Su formación universitaria en Marketing y Relaciones Públicas le dio la oportunidad de trabajar en el sector de la publicidad durante más de quince años. Desde hace tres, su vida cambia radicalmente en el terreno profesional cuando comienza, desde cero, con una actividad innovadora que ofrece productos y servicios saludables con una imagen impecable. Las alergias e intolerancias alimenticias son el foco de esta actividad que atrae hasta su negocio, El Plan Backery Café, ubicado en el municipio de Candelaria, a clientes de toda la isla.

 

¿Cómo surge este proyecto?

Bueno, yo creo que a todos nos ocurre que tenemos un plan b que ronda  por nuestra cabeza, pero que nos cuesta poner en práctica. Digamos que este era mi plan b: poner en marcha un negocio innovador donde ofrecer a los clientes una alimentación sana y saludable.

 

Entonces, tenía muy claro que quería emprender.

Tenía muy claro lo que quería hacer, con un plan de negocio bien estructurado desde hacía tiempo, pero nunca me arriesgaba a hacerlo hasta que un día la vida me dio ese empujón. No hay edades para aprender, lo que hace falta es tener pasión por aquello que quieres y a mí pasión no me faltaba.

 

¿Cuál fue la idea originaria de este proyecto?

Buscábamos un nicho de mercado que no estuviera invadido, por así decirlo, de lo contrario, seríamos uno más. Existía un nicho de mercado completamente vacío para aquellas personas con intolerancia alimentaria y vimos que esa era nuestra oportunidad. Unos cuidan su alimentación por intolerancia y otros porque han decidido no tomar de procedencia animal. Era ahí donde nos queríamos desmarcar de nuestra competencia. Estuvimos investigando y nos decidimos. Fue un riesgo porque este tipo de clientes son muy selectivos y saben lo que quieren. Hicimos un encuentro vegano con tan solo tres meses de vida y ahí nos dimos cuenta de lo que necesitan este tipo de clientes realmente.

 

Defínanos su Plan B

Plan Bakery Café es pasión por lo que hacemos; es el equipo humano que trabaja aquí. Un equipo con unas ganas enormes de trabajar y que se ha involucrado en el proyecto desde el primer día. Podemos decir que su principal valor son las personas que hacen que esto sea posible todos los días.

 

¿Por qué eligió Candelaria para establecer su negocio?

Aposté por Candelaria, el lugar donde vivo, a pesar de que a mucha gente no le parecía el lugar idóneo. Pero yo sabía que el lugar era el ideal, no en vano, tiene unas condiciones clímáticas estupendas, un ambiente maravilloso y un público agradecido.

 

¿Le resultó muy complicado establecerse?

En absoluto. Desde el primer momento recibimos todo el apoyo por parte del Ayuntamiento. Nos escucharon, nos asesoraron, nos ayudaron con la documentación. Realmente nos lo pusieron muy fácil.

 

¿Cuál es su público objetivo?

Mi público objetivo está muy claro, es gente que quiere comer sano, saludable, personas con intolerancia, gente que quiere algo diferente, sobre todo un entorno bonito, acogedor, con música, donde pueden relajarse y que si tienen 10 o 15 minutos para desayunar sea un momento de desconexión. Y, sobre todo, un lugar donde todos los días encuentres algo diferente, donde el desayuno no sea algo monótono.

 

Comer saludable, ¿es una moda o una tendencia?

Hay mucha gente que es vegetariana o vegana desde hace mucho tiempo, bien por salud o por convicción. Probablemente sea ahora que se conozca más sobre este tipo de alimentación.

 

¿Ha cambiado su dieta?

Totalmente. Siempre digo que si hace años hubiera sabido que tenía tantas alternativas para sustituir las proteínas animales, mi alimentación y la de mis hijos hubiera sido diferente. De hecho, mis hijos se han inclinado muchísimo por la comida vegetariana.

 

¿Qué productos de los que comercializas son los más demandados por tus clientes?

Tenemos una carta porque la tenemos que tener, pero, básicamente, trabajamos bajo las peticiones de nuestros clientes, nos gusta que vengan y nos digan qué quieren, cómo lo quieren, qué no puede tener tu comida. Hacemos muchas pruebas de diversas recetas, por ejemplo, de patés, sustitutos del huevo, etc. Y lo hemos logrado porque tenemos la convicción de no trabajar ni con colorantes, ni con conservantes artificiales. Todo es natural. Tal vez sea Red Velvet, nuestra tarta sin huevo, sin azúcar y sin gluten, hecha  con harina de arroz y bebidas vegetales, nuestro producto más conocido. Una tarta deliciosa. La gente se sorprende cuando ve que no necesita el azúcar refinada para tomar un buen dulce.

 

¿Cuál cree que está siendo el éxito de su empresa?

Estamos innovando constantemente, ese ha sido nuestro éxito. Investigando nuevas recetas para crear platos diferentes que poder ofrecer a nuestros clientes. Hacemos cosas fuera de carta, nos gusta que la gente se sorprenda cada día.

 

En apenas tres años ha conseguido generar empleo partiendo de una idea completamente innovadora.

Sí, hemos generado empleo. Comenzamos dos personas, mi hermana y yo, y ya somos siete y, en breve, contrataremos a otra más.

 

¿Qué le pide a su personal?

Lo que le pido es empatía. No pido tanto que sea un gran profesional y que sepa servir mesas, sino que tenga pasión por esto. Siempre digo que lo que necesitamos son personas que atiendan a los clientes, que los traten como si estuvieran en su casa, que brinden una cara amable.

 

Volvamos a su público. ¿Sus clientes son todos vegetarianos o veganos?

No exactamente. Tenemos un público que no es vegetariano, al que le apetece probar algo diferente y que repite porque sabe que siempre va a encontrar algo nuevo. Aquí hay para todos, nosotros cuando trabajamos lo hacemos con las mejores materias primas, somos muy selectivos. Somos un lugar de comida saludable y sana, indicada para todo tipo de personas.

 

¿Cuál es su mayor satisfacción como emprendedora?

En mi caso, satisfacer las necesidades de nuestros clientes, que confíen en nosotros hasta el punto de llegar a la mesa y que nos digan “quiero comer”, sin pedir la carta, porque saben que los vamos a mimar y les vamos a ofrecer lo mejor que tenemos.

 

¿Qué la motiva a seguir avanzando cada día?

Que la gente venga a nuestro negocio y nos de las gracias por trabajar para ellos. Eso no tiene precio. Ver como personas que llevan años sin poder comer una tarta porque son intolerantes, de repente están disfrutando de ese placer, es nuestra mayor recompensa.

 

Díganos, ¿cuáles son sus objetivos a corto plazo?

Nos han planteado muchas veces abrir otros Plan Backery Café, pero la gente nos demanda poder llevarse nuestros productos a casa, así que estamos estudiando la posibilidad de producirlos y distribuirlos. Tratamos siempre de escuchar las necesidades de nuestro público y el público, más que abrir otro café, nos ha dicho que quiere tener la posibilidad de llevarse nuestros productos a casa, y en eso estamos.

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