Charlar con Carla Delgado es como viajar en el Delorean de Marty McFly, un constante viaje en el tiempo desde su “aterrizaje en una esquina” del Parque Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria, hasta su escaño de diputada por el PSOE en la asamblea de Madrid
Controvertida, directa, gran conversadora y guerrera incansable en pro de la lucha por y para los derechos sociales, Carla Delgado no solo es la diputada socialista que lucha por los derechos igualitarios para el colectivo LGTBI en España, Carla es una abanderada de la labor social por encima de cualquier moda o modismo. ”Los armarios” no son para ella, su vida es un puro ejemplo de valentía, de perseverancia y de fortaleza.
En este año que acaba de empezar, se cumplen 40 años desde que se fue de su casa, en el municipio tinerfeño de Güímar.¿Cómo recuerda esa época? ¿Por qué decidió partir de su tierra natal?
Tuve que abandonar mi pueblo, era imposible que me pudiera desarrollar allí como quien era, desde mi verdadera identidad.Cada cual conoce su entorno y, en ese momento, en el mío era algo impensable. Tomé la decisión, me fui y luego lo comuniqué a mi familia. Mi situación allí se me escapaba de las manos, las referencias que tenían sobre mí era la de la persona gay del pueblo, señalada por todos. No quería eso para mí. En esos momentos una persona homosexual era, tanto para el franquismo como para la sociedad en general, en el caso del hombre un “gay muy gay” y en el de la mujer “una lesbiana muy lesbiana”, no existía la terminología de la persona transexual.
¿Cómo fueron los comienzos de Carla Delgado fuera de su entorno?
Aterricé en Las Palmas de Gran Canaria, concretamente, en el Parque Santa Catalina y, al poco tiempo, acabé en una esquina de dicho parque enfrentando el mundo, ante la imposibilidad absoluta de encontrar un trabajo, me caí de bruces a la vida y aterricé en una esquina. Desde esa esquina, al final terminé en un escaño, eso es lo grande de la Democracia. Tuvieron que pasar seis meses para que pudiera empezar a trabajar, fue en una sala de fiestas, se llamaba Britania.
Me ha impactado su frase, ”aterricé en una esquina”, ¿se arrepiente de ello?
No, es absurdo arrepentirse de nada, las cosas pasan como pasan. Mi vida cambió porque fui una inconformista, me negaba a que ese fuese mi futuro, esa vida a la que estábamos destinadas muchas personas transexuales durante esa época. Aprendí a convivir con un pie en la legalidad y otro en la ilegalidad, huyendo de otras tantas situaciones, tales como las palizas, de la persecución policial respectiva de la época; eras una persona ilegal por el simple hecho de ser transexual.
Esa rebelión contra la sociedad de esa época, de la que tanto habla, ¿en qué momento dio sus frutos?
Fue poco a poco, la Democracia en este país también se fue abriendo para este grupo de la sociedad y observé que podía empezar a protestar y defender mis derechos y los de todo un colectivo. Soy activista por una cuestión de defensa propia y del colectivo al que pertenezco.
¿En qué momento tuvo claro que le “molaba” la política?
Hay un reportaje mío, del año 1977, en aquella sala de fiestas en la que trabajaba por aquel entonces, en el que el titular rezaba, ”Carla,travesti politizada”, en aquella época los medios de comunicación también nos trataban muy despectivamente. Desde aquel reportaje hasta la fecha, siempre he mantenido mi posición en cuanto a que había que votar al PSOE. Pero, en realidad, fue después de un mes y medio de las primeras elecciones democráticas cuando tuve muy claro que me gustaba mucho la política. Entré a formar parte del PSOE en 1997.
Por lo tanto, para dicho medio de comunicación, usted no era una votante del PSOE, sino “una travesti politizada…”.
Exacto, según ellos era ”una travesti politizada que decía que votaría siempre por el partido socialista, porque es el partido que mejor defiende sus derechos y el único que va en contra de la discriminación a su colectivo durante la etapa franquista”. Esto sucedió cuando yo tenía 18 años.
¿Cuándo y por qué se trasladó a Madrid?
En mi primer viaje a la península estuve seis meses y regresé a Tenerife. Pasé otros seis meses en Tenerife y doy el gran salto a Madrid en 1979. En mis inicios en Madrid pasé más hambre que en Gran Canaria, llegué a dormir en sitios insospechados. Fue una época muy dura. Tras trabajar en una sala de fiestas, llegó mi oportunidad de debutar como actriz, en 1980, de la mano de Vizcaíno Casas en “Hijos de papá”. Comencé a salir en las revistas, como Interviú, y me convertí en uno de los personajes asiduos de la revista Life. Fue una época en la que todos nos desnudábamos como un cántico hacia la libertad, tras tanta represión franquista.
