Ubicada en Austria, la ciudad nos enamora con sus colores vivos, arquitectura imperial y
En la histórica calle comercial de Salzburgo, mientras visitamos la casa natal de Mozart, podemos disfrutar de su exquisita repostería. Las pequeñas dulcerías con aire delicado y adornadas con colores dorados resaltan auténticas joyas.
Históricamente la calle Getreidegasse ha sido el centro del comercio y tránsito de la ciudad. A cualquier hora, derrocha vida y movimiento. Mientras paseas, llamarán tu atención los letreros de los comercios. Ilustraciones y letras se enmarcan en hierro fundido. Su origen se remonta a la Edad Media, momento en el que buena parte de la población no sabía leer ni escribir.
Comenzó a construirse en el año 1077 por el arzobispo Gebhard von Helffenstein, aportando
En el interior de La Fortaleza nos fascinarán salas doradas, columnas de mármol y la estufa de cerámica de 1501; siendo el más hermoso ejemplo del arte medieval. En la fortificación, descubriremos el museo, donde se encuentra la capilla privada del último constructor y una arcada románica del siglo XI. Dos tesoros descubiertos recientemente, en el año 1999.
¿Conquistamos nuestros oídos? Salzburgo es una figura única entre los festivales de música clásica, ya que sus programas musicales acogen a artistas internacionales y obras prestigiosas que fusionan tradición con las tendencias más vanguardistas.
Como broche, surcamos el río Salzach, nombre que bautiza la ciudad. El barco Amadeus nos conduce desde Makartesteg hasta Hellbrunn. Ofreciéndonos una bonita despedida con las vistas de la ciudad Vieja y Nueva.
Autor: Beatriz Hernandez Padrón
Periodista
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