La dismenorrea es el dolor intenso pélvico que aparece en la mujer antes o durante la menstruación. Suele presentarse en forma de calambres y se localiza en la zona baja del abdomen, pero se puede irradiar a la región lumbar o a los muslos. Puede llegar a acompañarse de náuseas, vómitos o mareos. La duración es de, aproximadamente 24 horas, y se estima que un 50% de las mujeres han sufrido dismenorrea en algún periodo de su vida; y que aproximadamente un tercio tiene este tipo de menstruación dolorosa.
Aunque todas las mujeres pueden sufrir dismenorrea es más frecuente que se incrementen sus síntomas en mujeres con hábitos como el alcohol o el tabaco. También pueden influir el sedentarismo y la obesidad. Asimismo, los altos niveles de estrés conllevan más riesgo de menstruaciones dolorosas e incapacitantes.

En la actualidad, este trastorno tiene una repercusión importante en la vida de la mujer, ya que puede ser causa de incapacitación laboral y automedicación.
Las causas de esta afección dependerán de si la mujer tiene dismenorrea primaria o secundaria.

En el caso de la dismenorrea primaria, se da un dolor agudo en la zona baja del abdomen. Las mujeres suelen tener contracciones uterinas anormales como consecuencia de un desajuste hormonal. Comienza entre 45 y 24 horas antes del primer día del periodo. Este dolor suele desaparecer poco a poco durante el primer día de la menstruación.

En la dismenorrea secundaria, que se debe a problemas ginecológicos, existe una patología que lo justifica. En este grupo se incluyen problemas como la endometriosis, tumores uterinos, miomas, quistes ováricos, malformaciones genitales, congestión pélvica, etcétera. Estos casos suelen ser de presentación tardía, es decir, mujeres mayores de 30 años que inician síntomas dismenorréicos después de un periodo largo de menstruaciones más o menos normales. Y su resolución puede llegar a ser quirúrgica.

La dismenorrea no se puede prevenir. Sin embargo, existen medidas que puede tomar la mujer para retrasar o reducir los síntomas. Recomiendo hábitos de vida saludables, llevar una dieta equilibrada, evitar el alcohol y el tabaco y realizar ejercicio físico de forma regular.

El tratamiento depende de varios factores y del tipo de dismenorrea. Ante todo se debe evitar la automedicación.

En la medicina occidental los síntomas se alivian, tradicionalmente, con antiinflamatorios, analgésicos o en algunas ocasiones, con tratamiento hormonal anticonceptivo. Estos tratamientos conllevan efectos secundarios, entre otros, la toxicidad a nivel hepático.

Mi tratamiento integral de la dismenorrea tiene como objetivo reducir la ingesta de estos antiinflamatorios y analgésicos. Aplico la combinación de distintas terapias: vendaje neuromuscular, digitopresión, ejercicios de relajación…

Para pasar de decir, ¡qué dolor!, a decir, ¡qué alivio!

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