Raquel Gutiérrez Yanes: «Mi deseo es ser una mujer de la que su hija se sienta orgullosa»

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Fotografía: Rubén De Cándido

Raquel Gutiérrez Yanes: «Mi deseo es ser una mujer de la que su hija se sienta orgullosa»

Visitar el Real Casino de Tenerife siempre es apetecible, pero si el motivo es charlar con su gerente, Raquel Gutiérrez Yanes, es doblemente agradable. Raquel es una mujer feminista, luchadora y abanderada del apoyo a la investigación de las enfermedades raras.

Entre risas y emoción a flor de piel, Raquel Gutiérrez, se muestra afable, contundente, sensible y apasionada. Definir a una mujer que ha logrado que una institución, como lo es el Real Casino de Tenerife, haya dado un giro radical hacia la igualdad real y muestre su mejor cara hacia la Cultura en cualquiera de sus vertientes.

Fortaleza, perseverancia, formación y pasión, definen a esta mujer que, lejos de conformarse con su labor profesional, ejerce la dirección de comunicación de la Federación de Lucha Canaria. Raquel Gutiérrez es un volcán en constante erupción cuyo calificativo es Sororidad.

¿Quién es Raquel Gutiérrez? «Soy la menor de una familia de cuatro hermanos, hija de Santiago Gutiérrez, que dedicó 53 años de su vida al Real Casino de Tenerife, 35 de los cuales fue gerente de dicha sociedad. Transcurridos tres años de la jubilación de mi padre, había otra persona como gerente del Casino de Tenerife, el presidente, en aquella época, Miguel Duque Pérez Camacho, me llamó para cambiar la imagen del Casino y darle un giro hacia una sociedad más abierta y más plural. No me veía capacitada para ello, ya que no tenía experiencia alguna en gestión económica, venía del gabinete de prensa y comunicación del Organismo autónomo de fiestas, con Dámaso Arteaga de concejal, por lo tanto, yo de lo que sabía era de comunicación y poco más. Tuve la impagable labor de mi padre como referente y me decidí a ello. Llegué por seis meses y ya llevo 20 años como gerente del Casino de Tenerife».

También tengo la magnífica suerte de ser hija de una madre extraordinaria, fue una mujer que se adelantó a su tiempo. Era una mujer feminista, recuerdo siempre sus luchas con los bancos, porque las mujeres en aquella época no podían hacer nada sin la autorización de sus maridos. Mi madre fue una mujer que, a pesar de tener todo en contra, estudió una carrera, era una mujer autónoma e independiente, fue supervisora de enfermería del Hospital de La Candelaria y, durante toda su vida, ejerció cargos de responsabilidad. Cuando se júbiló se le hizo un homenaje. Pensar que la sangre de mi madre circula tanto por mis venas, como por las de mi hija y de mis sobrinas es lo que nos hace tirar para adelante.

Habla de su madre como una mujer empoderada. ¿De casta le viene al galgo? «Sí, eso lo tenemos muy interiorizado tanto mi hermana como yo. Siempre recordamos el consejo que nos daba mi madre: «formación, formación y formación». Lo mejor para llegar a la igualdad social es la educación, la preparación y la formación. Mi hermana es arquitecta técnica, uno de mis hermanos es arquitecto, el otro es funcionario del Cabildo de Tenerife y yo hice Ciencias Sociales y Periodismo. Tuvimos una madre que nos empujaba a superarnos a diario».

Es usted una mujer de letras. ¿Por qué se decantó por ello? «Soy una apasionada de la lectura, de la Literatura, de la Lengua, de la Filosofía y de la Historia. Realizar la carrera de Periodismo era la ilusión de mi vida y para lo que estaba realmente hecha».

Se evidencia que es usted una mujer abanderada en pro de las causas justas. «Quiero pensar que lo he heredado de mi madre. Ella era una mujer con una Humanidad impresionante».

