Paola Bontempi: «La vida me ha enseñado que hay que aprovechar cada segundo»

Mujer de firmes convicciones, voz modulada y serena, confiesa que su pasión por la interpretación fue una vocación temprana. Formada en la London Academy Of Performing Arts, Guilford School of Acting y en UCLA, Bontempi se encuentra, en el momento de esta entrevista, inmersa en la promoción del largometraje El Ataúd de Cristal y en su participación en la serie Cuéntame.

 

 

Decía Greta Garbo que la vida sería maravillosa si supiéramos qué hacer con ella. Puede que si la pequeña Paola Bontempi  se hubiese tropezado con ella, le hubiera espetado: “Yo sé qué quiero hacer con ella, quiero ser como tú”. Nunca tendremos la certeza, aunque estamos seguros de que esta actriz, nacida en Santa Cruz de Tenerife, de padres chilenos, sí que supo desde el principio qué hacer con su vida, y ya con cinco años manifestó su deseo de hacer algo para “estar en la tele”. Curiosamente, en su familia, esta inquietud no causó ningún tipo de dilema. “En la crianza, mis padres me dieron alas para volar, me apoyaron desde el minuto uno y puedo decir que de no ser por ellos probablemente no sería tan feliz”.

 

Es una cara familiar en el Archipiélago, no sólo por sus intervenciones en múltiples series y películas, sino porque durante años ejerció de presentadora en algunos programas de televisión regional. Desde los 16 años no vive en las Islas, porque su ansia por formarse y trabajar la llevó a Londres, Los Ángeles y Madrid, donde formó una familia y reside ahora, a los 40 años, de forma habitual. Pero regresa con frecuencia; la última ocasión, para rodar con Andrés Koppel La Niebla y la Doncella.

 

 

¿Reconforta regresar a Tenerife y dejar atrás la vorágine madrileña?

A mí me encanta rodar en las Islas, especialmente a Tenerife, y dormir en casa, ver a la familia y los amigos. El rodaje de La Niebla y la Doncella, además, fue muy especial porque conozco a Andrés Koppel desde hace muchos años. Él fue quien me recomendó estudiar en UCLA porque también fue alumno de esa universidad. Lo aprecio mucho y le agradezco la oportunidad de trabajar con actores de la talla de Quim Gutiérrez, Verónica Echegui, Aura Garrido o Raúl Álamo, que acaba de ganar un Goya. Ha sido muy bonito.

 

¿Vivir en Madrid ha sido una elección profesional o personal?

Fueron varias circunstancias las que me trajeron hasta aquí, pero cuando viví en Los Ángeles y pensé en regresar a España porque no me veía viviendo allí y teniendo una familia allí, Madrid fue mi mejor opción. Luego estuve yendo mucho por Tenerife cuando trabajé en la Tele Canaria, pero realmente llevo quince años aquí, mi marido y mis hijas son madrileños y entiendo que Madrid me da más oportunidades a la hora de desarrollar mi carrera.

 

Pero, para una actriz, la competencia también es mayor en Madrid ¿no? ¿Cree que hay que dar el salto a la Península para forjarse una carrera como actriz?

Sí, y en Los Ángeles mayor que en Madrid, pero también tienes más oportunidades. No creo que haya que irse de las islas para vivir de la interpretación, simplemente es una decisión personal, de opciones y de aspiraciones. No me atrevería a recomendar a nadie como opción obligatoria dar el salto a la Península porque, como en todo, en esto no hay nada seguro.

 

¿Y existe algún problema especial para los intérpretes que quieran dar el salto?

Un hándicap importante que es el acento. Pero si voy a trabajar en Cuéntame me lo tengo que quitar. El canario suena muy latinoamericano y te encasillan.  Creo que por ello hay menos rango de oportunidades, y en ocasiones siento que se ha cerrado puertas por ello y me he puesto las pilas para poder adaptarlo según el papel al que opte.

 

¿Paola Bontempi se gana la vida como actriz?

¡Tengo rachas! (ríe) Pero está claro que la vida real de una actriz está muy alejada del glamour que la sociedad le atribuye. Aunque un gran porcentaje de este gremio no consigue llegar a final de mes, la vocación es lo que tira. Yo perdí un hermano hace poco, tenía 44 años. Te das cuenta de que el privilegio de vivir puede cesar en cualquier momento, que la vida es muy corta y que hay que ir a por lo que a una le apasiona y le hace feliz. Si le pones pasión a lo que es tu vocación, eres bueno en lo que haces y trabajas duro, acabará siendo tu modo de vida. De cualquier manera, en este país es que la Cultura está maltratada, por eso ves a los actores en los Goya tan reivindicativos, aunque no sea un problema exclusivo del mundo del audiovisual.

