Natalia Villa en su taller OlorAmar Foto: Rubén Rdguez de Cándido
Natalia Villa en su taller OlorAmar
Foto: Rubén Rdguez de Cándido

Atardecía en una cálida tarde de otoño en Santa Cruz de Tenerife cuando nos encontramos con ella. Una mujer que sorprende por su presencia: sus ojos transmitían alegría e ilusión; sus manos hablaban de ella, de su forma de ser, activa y desenfadada; su voz suave nos saludaba con amabilidad y nos invitaba a pasar a su taller, como nos dijo serenamente, nuestra casa.

Y así lo hicimos. Entramos en OlorAmar, el taller de Arte y Sala de Exposiciones de Natalia Villa, una pintora tinerfeña que se esfuerza día a día por transmitir sus conocimientos, gustos y preferencias en este campo artístico. Y no son pocos, no en vano, Natalia es una mujer con una larga trayectoria como pintora y como docente, profesión que eligió por pura pasión al arte.

-«Hasta ese momento mi gran afición era la gimnasia rítmica, me apasionaba esa disciplina deportiva. Luego descubrí el surf y pensé, «esto es lo mío», dejarme llevar por el impulso del viento y las olas me hacía sentir en total libertad. Lo disfrutaba tanto que nunca fui consciente de lo bien que lo hacía. Fueron muchas las personas que incluso me animaron a dedicarme a la competición. Afortunadamente no lo hice».

Eligió continuar ilusionándose con plasmar en los lienzos todo aquello que su inagotable imaginación le proporcionaba, aquello que le hacía liberar las ideas de transmitir luces y formas, porque según Natalia «Las luces son tan importantes como las sombras», en realidad las considera la base de cualquier obra pero, sobre todo, especialmente importantes en la pintura.

-«Para plasmar cualquier idea en un lienzo es imprescindible tener en cuenta la luz, es lo que le da vida a una obra. Saber reconocer qué incidencia tiene directamente sobre el objeto que pretendes pintar. Que la luz sea natural o artificial, que entre por la ventana o llegue desde un foco, marca la diferencia».

Como docente valora muchísimo el simple deseo de cualquier persona por iniciarse en este campo. Señala que, al contrario de lo que mucha gente opina, pintar bien no es un don, más al contrario, hay que trabajar duro para conseguir buenos resultados. A hacer las cosas bien hechas se aprende, basta con tener gusto por ellas.

-«Cuando alguien llega a mi taller diciendo que quiere aprender a pintar y manifiesta que no sabe hacerlo, que se le da muy mal, yo les respondo que no es cierto. Para mí el simple hecho de entrar por la puerta de mi taller me basta para saber que quien lo hace, tiene ganas de aprender, para hacer algo en esta vida lo primero es tener es ganas de hacerlas».

Se confiesa leal y perfeccionista, aunque esto último lo señala más bien como un defecto. Por contra su mayor virtud es ser capaz de amar. Siempre lleva consigo su imaginación y una libreta de hojas blancas donde poder plasmar lo que le dicen sus momentos.

-«Mi imaginación viaja siempre conmigo porque me enriquece, me hace crecer como persona. Es la que hace que esté en continuo movimiento, que no pare de crear y de creer».

Se define como una mujer trabajadora y una luchadora incansable. Admira a aquellas personas que, a pesar de tener que convivir con todo tipo de limitaciones, se esfuerzan por demostrar que son tan válidos como el resto, y lo vive a diario con algunos de sus alumnos. Alaba la capacidad de superación del ser humano. Cree firmemente que quien está dispuesto a conseguir una meta la logra. Por eso apoya siempre a las personas que deciden emprender, sabe lo difícil que resulta sacar un proyecto adelante.

«Ahora mismo estoy inmersa en mi taller, en conseguir lo mejor de mis alumnos, todos tienen algo que ofrecer y quiero estar con ellos para recibirlo. Me dan muchas satisfacciones a diario y yo no quiero fallarles. Es por eso que en OlorAmar exponemos las obras de nuestros alumnos. Queremos que la gente conozca el resultado de su esfuerzo y dedicación, que valoren su trabajo, y hay muchos trabajos muy buenos».

Y fuimos testigos de ello. Natalia nos invitó a una exposición de obras realizadas por sus alumnos, entre los que se encuentran tanto niños como adultos. Para nosotros fue maravilloso constatar que, a pesar de la dificultad que entraña llevar a cabo un evento de este tipo, afortunadamente existen muchas personas que son capaces de disfrutar del placer de contemplar una obra de arte. Y lo que más nos llamó la atención fue la calidad de los trabajos, prueba evidente de que Natalia consigue lo que se propone.

Esta es una pequeña muestra de los trabajos realizados en el taller.

Mónica Omar - Detalle - Acrílico
Mónica Omar – Detalle – Acrílico
Anaíh - All Star - Pastel
Anaíh – All Star – Pastel
Fabiana - Ilustración - Patel
Fabiana – Ilustración – Patel
Tavi - Geisha - Pastel
Tavi – Geisha – Pastel

Señala que su mayor logro está aún por conseguir, pero no ceja en su empeño.

Desde aquí les invitamos a conocer su obra, su trabajo, su gran pasión. No duden en pasar por su taller porque serán recibidos con los brazos abiertos y una enorme sonrisa. Ella es así!

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