Es usted una mujer que impone, sobre todo con su mirada. ¿Es de las personas que «ladran mucho y muerden poco»? «No quiero dar una imagen de mujer que da miedo o que impone, ya que no lo soy. Si proyecto dicha imagen es de forma inconsciente, ya que no lo soy. Estoy en una etapa de mi vida en la que quiero hacer cosas que tengan un componente social. A lo largo de mis 20 años de labor profesional en el Real Casino de Tenerife creo que estoy haciendo un buen trabajo. He pasado por cuatro presidentes, todos y cada uno de ellos me han apoyado en todo. El actual presidente del Real Casino de Tenerife, Don Miguel Cabrera Pérez Camacho, es un hombre con unas ganas increíbles de cambio, de renovación y de empuje. Me causa mucha exigencia haber heredado esta preciosa labor profesional de mi padre y, por lo tanto, intento superarme a diario. Quiero que mi hija tenga el ejemplo, como el que yo tuve de mi madre, en mí de una madre trabajadora que, aunque no pueda estar siempre con ella, que vea que lo que tenemos en casa es a base del esfuerzo y del sacrificio».

«El Casino forma parte de la ciudad en la que está, de hecho, es la puerta de entrada a Santa Cruz»

¿En qué ha cambiado el Real Casino de Tenerife desde que usted entró a formar parte de la plantilla del mismo hasta la fecha? «El Casino es una sociedad histórica, implantada desde 1840, con las connotaciones adecuadas a los tiempos que le ha tocado vivir. En sus inicios no podían entrar las mujeres, en la época franquista existían zonas reservadas para ellas y, en la actualidad, hay mujeres en la junta directiva. El Casino forma parte de la ciudad en la que está, de hecho, es la puerta de entrada a Santa Cruz. Es una sociedad viva, de la que todo el mundo puede disfrutar a través de los diversos actos culturales que se hacen todas las semanas».

Durante mucho tiempo se identificó al Real Casino de Tenerife con el clasismo. ¿Continúa sucediendo lo mismo en la actualidad? «Afortunadamente, creo que no. Vivimos en una sociedad cada vez más igualitaria, se puede ser socio del Casino por una cantidad accesible, es la sociedad más económica de todas las que existen en Tenerife. No me gusta el término “clasismo”, la gente lo suele relacionar con elitismo, pero no creo que ser elitista sea una connotación peyorativa. Somos elitistas en Cultura, genial; aspiramos a dar lo mejor en cada campo, fantástico. El elitismo del que hablo lo veo desde el punto de vista de aspirar a ser cada vez mejores. El Real Casino tiene unos estatutos abiertos, plurales, en los que no se discrimina a nadie».

¿Se imagina una Santa Cruz sin el Real Casino? «No, durante la época de crisis económica recogimos el testigo cultural, que las asociaciones públicas no se podían permitir. Hemos acogido grandes eventos culturales que suponían un esfuerzo añadido a la sociedad».

¿Cuáles son los factores que proporciona a Santa Cruz el Real Casino? «Su política cultural abierta. El Real Casino, los Carnavales y Santa Cruz forman un trío indisoluble. La vinculación de nuestros socios con la ciudad, son personas que viven, trabajan y han hecho grande a Santa Cruz. Además, el Real Casino es una preciosa entrada a la ciudad que forma parte del patrimonio que hay que proteger. El Real Casino es sinónimo de respeto, de tolerancia y de ilusión del conocimiento y del debate. Somos el reflejo de esta ciudad tan vinculada al mar y tan abierta y cosmopolita».

Durante mucho tiempo el Real Casino fue una institución dedicada al género masculino. ¿Desde que usted llegó, hace 20 años, hasta la fecha, ha sufrido algún episodio machista? «Por parte de sus dirigentes, no. Evidentemente, por el Casino pasan muchas personas a diario, desde proveedores de servicios, contratistas de una obra que haya que hacer, etc. Por supuesto que he sufrido episodios machistas, tanto dentro como fuera del Real Casino. Tristemente, el machismo existe, quiero pensar que va a menos, pero lo sufro yo y lo sufre mi hija. Todas las quinceañeras que tienen que aguantar esos mal llamados «piropos» por la calle. Esa invasión de nuestra intimidad la sufrimos todas las mujeres. Es difícil de desterrar, pero hay que perseverar en ello. Está en nosotras no tolerarlo».