 

 

Ha trabajado con directores de muchos lugares, incluidos los canarios ¿Hay diferencias en el criterio creativo de un canario frente al de un director de otro lugar? ¿Existe el cine canario como existe el cine vasco, por ejemplo?

No me gusta hablar de identidades. En el cine, el director que está haciendo la película es el que debe plasmar su identidad, pero no necesariamente del lugar donde nació o creció. Habrá puntos en común entre ellos, pero lo que realmente refleja la película es el alma del realizador. A mí me gusta más pensar en un cine de autor que de región; ese es un cine que traspasa fronteras y que no se queda encasillado, aunque me parece mágico que, al finalizar y ver la obra completa, te des cuenta de que ahí está la identidad del autor que, también, por supuesto, es la de su región o su pueblo.

 

¿Cómo prepara los papeles, tiene algún método concreto?

Mi base, mis cimientos, están en Inglaterra, con lo cual mi primer encare es muy británico. Sin embargo, creo que a todo el mundo le pasa que con el tiempo vas cogiendo de los distintos métodos lo que a ti te funciona en cada personaje. Reconozco que el método británico para mi es fundamental, pero lo mejor es no constreñirse a un estilo único.

 

No es mala metodología. Los mejores actores y más versátiles en cuanto a disciplinas, son los británicos…

Tengo que darte la razón. Para mí son un ejemplo a seguir. Hace poco trabajé en Inglaterra en una serie para la BBC, Six Wives With Lucy Worsley, y lo disfruté muchísimo. Incluso su cultura de teatro, que se remonta a muchas generaciones atrás, está presente en ese método y es, para mí, un placer trabajar y disfrutar viendo a actores británicos.

 

¿Cuida mucho su imagen?

Bueno, el cuerpo es, definitivamente, una herramienta, hay que tenerlo en cuenta. Sin embargo, a veces la imagen limita. Una de las cosas que encuentro más fascinante de los actores es la capacidad de transformarnos y, sin embargo, en muchas ocasiones se nos estereotipa por el tipo de imagen que damos en nuestra vida diaria o en otros papeles.

 

¿Y nota que pueden haberla encasillado?

Bueno, somos actores y nos presentamos a muchos castings. A veces creo que no se explora suficiente el abanico de posibilidades que puede aportar cada intérprete, sí. Me temo que ocurre con frecuencia.

 

¿Tiene algún papel alejado de su imagen habitual que le hubiese gustado obtener y que no le dieran quizás porque no supieron ver más allá?

Alguno ha habido, lo confieso. El encasillamiento pasa más en España que en otros sitios. Mira Amy Adams, por poner un ejemplo muy cercano a mi aspecto habitual –tez blanca, ojos claros, pelo claro- y a ella pueden ofrecerle todo tipo de papeles. Me encantaría interpretar algo más alejado de lo que he hecho hasta ahora porque estoy segura de que puedo dar otros registros, más de mujer de barrio, más pegada a la realidad…Pero bueno, sigo trabajando en ello (ríe).

 

En Canarias existen exenciones fiscales a los rodajes nacionales e internacionales ¿en qué os ha beneficiado a los actores de las Islas?

Más que a los actores, ha beneficiado a la industria. Sobre todo los que se han dedicado al ámbito técnico se han visto beneficiados por el interés de las productoras en rodar en las Islas porque siempre se les dan oportunidades de incorporarse al equipo. Se le dan menos opciones al departamento artístico. Los casting vienen hechos desde el lugar de origen y los actores canarios quedan habitualmente para personajes de soporte. Igualmente, esto es una oportunidad de figurar en megaproducciones de Hollywood incluso, y siempre es un aprendizaje. En ese sentido, no nos podemos quejar.

 

 

Y, por fin, vuelven las ayudas al audiovisual, tanto del Gobierno de Canarias como del Cabildo de Tenerife… ¿Serán un impulso para el cine hecho en las Islas?

