Bene Fuentes: «Melómana, Intimista y Guanchera»
Una mujer que ha llenado nuestras casas de sonrisas a través de la radio, en un primer momento, y de la televisión, a veces con su cara dulce en la pantalla y otras veces produciendo sonrisas desde dentro. De cualquiera de las formas, es una gran productora, una gran comunicadora y una gran persona, la cual se define a sí misma como intimista y guanchera.
Yo, personalmente, quiero que descubran a la Bene que yo arrastro en mis emociones, a esa Bene llena de valores, a la mujer luchadora y educada que es, aparte de arrolladora, trabajadora, ejecutiva y productora, que también es y que conocen todos.
Bene Fuentes, una mujer con todas las letras, nos deja frases tan bonitas como estas:
- Mi fortuna es mi gente.
- No me he cansado jamás de perseguir los sueños.
- Soy una melómana empedernida, la música es algo que ha marcado mi vida.
- Soy un poco esponja, me impregno de muchas cosas, me gusta escuchar y sobre todo aquello que aún desconozco.
- Estoy muy orgullosa de ser mujer, y además luchadora.
- No me arrepiento de nada, ni de lo que he hecho ni de las decisiones que he tomado.
- Tengo la oportunidad de disfrutar de la felicidad y eso es muy grande.
- Hay que mirarse para dentro y a veces da ¡un vértigo!
La Bene que conocemos es capaz de hablar delante de tres mil personas, pero, ¿cómo es la Bene fuera de los medios? Pues la Bene fuera de la televisión, es una persona normal (risas), luchadora, defiendo a mi familia con uñas y dientes, me gusta guardar mis cosas más valiosas (mis amigos, mi madre, mi hijo) soy sorda como una tapia y no sé pintar más allá de la casita con el tejado (muchas risas), pero soy extremadamente sensible y puedo llorar con una canción o con el propio arte, me encanta el arte, y mi vida es la música. Me gusta todo tipo de música, no podría elegir, soy capaz de escuchar desde Chavela Vargas hasta Bruce Springsteen y ahí en medio a María Calas.
Guanchera, ¿es solo el municipio dónde naciste o significa más? La Guancha para mí es una referencia, no solo como mi municipio, sino como la raíz de lo que yo empecé a ser, porque mi madre nos crió ahí. Tengo una casita humilde, pero muy importante para mí. La Guancha es el sitio que me hace mantener el vínculo con mi madre y con mi niñez .
Sabiendo la importancia de tu madre, ¿qué huella dejó en ti? Mi madre nos crió sola, porque mi padre murió. Era una agricultora, ama de casa, pastelera y cuando éramos pequeños nos enseñó a vivir con dignidad y decía que el mejor logro que ella podía conseguir con sus hijos era que fuesen unas personas honestas, buenas y que supiéramos ganarnos la vida decentemente. Yo creo que eso lo consiguió, porque siempre digo que si tengo cosas buenas, son cosas que ella me enseñó. Me enseñó a que me gustara leer, a que me gustara hablar, todo me lo enseñó ella, porque yo no me despegaba de mi madre, me daba miedo que me la quitaran también.
¿Cuáles son los pilares de tu vida? Pues todo lo que me hace ser quien soy, lo que me da grandes recuerdos: mi madre, mi hijo, mi familia, mi pareja, evidentemente, y mis compañeros de trabajo, todos, los que dejé en la radio, los que tengo ahora en la tele, los que se fueron… Todas estas personas han hecho la Bene que soy. Y, por supuesto, la música, es algo que ha marcado mi vida. No sé ni tocar una pandereta, pero me transmite mucha sensibilidad y me da mucha felicidad. Cuando estaba empezando a recuperarme fui al concierto de John Benson. Cuando entré, que no había ni salido él, estaban solo los instrumentos, me ataqué a llorar desconsoladamente y no podía explicar las emociones que recorrían mi cuerpo y eso que el pobre hombre no había ni salido al escenario aún (risas).
¿Cómo llevas y conduces a la Bene productora? La Bene productora se ha valido de un elemento fundamental de la Bene de la calle, que es ir a buscar las cosas con humildad, con inocencia y con educación (de eso que se habla muy poco ahora). Cuando tocas en la casa de una persona para que te dejen poner una cámara y grabar desde su azotea, estás invadiendo su intimidad, pues lo primero que hay que tener es educación. Esa es la Bene productora, yo he conseguido cosas que nunca se hubiesen conseguido con dinero, sino con talante, sentándome con la gente.