Lamentablemente, la sororidad no es una constante vital. ¿Cuál es su manera de combatir el machismo de mujer a mujer? «No soy optimista en ello. Cuando tienes una carrera profesional estable tienes que estar continuamente demostrando, incluso, el doble de lo que vales. Cuando llegas a una estabilidad laboral te acomodas y hay ciertos aspectos que empiezas a olvidar, porque consideras que ya no son importantes. Entre ellos está el de apoyar a todas esas mujeres jóvenes que vienen detrás, que están pasando todo lo que has pasado tú. Mi hija me ha reconciliado, nuevamente, con esta lucha. A medida que va creciendo me voy dando cuenta que la igualdad real no existe y cambias el chip para empezar a aplicar esa palabra tan maravillosa que es la sororidad».

Mujer profesional y madre de una hija. ¿Ha conseguido la tan deseada conciliación familiar? «Cuando la enfermedad de mi hija adquirió gravedad y requirió su traslado a Valencia, decidí pedir un año de excedencia en mi trabajo, algo de lo que no me arrepiento en absoluto. Sentí que era algo que me correspondía hacer a mí. Eso a los hombres no les pasa por la cabeza, nos pasa a las mujeres».

«El hecho de ver a mi hija estable, gracias a la Sanidad Pública a nivel nacional y autonómico, no tengo sino palabras de agradecimiento al bendito sistema de Sanidad Pública que tenemos»

Habla de la enfermedad de su hija que está dentro de las catalogadas como «enfermedades raras». Cuando le comunican el diagnóstico, ¿cómo se plantea su vida a nivel personal? «Tanto mi marido como yo no sabíamos lo que le pasaba a nuestra hija hasta que un día la tuvimos que ingresar por urgencias, a los dos años y medio de edad. En ese momento empieza el calvario hasta que nos dan un diagnóstico. Recuerdo que el médico vino al Real Casino y me dijo lo que tenía mi hija en mi despacho, el diagnóstico fue una enfermedad inmunológica crónica que afectaba a sus huesos y articulaciones y que podría ser degenerativa y tener un componente genético. Desde ese mismo día decidí no tener más hijos y dedicar mi vida y mis días a mi hija. Empezamos con el tratamiento, la niña no avanzaba, la unidad pediátrica de esa enfermedad en España estaba en Valencia, en el Hospital de La Fe. Hubo una persona clave en la enfermedad de mi hija que fue la que permitió el traslado del expediente de Jimena al Hospital de La Fe, esa persona fue doña Ángela Mena que, en ese momento, era la mujer del presidente del Gobierno de Canarias. Doña Ángela me abrió puertas en la Consejería de Sanidad y trasladaron el expediente de mi hija a Valencia.

Existen muchos avances, la investigación es muy fundamental en todo tipo de enfermedades porque son muy pocos enfermos y, a los laboratorios privados, no les es rentable invertir para un medicamento para tan poca gente. Tienen que ser las instituciones públicas las que impulsen esa investigación. Mi hija fue tratada en Valencia por la mejor especialista del ramo a nivel europeo, la doctora Inmaculada Parra. Mi hija es una campeona de la vida que lleva su tratamiento estoicamente sin queja alguna. Está hecha de una pasta especial. Me he llegado a plantear que hasta soy afortunada, dentro de toda la enfermedad. Tengo que dar gracias porque hay casos mucho peores. El hecho de ver a mi hija estable, gracias a la Sanidad Pública a nivel nacional y autonómico, no tengo sino palabras de agradecimiento al bendito sistema de Sanidad Pública que tenemos».

¿El Sistema Sanitario español está preparado para afrontar ese tipo de enfermedades raras? «Sí, hay protocolos que se cumplen, los profesionales están preparadísimos y los medios son enormes. Soy una acérrima defensora de la Sanidad Pública».

La reina Letizia es la presidenta de honor de la Asociación Española de Enfermedades Raras. ¿Este tipo de asociaciones son tan necesarias como parecen? «Son necesarias porque si no nos unimos nuestro mensaje no llega, no podemos ir por libre. El hecho de que la reina Letizia haya aceptado la presidencia de honor nos da una dimensión de gran embergadura. Tuve el placer de agradecerle personalmente a la reina, cuando tuve el honor de conocerla».