Bueno, ese aspecto es muy complejo. Está claro que sin un apoyo institucional, el cine en Canarias lo tiene difícil, pero no tengo una opinión formada sobre si estas ayudas son definitivas para impulsar la industria. Es un problema complejo, de carácter político, sobre el que sería osado si ofreciera una opinión.

 

¿Qué nuevos proyectos están al acecho?

Que se pueda contar… ¡Nada, que da muy mala suerte! Ahora estoy saliendo en Cuéntame,  y promocionando El Ataúd de Cristal, donde soy la protagonista y prácticamente la única actriz de la película.

 

El Ataúd de Cristal es un thriller con muy buenas expectativas.

Sí, la verdad es que estamos muy ilusionados con ella porque ha empezado ya un periplo de festivales internacionales con mucho éxito. Participó en sección oficial en Sitges, ya está vendida en EEUU y Canadá y está haciendo recorrido por otros festivales. Esperamos estrenarla pronto en salas comerciales. Es una peli que se lo merece porque ha llevado un esfuerzo tremendo y dedicación exclusiva. Se hizo sin apoyo de cadenas ni subvención ni nada. Dinero privado. Capitalizando nuestro trabajo.

 

¿Le piden mucho que trabaje gratis?

En los cortos, lo normal es el equipo artístico trabaje gratis. Uno lo hace porque cree en el proyecto. Luego se crea un grupo compacto en el que nos ayudamos y nos llamamos si a alguno le sale algo más grande o un largo. En los largometrajes no es lo normal, aunque con la crisis cada vez más existe ese modelo de capitalización del trabajo. Sin embargo, la factura de El Ataúd de Cristal es excelente y no parece que se haya hecho con tan poco dinero. Está implicada gente muy talentosa, desde el director, Haritz Zubillaga; pasando por el guionista, Aitor Eneritz; o el director de fotografía, Jon Domínguez, que es puro talento. Sin embargo, fue un rodaje de mes y medio muy duro.

 

Ya es complicada la maternidad con cualquier trabajo ¿cómo se las arregló en este rodaje?

Pues como siempre he hecho, gracias al apoyo de mi familia. En este caso, mi marido. En los primeros años de vida de las niñas me limité mucho los rodajes y, de hecho, puedo pasar mucho tiempo con ellas habitualmente. Con El Ataúd de Cristal rodábamos en Bilbao de lunes a sábado y el domingo cogía un avión para estar en Madrid en casa con mi familia. Emocional, psicológica y físicamente, la película supuso un desgaste inmenso, sobre todo por la implicación que supone una película tan oscura en la que exploras tanto y bajas a los abismos más insondables de la mente humana. Normalmente soy muy disciplinada para desconectar, cuando dicen corten, corto en todos los sentidos, vuelvo a casa y ya está, pero cuando te implicas en este nivel, es complicado. Estaba exhausta.

 

Últimamente se habla mucho de la diferencia de rango salarial entre hombres y mujeres. ¿Se ha visto afectada?

Bueno, yo no cobro lo mismo que Penélope Cruz, es lógico que haya diferencias de salario si un determinado actor es un valor para el productor. Sin embargo, el diferencial que hay con los actores varones de mi rango no lo conozco. Lo que sí tengo claro es que hay una necesidad de que existan más personajes femeninos  de cierta edad. Las mujeres maduras tienen mucho que dar en la interpretación porque han vivido mucho, pero tienen pocas oportunidades para contarlas.

 

 

Eso es más una cuestión de los guionistas y tampoco hay muchas féminas en ese gremio

Está claro que no existe la igualdad en la sociedad, que en todos los gremios existe esa diferencia en la que el hombre es más preponderante y que hay que seguir luchando por equipararnos. Sin embargo, yo creo que un hombre puede escribir también un papel que interprete una mujer madura, no creo que únicamente las mujeres puedan interpretar el mundo de las mujeres y que los hombres sean incapaces de hacerlo. En el arte, esa especial sensibilidad puede permitir perfectamente ponerse en el lugar de otro. Afortunadamente, estamos mucho mejor que hace años, aunque nos queda mucho que avanzar.

 

Puede contarme un sueño, alcanzable, pero sueño al fin y al cabo

Disfrutar la vida. En el ámbito profesional, llegar a un punto en el que pueda elegir trabajar en proyectos enriquecedores con gente que tenga buenas historias que contar. Salir de los estereotipos…

 

Por: M.J.León

 

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