Entendemos que hubo un antes y un después del aneurisma cerebral. ¿En qué ha cambiado tu vida laboral y personal Evidentemente mi vida cambió, y no cambió como intención, cambió radicalmente. Yo me di cuenta de que quería vivir una vida, que es la que he elegido ahora, entonces me encontré a mí misma con la ayuda de todas las personas y las cosas que han estado y me han pasado alrededor mío. Hubo que dar pasos difíciles, en los que tuve que ser valiente, los di y estoy encantada de la vida (risas) y ahora mismo puedo decir que soy una mujer feliz.
¿Crees que la felicidad va unida a la estabilidad? No, no siempre. La estabilidad puede ser una foto vacía. Hay muchísimas personas que tienen una estabilidad personal y laboral magníficas y cuando miran hacia dentro no encuentran lo que les hace feliz.
“Mi hijo es el motor de mi vida”, “A mí me gusta vivir”. Son frases que me dejan verte por dentro, pero, ¿qué me cuentas tú de esto? Evidentemente, para todas las madres sus hijos son sus motores, pero yo cuando estuve muy enferma y estaba en coma y las cosas se pusieron muy difíciles, todas las personas que estaban alrededor mío, sin programarlo, me hablaban de Adrián, porque sabían que eso me daba una energía brutal. Yo quería vivir porque no quería perderme la vida, porque me encanta y porque yo quería ver crecer a mi hijo y luché mucho.
Vienes de una familia de cuatro hermanos. Resulta raro que solo hayas tenido un hijo. ¿Por qué esa decisión? (Risas) Pues porque al principio eres joven, quieres comprarte una casita, bueno, las típicas cosas en las que te enreda la vida, y en el momento que quise tener un segundo hijo, se enfermó mi madre, y en ese momento me enfadé con el mundo entero mundial (risas), incluido con mi Dios, al que quiero con todo mi corazón y en el que creo con toda la firmeza del mundo. No me oculto, yo soy creyente y eso también me ha ayudado a ser yo.
Todos recordamos esa cara dulce de la chica que presentaba videos al director, pero la vida dio muchas vueltas, y aunque todos seguimos sabiendo quién eres y, además, sigues en el medio, ¿dónde estás?, ¿qué haces?, ¿cuál es tu trabajo ahora? Yo soy la productora de Antena 3 Televisión en Canarias. Llevo toda la producción de informativos en Tenerife. Y también llevo cosas de gestión, de recursos humanos, todo lo que es la intendencia de la tele aquí en Tenerife. Y, aparte de la producción de antena, pues hago muchas cosas: presento galas, otros eventos especiales, no sé, es que me encanta el medio.
¿Crees que la televisión en Canarias podría dar más? ¿Por qué nos quedamos parados? Pues, en principio, porque han cambiado las cosas. La tele sigue siendo un medio de comunicación muy importante en la vida de las personas, pero con las redes sociales y la información más directa, la gente dice que la tele está en sus últimos días, pero yo pienso que no, porque en todas las casas hay una tele, pero ahora la tele se consume de manera distinta. Antes informaba y ahora entretiene, por eso los productores tenemos que reinventarnos y hacer productos que entretengan para que la televisión se siga consumiendo. También nos afectó la crisis nacional, los recortes y el no poder tener tristemente a todos los compañeros ni lo que ello conlleva a nivel producción. Pero nuestro deber es seguir luchando.
Tienes una gran trayectoria profesional que igual no todos conocen. ¿Cuándo empezaste en el medio? ¿Cómo fue? (Risas nostálgicas) Yo empecé en la radio, como DJ en los 40 Principales con 16 años. Salí del instituto y le robaba los discos a mis hermanos para escucharlos por el camino. Igual no teníamos juguetes, pero teníamos el disco de los Beatles (risas). Entonces, cuando llegué a Santa Cruz, porque mi madre decidió mudarnos, porque ya no se podía vivir de la agricultura, la Cadena Ser hizo una convocatoria buscando Dj. Mi hermano, como sabía que me gustaba la música, me dijo que fuera a presentarme, yo muerta de la vergüenza le dije que no, imagínate que lo que yo quería era ser maestra (muchas risas), pero al final me convenció y yo recuerdo hasta la ropa que llevaba puesta. Radio Club estaba lleno de gente para hacer la prueba, de las cuales quedaron 300 personas; volvieron hacer repesca y quedaron 15 para empezar hacer las prácticas y aprender y oye, ¡entre ellas estaba yo!