Su faceta como actriz ha sido extensa y lograda. ¿Un político tiene que ser buen actor?
(Risas). Para mucho trigo nunca es mal año. Cualquier formación siempre es buena y enriquecedora. Si de algo sirve cualquier aprendizaje actoral es a la hora de transmitir, puede sumar. Lo que no se puede es fingir, ni manipular la verdad.
Por lo tanto se puede sobreactuar en política.
Lamentablemente sí, lo estamos viendo a diario, sobreactuaciones y puestas en escena demasiado obvias. Hay mucho teatro, pero,afortunadamente, también vemos mucha verdad, porque no todos somos iguales en política. Siempre tendemos a generalizar hacia lo malo y no es así.
Tras tantos años en Madrid aún conserva su acento.
Sí, por supuesto. Esto fue un proceso, en el año 2000, estando en el Puerto de La Cruz en Tenerife mirando hacia el océano hice una profunda reflexión, no podía abandonar mi origen, ya que era mi cordón umbilical, mi verdadero yo. Esa fue mi decisión al respecto, no iba a modificar mi léxico, ni mi dicción más de lo justo y necesario.
Al parecer los canarios que viven en la península tienen que adaptar su dicción al del lugar pertinente.
Reconozco que meto alguna “c” de vez en cuando, pero eso no me hace abandonar mi manera de hablar.
Hablemos de un gran amigo suyo que, desgraciadamente, se fue para no volver, de Pedro Zerolo, ¿hubo un antes y un después en su vida tras conocerle?
Sí, indudablemente, parte de mi vida no sería la misma sin la figura de Pedro. Como todos los grandes y verdaderos amigos, hasta cuando nos peleábamos siempre nos volvíamos a encontrar y a juntar.Pero la cruda realidad nos lleva a que, de pronto, un día todo cambia,unos resultados nefastos de unas pruebas médicas y tuvo los días más contados de lo que ya los tenemos, de por sí, el resto de los mortales.Pedro fue una herramienta fundamental para la unificación del movimiento LGTBI en este país. Por ello fue por lo que entré a formar parte del PSOE en 1997.
Se habla bastante sobre la discriminación positiva que existe, en la actualidad, hacia el colectivo LGTBI. ¿Es cierto que existe tal discriminación?
Eso me causa mucha risa. Eso que denominan como “discriminación positiva” es inexistente. Lo que existe es un camino hacia la igualdad real, lo que sucede es que para algunos sectores fundamentalistas, inclusive el de la Iglesia Católica, esa recuperación de derechos, para igualarnos con el resto de la sociedad, supone una discriminación positiva. Dichos sectores lo que quieren es continuar manteniendo la desigualdad hacia nuestro colectivo.
Por lo que entiendo, para usted no existe el famoso Lobby LGTBI.
Si se entiende por lobby como a un grupo de personas que estén reclamando su igualdad de derechos, por supuesto, que lo hay. Por lo tanto, existe el lobby de los negros, de los judíos, el lobby de la denuncia del genocidio, el lobby católico, por existir están todos los colectivos que se organizan para defender sus derechos. Lo que sucede es que cuando se menciona lobby LGTBI se dice en un tono peyorativo. Para algunas personas la lucha por la igualdad supone un privilegio y no es así.Estamos luchando por la igualdad real. Nos podemos equiparar con el movimiento feminista, el hombre creía que tenía derechos por encima de una mujer y, gracias al movimiento feminista todo eso se descabalgó.Aunque, desgraciadamente, en menor medida, continúa pasando.
El movimiento feminista y el movimiento LGTBI son patas de una misma mesa, luchamos por la igualdad de derechos real. De hecho el movimiento LGTBI ha sido muy apoyado por el feminista.
Gracias a José Luis Rodríguez Zapatero se abrió el camino a una igualdad de derechos real con leyes como la del matrimonio igualitario.
¿Por qué cree que aún siguen habiendo personas “dentro del armario”?
Por prejuicios. Siguen pensando que va a perjudicar su carrera, a su vida y a su alrededor. Es lamentable, pero sigue sucediendo.
