta costura. Sus primeros pasos fueron trabajos para pequeñas tiendas, hasta que en 1927 presentó su primera colección en solitario, en la que destacaron

jerséis, faldas y vestidos de punto tricotado.

En ese tiempo, la revista Vogue eligió una de sus prendas como portada y fue entonces cuando su moda se convirtió en «lo último de París». Su colección se exportó a América y un año después la amplió a trajes de baño, pijamas de playa y vestidos de estampados abstractos. Un éxito que la llevó de nuevo a Nueva York para mostrar al público sus colecciones, eligiendo el deporte como leiv motiv de sus desfiles. Vestidos para el tenis, golf, esquí o natación dieron forma a un estilo propio, que se consolidó cuando creó la falda-pantalón, toda una revolución en los años 30.

En esa década contaba con ocho talleres y tres líneas de moda, a la par que seguía innovando en cortes y detalles. Creó la hombreras y adaptó la ropa a los tiempos modernos, el llamado easy wear. También colaboró con Dalí, junto a quien creó el famoso sombrero-zapato, dando inicio a su sueño de unir moda y arte que la llevaría a trabajar con artistas surrealistas y dadaístas, entre los que destacó Perugia, junto a quien dio forma a los zapatos Dadá.

Con la Segunda Guerra Mundial, tuvo que abandonar París, regresando en 1945 para relanzar su línea de prêt-à-porter junto a un joven Givenchy. En 1952, el couturier dejó la firma para abrir su propia maison, causando el cierre de su tienda dos años después. La gran Schiaparelli falleció en 1973, pero su legado dejó a las mujeres un universo único en el que destacaron las gafas de sol, la lencería, los bolsos con firma y, sobre todo, la abstracción del color.

 

Autor: Mónica Ledesma
Directora de El Atelier de Mónica

(www.elatelierdemonica.com)

 

Comentarios

comentarios