¿Y tú, qué princesa querías ser? Lo cierto es que, hasta hace muy poco tiempo, nos educaban para ser princesas con la diferencia que, muy pocas acabamos comiendo perdices.

Crecimos deseando ser como Blancanieves, Cenicienta, Wendy de Peter Pan, la Bella Durmiente, la Sirenita, etc. Historias donde la mujer callaba, debía ser complaciente y sufría hasta que un apuesto príncipe, elegante, atractivo, adinerado, educado y valiente, la rescataba y salvaba la vida convirtiéndola en una persona completa y así, por fin, poder ser feliz. Cuentos donde la belleza física era el único valor de una mujer y lo que le garantizaba encontrar un príncipe azul que la amara. Su personalidad, no interesaba… ¿Qué nos ha pasado a la mayoría de nosotras con el paso del tiempo? Pues, tan simple como que hemos caído de la nube y bajado a la realidad y ¿lo peor?, es que ha sido sin escalera.

Hoy en día, el papel de la mujer ha subido peldaños de emancipación y, aunque todavía nos quedan muchas batallas que vencer, hemos avanzado muchísimo. Ahora ya no solo somos princesas; somos «Princesas Guerreras». Ahora nos gustan otros colores, otra manera de vestir, decidimos por nosotras mismas, vivimos nuestras aventuras, exploramos mundo, tenemos sueños y trabajamos por alcanzarlos, somos activas y capaces de ser felices por nosotras mismas. Hemos aprendido que a un príncipe no lo define su ropa, ni su caballo, ni la cantidad de batallas vencidas. Tu príncipe será, quien te haga sentir como una verdadera princesa. Ya no somos víctimas indefensas ante el mundo donde, la única salida era encontrar un caballero que nos pudiera salvar y, aunque siempre hay excepciones, he de decir que muchos hombres nos han ayudado también a conseguir esta independencia. La mentalidad machista, aunque todavía existe, ha disminuido considerablemente y son muchos los que han aprendido a vernos como iguales.

Si todavía eres princesa, te animo a que también seas guerrera. Una mujer que lucha por sus derechos, que no vive a la sombra sino que ilumina su camino. Una mujer que no sueña en tener una vida de cuento sino que crea y vive su propio cuento. Recuerda, que «una mujer poderosa vive su vida de manera que cuando sus pies tocan el suelo por la mañana, consigue que hasta el diablo se estremezca y diga ¡Madre mía, esta mujer ya se levantó!» ¿Te animas al cambio?

Educa en igualdad. Si tienes hijas, que sueñen con ser princesas pero de las guerreras. Si tienes hijos, enséñales a apoyarlas.

Tamara de la Rosa
Tamaraconsultagmail.com

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