CAMELLE
Que si touroperadores por un lado. Hablar en diferentes idiomas para llegar al paraíso. Activar el GPS, sin cobertura 4G. (Sin contar, con el día y medio viajando). Y todo para perdernos, buscando un sitio sin cobertura, y unos días de relax.
¿Y si te propongo un plan con el que te ahorras estas escalas?
El pueblo Ponte do Porto hace honor a su nombre, ya que cruza el río Grande, próximo a su desembocadura.
Nada más llegar a Camelle, te sorprende la brisa de aire marina y el sonido del mar. Los barcos de pesca ubicados en el puerto son los que dan las pinceladas de colores vivos en la vista al mar.
Te dejarás llevar por la tranquilidad, belleza y amabilidad de sus gentes.
Pasea Camelle:
Después de visitar la playa, podemos pasear a lo largo del paseo marítimo y disfrutar de las maravillosas vistas del mar y del puerto pesquero. Pequeñas y coloridas embarcaciones enmarcan nuestra vista como una postal.
Al final del paseo nos encontraremos con la Casa del Alemán. En esta casa benéfica, vivía el artista Manfred Gnädinger. Estudió arte en Italia y fue su interés por el medio ambiente lo que le llevó a arribar a la costa gallega. Llegó a Camelle en la década de los años 60. En su estancia en el pueblo, dio vida a una obra al aire libre que parece ya, parte del paisaje del dique.
A modo de relacionarse con los visitantes del museo, el Alemán les pedía que dibujaran sus libretas. Todos los dibujos están recogidos en el Museo del Alemán, ubicado en el mismo paseo marítimo.
Las Rúas del pueblo nos remontan a un pasado detenido en el tiempo. Casas encaladas con puertas entreabiertas y una parroquia nos sorprende en un plano irregular, con calles estrechas.
Mientras paseamos por el pueblo, podemos encontrar pequeñas edificaciones que, a primera vista, nos resultan “casas pequeñas” sobre piedras. Hablamos del hórreo gallego, una construcción agrícola, utilizada para almacenar la cosecha. Y se encuentra permeable al paso del aire, para evitar la humedad y la entrada de animales.
El primer fin de semana de agosto, la Patrona de los Marineros, la Virgen del Carmen, tiene su fin de semana grande; cada día con su particular tradición. Procesión en tierra y mar, danza de los arcos y ofrendas con las que tratan de homenajearla.
Como último paseo, podemos reservar el camino desde Camelle hasta Arou, el pueblo vecino, donde nos sorprenderán la costa y su paseo de madera.
Monte y playa se entremezclan creando un contraste armonioso.
por Beatriz Hernández Padrón
Periodista
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