En esta ocasión, tenemos el honor de conversar con Rosa María Batista Canino, profesora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y fundadora del Observatorio del Emprendimiento y la PYME en Canarias. Recientemente, ha sido galardonada con el premio Más Mujer Ciencia e Innovación 2025 por la Asociación Más Mujer Canarias, en reconocimiento a su destacada labor en la educación y el emprendimiento regional.
Usted es fundadora del Observatorio del Emprendimiento y la PYME en Canarias. ¿Qué la impulsó a crear esta iniciativa y cuál es su objetivo principal? Realmente el proyecto estaba en mi cabeza desde el año 2004 en que nos unimos a la red internacional Global Entrepreneurship Monitor (GEM). En ella un nutrido grupo de investigadores venían siguiendo, desde el año 2000, la actividad emprendedora en unos pocos países y nos unimos justo cuando España trataba de hacer lo mismo pero a nivel regional. Desde aquel momento pensé que sería bueno monitorizar esta actividad en Canarias de manera regular.
En 2022 es cuando nace el Observatorio formalmente para mostrar toda la riqueza de información que atesoramos durante más de 15 años. En 2024 hemos cumplido 20 años continuados siguiendo el fenómeno emprendedor y recogiendo datos sobre este en las Islas, una tarea que no ha sido sencilla de llevar a cabo. La novedad en Canarias es que este Observatorio aúna tres proyectos que el equipo de investigación viene desarrollando, es decir, junto a GEM, incluimos GUESSS, que monitoriza la actividad emprendedora de los universitarios, y FAEDPYME, que hace seguimiento de la actividad de las pequeñas y medianas empresas.
Además de su labor investigadora, ha desempeñado el cargo de vicerrectora de Empresa, Emprendimiento y Empleo en la ULPGC. ¿Cómo ha influido esta experiencia en su visión sobre la relación entre la universidad y el mundo empresarial? De manera muy positiva. Aunque el proyecto quedó inacabado, pues la pandemia se interpuso impidiendo visibilizar todo el potencial de lo que teníamos pensado para nuestra Universidad, lo que sí nos quedó claro es que se puede transformar las organizaciones universitarias para ponerlas todavía más de lo que ya lo hacen, al servicio de desarrollo de una región.
Además, y lo más sorprendente es comprobar que cuando estas instituciones dan señales inequívocas de su intención de colaborar en un proceso de alta colaboración entre la universidad y las empresas, todas las instituciones se alinean rápidamente para colaborar en este empeño, con pocas salvedades. No obstante, aún es necesario llevar a cabo una transformación profunda de las universidades en nuestro país, especialmente desde el punto de vista administrativo y de gestión de los recursos humanos, para que este servicio sea realmente efectivo y que se desarrolle con eficiencia bajo un marco legal que dote de mayor flexibilidad a la colaboración entre la universidad y la empresa.
Este reconocimiento destaca su trayectoria en la ciencia y la innovación. ¿Qué significado tiene para usted recibir el premio Más Mujer Ciencia e Innovación 2025? Fue una agradable sorpresa, tanto para mí como para el equipo de investigación con quien trabajo diariamente. No obstante, lo recibo con una sensación agridulce, todo hay que decirlo, pues aunque se me reconoce quizá la cabezonería de revelar la importancia del fenómeno emprendedor para nuestra sociedad, no sería justo no poner en evidencia que este tipo de iniciativas salen porque somos muchos empeñados en la tarea. Es decir, el equipo es clave, sin ellos no sería posible poner toda la información y los datos que hemos recopilado en estos años al alcance de todos. Además, es importante revelar algo que casi nadie sabe fuera de las universidades, y es que este tipo de iniciativas apenas son consideradas en el sistema de evaluación del sistema universitario. Por tanto, el Observatorio y otros proyectos que hacemos de cara a la sociedad, son fruto de una profunda convicción, entrega y capacidad de servicio de este equipo de investigación hacia la sociedad.
No hay que perder de vista que se trata del sector de mayor peso en Canarias
En su trayectoria, ha investigado temas como el emprendimiento, la organización y el turismo. ¿Cómo se entrelazan estas áreas en su trabajo? De forma profunda pues todas ellas son importantes tanto en mi trayectoria científica como para el entorno socio-económico que nos rodea como investigadores. Mi formación de base es en economía de las organizaciones, aterrizando en el estudio de la actividad emprendedora a finales de los años 80, justo cuando empezaba un soterrado interés en Europa por desvelar las bondades de la actividad empresarial en el desarrollo y el crecimiento de los países y de las regiones. El tiempo que pasé desarrollando el doctorado europeo en emprendimiento y gestión de pequeñas y medianas empresas en los países nórdicos fue un momento importante pues pude comprobar sobre el terreno, visitando empresas y comunidades empresariales en aquellos países, la importancia de las iniciativas comunitarias, dónde la colaboración y el entendimiento entre muchos actores empresariales es clave para el desarrollo efectivo de los territorios.
Este tema ha sido recurrente en buena parte de mi producción científica, y es la que he llevado específicamente al ámbito turístico. No hay que perder de vista que se trata del sector de mayor peso en Canarias y que para que un destino turístico se desarrolle de manera sostenible la colaboración competitiva de las empresas que operan en él es fundamental. De esta forma es cómo los tres elementos han tenido cabida en el desarrollo de mis investigaciones.
