Y de repente se te queda una cara a cuadros, y tus ojos parecen que se salen de sus orbitas. Tragas saliva, y no entiendes nada de nada, y una vocecita en tu interior piensa: ¿Qué?, ¿Un escay qué??

Pretendes disimular un poco, que no se note mucho que no te enteras de nada, pero de nada nada. Inmediatamente activas el software de desciframiento de lenguaje “etapa evolutiva” acorde a la edad de tu hijo, te lo instalas y procesas la información.

Respiras Uffffff, lo entendí, mi hijo lo que quiere es un skylander. En ese momento comienza la búsqueda del regalo deseado. Si mi hijo es lo que pide, eso es lo que tendrá. ¡Es que le hace tanta ilusión!. Movemos cielo y tierra para que ese regalo se materialice y que el deseo de nuestro hijo no se convierta en frustración. Queremos complacerlo, es nuestro hijo.

No cuestionamos el tipo de regalo, ni si es acorde a su edad, ni si entra dentro de nuestros principios educativos, ni si su deseo es tenerlo por simplemente ser aceptado por los demás, ni si nos lo podemos permitir económicamente, ni si le conviene… no nos cuestionamos nada, lo pide, le hace mucha ilusión y listo.

Desde aquí hago un llamamiento a todos los padres, madres y educadores que en algún momento afrontamos la decisión de tener que hacer un regalo a nuestros hijos:

Regalemos con coherencia.

1. Comunicarse, ponerse en su lugar, entenderlos. Habla con tus hijos de lo que quieren, lo que piden, interésate. Escúchalo.
2. Menos es más. Está demostrado que la capacidad de atención tiene un umbral, llegado al cual todo deja de ser interesante. Trabajemos para que la vida ilusione a nuestros hijos.
3. Tecnología sí, porqué no, pero con normas para su uso desde el inicio.
4. La presión del grupo de iguales. No hagamos regalos para que nuestro hijo sea igual que los demás no lo va ayudar a ser autónomo y tener criterio.
5. Regalos no materiales. Hazle incluir en su lista de regalos algo que no sea material. Una actividad en familia, palabras más cariñosas, más tiempo contigo…
6. Educar en el ser y no el tener. Sorpréndele con cosas que no cuestan dinero y que pueden hacerle sentir bien. Déjalo que se llene de barro hasta las cejas, déjalo que “meta mano” en la cocina (con supervisión) y que les sorprenda con una pizza de jamón y queso….
7. Sentirte tu bien. No hagas regalos porque a ti te hará sentirte bien, piensa siempre en lo que necesita y que sea acorde a los valores que inculcas en casa.
8. Compensar. Nunca compres para compensar el tiempo que no estas a su lado o por haberle regañado tan fuerte el día de ayer.
9. Inculcar pensar en los demás. Tus hijos también deben regalar a los demás, tengan la edad que tengan, y no necesariamente con regalos materiales.

En resumen, convierte a tu hijo en una persona que valore, que desee, que se ilusione, que agradezca, que se ponga en tu lugar, que piense en los demás, que comparta, y que sobre todo, se esfuerce por conseguir lo que quiere.

Por: Silvia García Gómez
Psicóloga
www.hebepsicologia.com

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