Hablando de igualdad, ¿cómo se puede fusionar la igualdad con la fiesta del orgullo LGTBI?, ¿no le resulta un tanto contradictorio?
El orgullo LGTBI es la conmemoración de una efeméride, la de junio de 1969 en Nueva York, muchas personas de dicho colectivo se revelan, entre ellas, Silvia Rivera, una transexual puertoriqueña. Saltan en contra de la policía, hay una revuelta durante cinco días. Desde ese momento empezamos a andar en la lucha por la reivindicación de nuestros derechos. Eso es lo que celebramos el día del orgullo LGTBI, la conmemoración de dicha lucha. El orgullo es manifestación y el orgullo también es fiesta, otra cosa es que los medios de comunicación solo saquen las carrozas. La mitad de la manifestación es reivindicativa y la otra mitad es fiesta. ¿Cuál es el problema de celebrar una fiesta? Saramago, en su momento, dijo al respecto, “¿orgullo de qué?” y yo respondo, muy orgullosa de iniciar un proceso histórico en nuestro país, muy orgullosa de poder seguir reivindicando y muy orgullosa de los derechos conquistados. Orgullo de decirle a las personas que no hay que esconderse dentro de un armario.
¿Qué nombre propio le gusta más Susana o Pedro?
(Risas) ¡Qué graciosa eres! Como siempre he dicho y me mantengo en ello, me pronunciaré cuando se abra el proceso democrático respectivo. Por lo tanto, cuando se celebren las primarias de mi partido decidiré si quiero una secretaria general o si estoy pensando en otra persona. En las primarias anteriores hice campaña y aposté por Eduardo Madina, pese a ello, cuando ganó Pedro Sánchez fui a muerte con él como secretario general de mi partido, porque voy a muerte con el partido socialista, por encima de las personas están las siglas. Son las siglas de 137 años de historia.
¿No le parece que ha sido innecesario todo lo que ha pasado al respecto, durante los últimos meses de 2016, en el PSOE?
La historia será la encargada de juzgar por qué se permitió que se llegara hasta ese final. Rubalcaba no lo hizo, Zapatero no lo hizo y Felipe González tampoco lo hizo, cuando los procesos terminaban se abría paso a nuevas situaciones. En este caso se decidió llegar hasta ese final de espectáculo público tan perjudicial para el partido.
Por lo tanto, atendiendo a sus palabras, el culpable de todo ello ha sido Pedro Sánchez.
¡No!, yo no he dicho eso. He dicho que la historia será la encargada de juzgar. Si se sabe que se tiene una mayoría en contra, se debe cerrar el proceso porque, por encima de las personas están las siglas, no se puede hacer daño a un partido que lleva 137 años luchando y que ha dejado bien claro, durante la Democracia, que ha sido el partido que ha traído los derechos sociales y civiles a este país.
¿Cree que el culpable de que Pedro Sánchez no sea el presidente del gobierno de España ha sido Pablo Iglesias?
Indudablemente, si el partido socialista no está gobernando es porque obedeció a una operación calculada de Pablo Iglesias, es obvio.Aquella rueda de prensa de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, con él, partido de la risa detrás, e Iglesias diciendo: ”Pedro Sánchez me tendrá que dar las gracias por haberme encontrado en el camino…” ¿Qué negociación es esa para formar un gobierno? Era obvio que Iglesias estaba imposibilitando y dinamitando cualquier posibilidad para que el partido socialista gobernase. Pablo Iglesias estaba convencido que en unas segundas elecciones iba a ganar más votantes y, al final, lo que hizo fue perder un millón. Pablo Iglesias nunca quiso gobernar con el partido socialista.
Cuentan las malas lenguas que Pablo Iglesias y Mariano Rajoy son muy amigos.
Posiblemente, porque los extremos se tocan.
Trailer del documental «El viaje de Carla«, dirigido por Fernando Olmeda y basado en la vida de Carla Antonelli, activista LGTBI, actriz, tertuliana de TV y diputada de la Asamblea de Madrid.
Premio al Mejor Documental y Premio a la Mejor Obra Española en el Festival LesGaiCineMad (2014)
Premio al Mejor Documental en en el Festival AndaLesGai (2014)
Trailer realizado por Fernando Olmeda.
Música: «Y las flores» (de la BSO, publicada por Low Whistle Records)
Voz: Alicia Ramos
Violín: Manu Míguez
Arreglos: Borja Costa
Grabado en: Ochocasas Estudios
Por: Ale Hernández