Su trabajo académico también ha abordado el papel de la mujer en la ciencia y la innovación. ¿Cuáles son los principales desafíos que ha identificado en este ámbito y qué estrategias cree que pueden ayudar a superarlos? Uno de los principales desafíos que pude comprobar hace unos años fue precisamente la escasa colaboración entre las féminas en todos los órdenes. Aquello me llevó a finales de los 90 ha desarrollar precisamente jornadas para fomentar la colaboración entre mujeres empresarias, cuestión que no olvidé el tiempo que estuve al frente del Vicerrectorado y que marcaron algunas de las actividades que desarrollamos en aquella etapa desde la Universidad. Hoy es ya una realidad, las mujeres sabemos colaborar entre nosotras y organizarnos positivamente para aportar a la sociedad. Me sorprende cuando algunos me confiesan envidiar la capacidad de colaboración que venimos demostrando las féminas en algunas esferas de la vida social y económica, y eso está bien.
Ahora el reto es integrarnos cada vez más en la toma de decisiones, pues aún estamos lejos de conseguirlo: nosotras mismas nos vetamos esa posibilidad, manteniendo un discreto papel en casi todas las esferas de decisión. En este sentido, que cada vez más mujeres se pongan al frente de instituciones y empresas es positivo y además necesario, pero no como un producto de la política de cuotas, sino que se haga por convicción, porque cada vez más mujeres deseen y se preparen para estar ahí. La ventaja que nos aporta la longevidad que procuran los mejores conocimiento en salud, deja hueco para que las mujeres puedan ser madres en una parte de su vida, y que luego puedan asumir el reto de implicarse en la toma de decisiones.
Desde su posición en la ULPGC, ¿qué medidas cree que las universidades pueden adoptar para fomentar una mayor participación de mujeres en carreras STEM y en el emprendimiento? Trabajar en emprendimiento tecnológico está de moda, y eso está atrayendo cada vez más a jóvenes entusiastas de la tecnología. Desde las universidades se puede hacer mucho por despertar vocaciones, de hecho ya hay interesantes programas para el fomento de las carreras STEM en las féminas, que se desarrollan en colaboración con la enseñanza secundaria, y que poco a poco están dando sus frutos. De todas formas hay una reflexión importante que hacer, a mi modo de ver, que se está pasando por alto y que tiene su fundamento en el perfil de la mujer en muchos ordenes: su necesidad de contacto entre personas cuestión que la tecnología no siempre ha brindado.
Aunque hoy en día es imprescindible trabajar en equipo en estos ámbitos, la preconcepción de que el trabajo tecnológico requiere muchas horas ante el ordenador sin interactuar con personas es algo que es la antítesis del carácter de la mujer, más apegado a lo social. Las tecnológicas deben mostrar más ese lado social que permita erradicar una visión que está en las antípodas de la esencia de la personalidad femenina.
Hasta el tiempo dedicado a la ensoñación es importante, pues sienta las bases de tu proyecto de vida
Como mujer, científica, emprendedora y madre, ¿cuáles han sido los mayores desafíos a los que se ha enfrentado para conciliar su vida profesional y familiar? El principal desafío ha sido rentabilizar el tiempo, tanto en la faceta familiar como en la laboral cada minuto cuenta y hay que sacarle el mayor partido. En estos años el tiempo de ocio ha sido limitado pero también cuenta el ocio de calidad y rentabilizar cada minuto de ocio. Y cuando hablo de rentabilizar no me refiero al sentido pecuniario del término, me refiero al sentido emocional y vivencial. Que cada minuto cuente positivamente para hacerte crecer como persona, como profesional, como madre y como hija…, para disfrutar de todo lo que haces y de todo lo que te sucede en la vida, incluso lo negativo, que servirá siempre para aprender. Mi lema “sueña, crea, emprende” tiene mucho que ver con esto. Hasta el tiempo dedicado a la ensoñación es importante, pues sienta las bases de tu proyecto de vida.
Finalmente, ¿qué mensaje le gustaría transmitir a las mujeres que desean incursionar en el ámbito de la ciencia y la innovación? Es un ámbito complicado tal y cómo viene organizándose la investigación en España, pero si verdaderamente cree que su trayectoria laboral quiere cumplirla en esta faceta, requerirá un importante espíritu de lucha y de trabajo constante y por largo tiempo. Si esto se combina con el deseo de desarrollar una familia comprobará que sus colegas llegarán antes que ella a todos los hitos importantes de la carrera investigadora, con lo que la clave está en la resistencia, en no venirse abajo y en confiar en que “el tiempo lo cura todo”… una reflexión más profunda de lo que aparenta realmente. Deberá trabajar en equipo para mantener alta la autoestima y el sentido de construcción.
Encontrar el equipo adecuado y que está hecho para ella será su verdadero reto. Si además se implica en labores de gestión universitaria y de transferencia activa, el proceso es aún más tortuoso. Le recomiendo planificar bien su carrera científica. Ahora bien, si se decanta por ser más activa en innovación, con investigación aplicada, las empresas y los centros de desarrollo empresarial orientados a la innovación son su sitio, y hay mucho hueco para el desarrollo de carrera en ese ámbito también. Con esto que digo no desvinculo investigación de innovación, pero sí se pueden desarrollar carreras más intensas en uno u otro ámbito, lo que le llevará a contextos diferentes, y a retos específicos en cada caso.
Agradecemos a la profesora Rosa María Batista Canino por compartir su tiempo y experiencias con nosotros. Su dedicación y compromiso son un ejemplo inspirador para todas aquellas mujeres que buscan impulsar la ciencia, la innovación y la equidad en el mundo empresarial y académico.
Conoce también a: Olga Sanfiel Hernández