¿La sociedad en la que vivimos actúa con humanidad ante las enfermedades raras? «Creo que la gente es buena por naturaleza, siempre he encontrado gente que me ha ayudado. Por ejemplo, José Manuel Bermúdez, en su momento consejero del Cabildo de Tenerife, ahora alcalde de Santa Cruz, supo de la enfermedad de mi hija, y cuando estaba la niña en Valencia, llamaba para preguntar por su evolución y siempre que me ve me pregunta por ella. Como él tengo infinidad de ejemplos. No es fácil convivir con el dolor y con un futuro incierto desde la infancia, eso te curte. La madurez, las inquietudes y la visión diferente que tiene mi hija y su manera de gestionar su tratamiento ha sido fruto de su enfermedad, ese es el lado positivo de algo tan horroroso como es la enfermedad».

Hablemos de deporte. Es la responsable de prensa y comunicación de la Federación de Lucha Canaria en Tenerife. Como reza la canción, «¿qué hace una chica como tú en un sitio como este? «Todo surge porque mi mano derecha en el Casino, el conserje mayor, Jeremías Hernández Delgado, era luchador y director técnico de la Federación de Lucha Canaria. Jeremías me comentó que no sabía si presentarse a las elecciones, le animé a presentarse y me pidió ayuda para la campaña electoral. Salió elegido con más del 70% de los votos y ya llevamos dos años en esta aventura. Tengo el cargo, altruista, de directora de comunicación de la federación de lucha canaria».

¿Cómo lo compagina con su labor profesional? «El móvil es lo mejor que hay, llevo las redes sociales, la gestión de los terreros. Me han dado libertad absoluta para hacer campañas de apoyo a la lucha canaria en Tenerife y, también, estoy muy orgullosa de los apoyos institucionales, tales como el del Ayuntamiento de Santa Cruz, que es fundamental y se ha implicado muchísimo, el del Cabildo y el del Gobierno de Canarias y de las instituciones privadas tales como Fred Olsen, La Caixa, Fundación Cepsa. Eso es lo que ha permitido la supervivencia de esta federación».

«La Lucha Canaria es un deporte noble en el cual, si tiras al contrario, tienes la obligación de darle la mano para levantarle»

¿Por qué recomendaría practicar la lucha canaria? «La lucha es un deporte que engancha. Ya no es tan solo un deporte, es mucho más. La lucha es uno de los valores ancestrales de nuestro pueblo, previo a la conquista, se mantuvo durante la misma y continúa hasta nuestros días. Tenemos que ser conscientes del valor de todas las connotaciones positivas que se mueven a través de este deporte. Es nuestra cultura y nuestra esencia, además, es un deporte de contacto, pero no es violento. Es un deporte noble en el cual, si tiras al contrario, tienes la obligación de darle la mano para levantarle».

¿Cuál es el estado de la federación en la actualidad? «La federación ha logrado estabilizar sus cuentas, cuenta con apoyo institucional y empresarial y, gracias a ello, estamos logrando muchas cosas. Estamos logrando torneos para la base y la lucha femenina, tenemos tres equipos senior femeninos, de los cuales me enorgullezco, tenemos una lucha femenina que, personalmente, me está dando muchas satisfacciones. Para mí son tan importantes las jugadoras y las árbitras como las presidentas. Los clubes son los que mantienen la lucha y hay muchísimas mujeres en la gestión de los mismos que han sido un descubrimiento para mí. Merecen todo mi respeto y admiración».

¿Cuáles son los valores que inculca la lucha canaria desde la infancia? «El conocimiento de tu historia y de tu cultura, la nobleza, la deportividad, la no violencia más los valores propios intrínsecos de cualquier deporte».

Hablando de valores, ¿cuáles son los suyos? «La unidad familiar y mi deseo es ser una mujer de la que su hija se sienta orgullosa».

Un sueño recurrente. «Ver a mi hija independiente y autosuficiente, tanto a nivel físico como a nivel personal y profesional. Que pueda valerse por sí misma».

 

Por Ale Hernández

 

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