Acabé en la televisión, porque Lito Mesa me llamó un día a la radio para enseñarme la obra de la televisión y me dijo que me quería en el equipo. La verdad que empecé sin saber nada y estuve un mes llorando, como tú cuando empezaste. Llamaba a mi madre y le decía que quería volver a la radio, pero ella me decía “aguanta”, y aquí me quedé, y llevo ya 28 años.
¿Cuál es la cosa más bonita que te ha pasado vinculada a la música? Pues con mucha ilusión todavía te puedo decir que ha sido conocer a Chavela Vargas, para mí eso fue un regalo de los dioses del Olimpo (risas). Yo, que me daba mucha vergüenza molestar a la gente, entrevistando a todos los grandes, me moría. A Luz Casal que la adoro, no le pedí ni una foto (risas).
Sacando cuentas, llevas 28 años en Antena 3. ¿Pensaste alguna vez que sería tu medio de vida? ¡Qué va!! Yo de niña quería ser maestra, luego hubo una época que quería ser peluquera, que no sé ni peinarme a mí misma. (Muchas risas). También me gustaba la biología, pero yo odio los reptiles, así que lo descarté (risas). En realidad, yo quería estudiar y ser maestra, pero al final y de repente, pudo más la música, y me enamoré de la radio que es un medio precioso.
Para finalizar, quiero hablarte con el corazón, porque nos une algo muy bonito. Fuiste mi mentora, mi maestra, me enseñaste televisión y muchos valores. En este mundo hay pocas personas como tú, que siempre están para ayudar. Pero yo sé que no solo lo haces en el medio, también colaboras y ayudas a ONGs. Cuéntanos un poco. Siempre es poca la aportación que se hace, pero si nos implicamos podremos poner pequeños granitos de arena que siempre se pueden convertir en grandes montañas. Yo creo que la implicación y la solidaridad, aunque solo sea alrededor tuyo, ya es importante.
La solidaridad resuelve muchas cosas que deberían resolver la política, los organismos o la propia sociedad.
Antes de la enfermedad me implicaba en muchas cosas, pero me pasó una cosa, mientras estaba ingresada que me hizo colaborar con una ONG en concreto. Cuando me subieron de la UVI a la habitación en el tiempo en el que no podía moverme, ni leer, ni ver la tele, solo reflexionar y esperar a que vinieran a verme. Un día me puse a mirar a una ventana que daba hacia la zona de la autopista que tenía un roto en el perfil y yo, en vez de eso, veía la forma de la vela de Amnistía Internacional (risas). Pues te prometo que cuando salí del hospital me hice socia de esta organización y estoy encantada porque son muy activistas.
Si te diera una varita mágica, ¿qué cambiarías? Si tuviera una varita mágica y solo me dejas cambiar una cosa, acabaría con la desigualdad. Es terrible lo que pasa en este mundo, que algunos tengan tanto y otros no tengan absolutamente nada.
Y si pudieras poner algo en el mundo, ¿qué sería? Cordura y mucho amor. Hay tantas cosas que se pueden resolver con el amor y nos emperretamos en que no. ¡Que sí se puede!
¿La decepción está en tu diccionario? No, yo creo que no, ni siquiera cuando me enfadé con el mundo, porque le di la vuelta y lo superé. Siempre hay que tener ganas de luchar, a mí me ha salvado la vida.
Es muy difícil terminar una entrevista tan personal y tan llena de ti misma, pero como hay que hacerlo, quiero terminar con tres frases muy tuyas, una personal, otra profesional y la última Guanchera.
- Gracias a la vida en mayúsculas.
- He sido muy afortunada con el equipo humano que he tenido.
- ¡Estoy como una puncha!
Y entre risas y muchas risas nos despedimos hasta la próxima, cumpliendo sueños…
Por: Lorena Rodríguez